
El dolor de garganta es una de las molestias más comunes y cotidianas, afectando a miles de personas cada año. En épocas de virus, estrés o una mala alimentación, es frecuente que se desencadenen infecciones recurrentes, lo que lleva a muchos a sufrir de una patología tras otra. Sin embargo, llega un momento clave en el que el dolor se intensifica: al tragar, el malestar se hace notable y se empieza a sospechar que algo más grave está ocurriendo.
En muchos casos, esto puede ser una angina, acompañada de placas en las amígdalas. Al acudir al médico, el diagnóstico se confirma y se receta un tratamiento con antibióticos para combatir la infección. Aunque se sigue el tratamiento al pie de la letra, la sensación de no recuperar la normalidad por completo puede generar incertidumbre. Es en ese momento cuando surge la pregunta: ¿qué pasos se deben seguir a partir de ahora?

Qué pasa si las anginas no mejoran con el antibiótico
Cuando se diagnostica angina, que generalmente es causada por infecciones bacterianas como la faringitis estreptocócica, los antibióticos son el tratamiento habitual. Sin embargo, hay ocasiones en las que, a pesar de seguir el tratamiento indicado, las placas persisten o incluso empeoran. En estas situaciones, pueden existir varias causas.
En primer lugar, es importante recordar que no todas las infecciones de garganta son causadas por bacterias. La mayoría de los casos de dolor de garganta en adultos son de origen viral, por lo que el antibiótico no tendría efectividad. Los virus, como el que causa el resfriado común o la mononucleosis, también pueden provocar la aparición de placas en las amígdalas, lo que requiere un enfoque diferente al tratamiento antibiótico.
Si la causa es bacteriana, es posible que el antibiótico recetado no sea el adecuado para combatir la infección. El estreptococo, la bacteria más común que causa la angina, puede ser resistente a ciertos antibióticos o puede no haber sido completamente erradicado. Esto puede suceder por varios motivos, como la elección incorrecta del antibiótico o el uso insuficiente del mismo. Por tanto, es fundamental seguir la pauta de tratamiento, ya que, si el antibiótico se interrumpe antes de tiempo, las bacterias pueden sobrevivir y generar resistencia.
¿Es posible que persistan las placas debido a una infección crónica?
En algunos casos, las placas en las amígdalas pueden ser signo de una infección crónica o recurrente. Esta patología puede estar relacionada con problemas subyacentes como la amigdalitis crónica o incluso con la presencia de abscesos, que son áreas infectadas que se acumulan en las amígdalas. Tal y como se indica en el portal especializado en medicina Mayo Clinic, en estos casos los antibióticos pueden no ser suficientes para eliminar la bacteria y puede ser necesario un tratamiento más agresivo, que a veces incluye una intervención quirúrgica. Eso sí, para determinar qué pasos hay que seguir es importante contar con la opinión de un profesional médico.
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