El maestro que luchó contra el bullying y venció: “Cuando tienes un conflicto con un menor y conoces a los padres, te das cuenta de por qué se comporta así”

Toni García Arias ha publicado ‘Aulas sin bullying, aulas sin miedo’, el libro con el que busca que los niños y adolescentes encuentren un espacio seguro dentro y fuera de clase

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Toni García Arias. (Cedida)
Toni García Arias. (Cedida)

¿Qué se enseña en un aula? Unos creen que las clases deben ceñirse a las matemáticas, la literatura, la historia y las asignaturas que quedan bien atadas en los libros de texto. Otros consideran que la escuela es el lugar donde nacen los ciudadanos. Toni García Arias, maestro y director del colegio Joaquín Carrión Valverde de Murcia, va más allá y se mantiene firme en que debe ser el lugar donde se formen las personas con valores. Por eso, se centra en inculcar el respeto, la empatía y el cuidado de los otros.

El acoso escolar es todo lo contrario de la filosofía que trata de impartir García. Así, desde que entró en la dirección de su centro, tomó medidas para acabar de raíz con este problema que afecta a uno de cada diez menores en España, según los datos de la Fundación ANAR. Ahora, el profesor, que también imparte clases en el máster de Psicopedagogía en la Universidad Internacional de Valencia, ha publicado Aulas sin bullying, aulas sin miedo (Pirámide, 2025), un libro con el que busca que los niños y adolescentes de otros centros encuentren un espacio seguro dentro y fuera de clase.

-Pregunta: ¿Cómo se previene el bullying?

-Respuesta: A través de la mediación escolar, de forma que sean los propios alumnos los que sean conscientes de la importancia de regular sus comportamientos para que sean pacíficos y cívicos. Por ejemplo, en mi colegio, tenemos un grupo de mediación formado por alumnos que trata los conflictos en el patio antes de que llegue el profesor. Eso nos ha eliminado un montón de peleas y además hace que ellos gestionen sus propios conflictos. Aparte de esto, también tenemos charlas sobre el acoso con la Policía y contamos con el orientador del centro.

-P: Es un tipo de cultura y de dinámica diferente a la que suele darse en los patios y aulas.

-R: Correcto. Cuando llegué a este centro, el clima de convivencia no tenía nada que ver con el que hay ahora. Entonces, había alumnos problemáticos, mucho ausentismo y mucha violencia dentro del patio, lo que es la violencia de baja intensidad: insultos, collejas, motes. Todo eso se permitía. Cuando entré de jefe de estudios, lo eliminé. Cuando te encuentras con un centro así, no te queda más remedio que actuar de una manera contundente. Sin embargo, una vez que has podido generar una cultura distinta, que es la que ya tenemos ahora, los conflictos prácticamente no existen porque siempre se resuelven de una manera pacífica y dialogante. Puede surgir alguno que nos llegue hasta el despacho, pero no suele pasar. Por eso, hay que introducir dentro de los centros educativos una cultura basada en el diálogo. La cultura de la violencia dentro de los centros educativos se ha normalizado y parece que es normal que haya agresiones, pero no debería ser así. Un centro educativo no puede ser un lugar donde un niño vaya con miedo por si el día de mañana le pegan.

-P: ¿Cuál es el papel que tienen los padres en esta ecuación?

-R: Desde hace ya años vamos viendo que los padres están delegando en la escuela parte de la educación que corresponde al ámbito familiar, pero luego, cuando intentas ejercer esa educación en valores, te lo recriminan o te ponen en cuestión. Entonces, las familias cumplen un papel fundamental y tienen que darse cuenta de que los valores que nosotros estamos educando en la escuela, de respeto, de responsabilidad, etcétera, también tiene que tener continuidad en casa. De hecho, debería nacer en casa y nosotros reforzarlo, aunque hoy en día es al revés. Vivimos una situación en la que los padres te cuestionan constantemente en todos los ámbitos.

-P: ¿Qué puede hacer un profesor ante esta situación?

-R: A veces, cuando tienes un conflicto con un menor y conoces a los padres, te das cuenta de por qué el menor se comporta así. Muchas veces es el reflejo de unos padres con un comportamiento agresivo y violento, que incluso llega a las amenazas. Cuando eso sucede, es muy difícil la intervención escolar y tienen que entrar los servicios sociales. También hay un aspecto fundamental: tiene que haber una sanción, y es la parte que nos olvidamos muchas veces en los centros educativos. Si no, los adolescentes tienen la sensación de que hay una impunidad total y pueden actuar contra la norma cuando les dé la gana. Estos días, con el tema del menor con parálisis cerebral en Cantabria al que atacaron sus compañeros, había quienes se estaban preguntando que dónde estaba la vigilancia. Pero eso es una derrota del sistema educativo: el problema no está en la vigilancia, sino en que haya menores que se comportan así. No desviemos la mirada porque las agresiones hacia los padres también están en aumento, igual que las agresiones sexuales.

-P: ¿Crees que hay algún tipo de relación entre el aumento de todos estos tipos de violencia y el uso de los móviles?

-R: Sí, es uno de los grandes problemas que hay en la educación actual. La imagen que ellos están recibiendo, por ejemplo, de cómo son las relaciones sexuales, es a través de TikTok o de la pornografía. Sus referentes están en las redes sociales y no son precisamente los mejores. Tenemos un problema si nosotros no educamos a nuestros menores y dejamos que sea internet quien lo haga. Solamente tienes que darte un paseo por TikTok. Hay una sexualización enorme en el campo de las relaciones, por ejemplo. Pero también hay un aumento de la agresividad. Incluso se graban pegándose y lo ven gracioso. Y lo más preocupante es que los padres no se enteran ni de la mitad. Cuando tengo confianza con ellos, me enseñan cosas que ven a través de las redes sociales que a mí me ponen los pelos de punta.

Una niña revisa mensajes en
Una niña revisa mensajes en su teléfono. (Marco Wolff/Pixabay)

-P: Uno de los mitos que desmientes es que los acosadores no siempre son niños vulnerables con baja autoestima, como se tiende a pensar, sino que puede ser lo contrario. Dices que también los hay con una autoestima elevada y narcisista.

-R: Es cierto, los menores que viven en una situación vulnerable, en ocasiones, se comportan de manera agresiva, pero no lo hacen con la intención de hacer daño, sino que dan una respuesta hacia el mundo por lo que están sufriendo. Sin embargo, los que son acosadores sistemáticos suelen ser precisamente todo lo contrario. Suelen ser los narcisistas, los chulos, los que se creen por encima de todo, los que tienen una relación con la familia donde ellos son los reyes y consiguen todo lo quieren. No tienen esa falta de autoestima, sino que son egocéntricos porque se les ha educado en el todo y en el capricho. A ellos nunca se les ha dicho que no, no tienen resistencia a la frustración y su modo de relacionarse es a través de reírse y pegar a los demás. Suelen ser de ámbitos familiares con mucho poder adquisitivo y que, prácticamente, no ven a sus padres en todo el día. Sin embargo, tiene miles de objetos para la ausencia. Tienen absolutamente todo, menos resistencia a la frustración y, por tanto, cuando llegan al entorno educativo tampoco quieren cumplir las normas y son los que acosan a los demás.

-P: ¿Qué se hace en estos casos?

-R: Para que estas personas vean que hay un mundo diferente, lo que hay que hacer es sacarlos de su entorno. En el ámbito familiar es complicado, porque viven en un mundo cómodo, pero nosotros tenemos que hablar con los padres y hacerles entender que en algún momento tienen que decirles que no y negarles ciertos objetos, además de llevar a cabo una educación más equilibrada y no tan permisiva. En el centro educativo, si tengo alumnado de ese estilo, por ejemplo, intento que comprenda otras realidades a través del Aula Abierta, donde tenemos a alumnos con TEA (Trastornos del Espectro Autista) y alumnos con síndrome de Down. A los alumnos que tienen un ego demasiado elevado, los metemos ahí para que ayuden a otros y aprendan a meterse en su piel. Eso les baja muchísimo ese grado de egocentrismo. Cuando ven que un compañero tiene unas necesidades incluso físicas tan grandes, se quedan impactados. Están acostumbrados a un entorno muy cómodo y cuando haces que hagan una labor social en favor de los demás, les suele cambiar bastante el chip.

El Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes ha propuesto a las comunidades autónomas que en Educación Primaria y Secundaria no se utilice el teléfono móvil en horario lectivo. (Fuente: Ministerio de Educación)

-P: Pero también hay una parte de sanción, como recoges en el libro.

-R: Nosotros tenemos medidas en función de la gravedad. La más contundente, y la aplicamos a pesar de que sea primaria, es la expulsión cuando hay agresión o en casos de acoso. Me parece muy bien toda la intervención con el acosador, pero el alumno acosado tiene que ver que el sistema le protege. Lo que solemos hacer con el acosador es intentar ver de dónde viene el origen. A partir de ahí, nosotros vamos viendo cuál es su comportamiento dentro del aula, hacemos un seguimiento y si son niños ya un poco más pequeños, también le ponemos un alumno tutor de un curso superior con muy buen comportamiento para que esté con él en el patio y vaya jugando con él e imitando su comportamiento.

-P: Por el otro lado, ¿cómo se debe actual con el menor que ha sufrido acoso?

-R: A ese niño, normalmente, le rompe la autoestima. Se quiebra muy rápidamente y se recupera muy difícilmente. Entonces, lo primero que hay que hacer es protegerle cuando dice lo que está pasando. Se hace un plan de vigilancia para que ese menor no quede nunca solo ante ante la posibilidad de que estos otros los agredan. Después, se investiga y se habla con el resto de compañeros para ver si efectivamente hay un caso de acoso escolar. Si se da el caso, la sanción tiene que ser ejemplar para que el menor vea que aquellos que le han agredido han sido sancionados, porque si no el, el menor agredido se siente humillado en dos ocasiones, primero por sus compañeros y en segundo lugar por el centro educativo.

-P: Forma parte de esta cultura que comentabamos al principio.

-R: Eso es. Si hay esa cultura, en cuanto pasa algo raro, te enteras rápidamente porque algún alumno te lo va a comentar si hay esa confianza. Si ellos saben que el centro educativo va a responder más tarde o más temprano, te enteras porque confían en ti. Si los alumnos no creen que el centro va a responder, no te vas a enterar de nada, porque ellos lo ocultan. En este sentido, trabajamos mucho el aspecto emocional y hacemos muchas actividades relacionadas para que ellos sepan que hay diferentes realidades y que comprendan que hay diferentes necesidades y que todos formamos parte de una misma sociedad.