
El divorcio de mutuo acuerdo continúa ganando terreno como la vía más utilizada por las parejas para disolver su matrimonio en España. Esta modalidad legal, contemplada en el Código Civil y regulada por la Ley de Enjuiciamiento Civil, permite que ambos cónyuges pongan fin a su vínculo matrimonial mediante una solicitud conjunta y un convenio regulador que establece los términos del acuerdo alcanzado entre las partes.
Qué es el divorcio de mutuo acuerdo
Este tipo de divorcio se da cuando ambas partes coinciden no solo en la decisión de separarse legalmente, sino también en los términos concretos de esa separación. Esto incluye acuerdos sobre la guarda y custodia de los hijos, el régimen de visitas, la pensión alimenticia, el uso de la vivienda familiar, la liquidación del régimen económico matrimonial y cualquier otra cuestión patrimonial o personal derivada de la ruptura.
La clave aquí es el diálogo. A través de la negociación directa entre los cónyuges —con frecuencia con la ayuda de abogados o mediadores— se alcanza un entendimiento que se plasma en un documento llamado convenio regulador, el cual será presentado ante una autoridad judicial o notarial, dependiendo del caso.
Cómo se llega a él
La base de un divorcio de mutuo acuerdo es la voluntad común. Es necesario que ambas personas reconozcan la necesidad de separarse, no como una derrota, sino como un paso responsable y necesario para su crecimiento personal y emocional. Generalmente, este tipo de divorcio no ocurre de la noche a la mañana. Puede venir precedido por conversaciones difíciles, intentos de reconciliación o incluso procesos de terapia de pareja.
Una vez tomada la decisión, los cónyuges pueden iniciar el proceso por su cuenta o buscar el asesoramiento de profesionales. Algunas parejas optan por contratar a un único abogado que represente a ambos, mientras que otras prefieren contar con representación individual para asegurarse de que sus derechos y necesidades estén plenamente cubiertos. En casos en que existan desacuerdos puntuales, la mediación familiar puede ser de gran ayuda para encontrar soluciones equilibradas.
Requisitos legales y proceso
Si bien los requisitos pueden variar dependiendo del país o del estado, existen elementos comunes en la mayoría de las jurisdicciones. Para comenzar, debe haber transcurrido un tiempo mínimo desde la celebración del matrimonio —normalmente tres meses—, salvo que existan circunstancias especiales que justifiquen una excepción, como situaciones de violencia o riesgo para alguno de los miembros de la familia.
El procedimiento puede iniciarse de forma conjunta, presentando ambos cónyuges una demanda de divorcio acompañada del convenio regulador. Cuando no hay hijos menores o dependientes económicamente, muchas legislaciones permiten realizar este trámite directamente ante notario, lo cual simplifica aún más el proceso. Sin embargo, cuando hay hijos menores, el proceso debe necesariamente pasar por el juzgado de familia, para que el Ministerio Fiscal supervise que las medidas acordadas no perjudiquen sus derechos ni su bienestar.
Una vez que el convenio regulador es revisado y aprobado por la autoridad correspondiente, el divorcio se formaliza mediante una sentencia judicial o una escritura pública, y el vínculo matrimonial queda oficialmente disuelto.
Qué debe contener el convenio regulador

Este documento es el eje del divorcio de mutuo acuerdo y debe ser redactado con especial atención. Entre sus contenidos principales figuran:
- El acuerdo sobre la custodia de los hijos (si los hay), ya sea compartida o exclusiva, y el régimen de visitas del progenitor no custodio.
- Las pensiones alimenticias o compensatorias, si proceden.
- El reparto de bienes y deudas acumulados durante el matrimonio.
- La atribución del uso de la vivienda familiar.
- Cualquier otra disposición que los cónyuges consideren relevante para su nueva situación.
Es fundamental que este convenio sea claro, equilibrado y viable en el tiempo, ya que de ello dependerá que el proceso sea aprobado sin contratiempos por el juez o el notario.
Ventajas y beneficios
Optar por un divorcio de mutuo acuerdo tiene múltiples beneficios. En primer lugar, destaca por su rapidez: mientras que un divorcio contencioso puede durar meses o incluso años, el consensuado suele resolverse en cuestión de semanas. También es más económico, ya que evita costes judiciales elevados y la duplicación de servicios legales. Pero, sobre todo, es emocionalmente menos dañino, lo que cobra especial relevancia cuando hay hijos involucrados.
El divorcio de mutuo acuerdo permite preservar, en la medida de lo posible, una relación cordial entre los ex cónyuges. Esto no solo facilita futuras interacciones, sino que también genera un ambiente más sano y estable para los hijos, quienes sufren menos cuando ven que sus padres son capaces de colaborar por su bienestar.
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