
Las fechas de caducidad, que por lo general siempre figurarán en el recipiente o envase del producto al que se refieren, indican el momento hasta el que se pueden consumir de forma segura. Por supuesto, no es enteramente rígido, ya que no es indicativa de un cambio instantáneo en las propiedades del alimento, sino que se trata de una aproximación a la fecha en la que el producto comenzará a deteriorarse. Sin embargo, en general se recomienda no consumirlos después de esa fecha, independientemente de su aspecto u olor.
Al mismo tiempo, hay alimentos con los que se debe seguir más estrictamente esa recomendación de consumo, pues son más susceptibles de ser nocivos en caso de echárselos a la boca cuando están caducados, como el pescado, la carne, o algunos productos lácteos.
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Además, se debe diferenciar entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente. Mientras que la primera debe seguirse más a rajatabla por indicar cuándo el producto pasa a ser potencialmente nocivo, la fecha de consumo preferente es simplemente indicativa de cuándo el producto empezará a mostrar alteraciones o la pérdida de sus propiedades, como olor, textura, u otras características.
En general, los supermercados y demás comercios retiran los productos alrededor de sus fechas de caducidad. Además, en ocasiones se ofrecen descuentos por los productos a los que le quede poca vida útil para propiciar su compra y consumo y evitar el desperdicio.

Una mujer compró una caja de cerveza que debía consumirse preferentemente antes de marzo de 2025
Sin embargo, no siempre es así: recientemente, según ha informado 20minutes, una mujer suiza habría comprado una caja de la marca portuguesa de cerveza Sagres en un Aldi de Männedorf. Posiblemente, no se fijaría en el momento de la compra por asumir que, si estaba en venta, no estaría “caducada” (aunque la cerveza no caduca y, de hecho, varios de sus ingredientes limitan el desarrollo de bacterias, como el lúpulo), pero cuando llegó a casa, para su sorpresa, la fecha de consumo preferente tenía ya casi dos años, a falta de un par de meses.
“Al principio pensé que no podía ver bien y me puse las gafas”, dijo. Pero no había duda: la cerveza efectivamente había “caducado” hacía dos años. “Puede pasar una cerveza con unos meses de retraso, ¿pero dos años?”, preguntó todavía incrédula. “Es realmente imbebible ahora”.
Aldi, por su parte, no ha tardado en pronunciarse al respecto, como cabía esperar: “Queremos disculparnos sinceramente con el cliente afectado por las molestias causadas”, respondió el establecimiento que, como iba siendo hora, cambiará la cerveza caducada. Según la cadena de supermercados, el personal revisa periódicamente los productos expuestos en los estantes, separando aquellos cuya fecha de caducidad se acerque. “Aunque hemos establecido controles y procesos estrictos, lamentablemente nunca se puede excluir por completo el error humano”, explicaron.
En cuanto a la clienta, que anteriormente nunca se había fijado en las fechas de caducidad de las cervezas al comprarlas, aconseja que “todos debemos tener más cuidado”. Seguramente a partir de ahora se asegure siempre de comprobarlo.
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