
El primer duelo que Paul McCartney atravesó en su vida fue apenas a los 14 años. Su madre, Mary Patricia McCartney, murió por una embolia a raíz de una complicación de una cirugía de cáncer de mama.
A finales de la década de los 60, cuando The Beatles alistaba su último álbum antes de su dolorosa separación, Mary lo llamó durante un sueño y le dio un consejo: “Déjalo ser” (Let it be), esa sola frase se convirtió en el título del histórico disco y uno de los más vendidos de su tiempo.
“En los años 60 tuve un sueño en el que mi madre, que había fallecido, se me apareció y me tranquilizaba diciéndome: ‘Todo va a salir bien. Déjalo ser...’”, comentó el músico británico durante su participación en Carpool Karaoke de James Corden.
Tras despertar, recordó el sueño y pensó que era una idea genial. “Entonces me senté y escribí la canción inspirándome en la sensación que me había transmitido ese sueño”, detalló a The Salt Lake Tribune.

La cruel enfermedad volvería a tocar la puerta de su familia en la década de los 90: su esposa Linda McCartney, colaboradora en Wings y compañera de aventuras, fue diagnosticada también con un cáncer de mama.
Paul y Linda vivieron años de felicidad junto a sus cuatro hijos en la Granja High Park, ubicada en el oeste de la península de Escocia —alejada del mundo entero, que no paraba de hablar sobre el fin de los Beatles—, desarrollando un fuerte vínculo con la vida familiar y la naturaleza.
En 1966, el ex Beatle había adquirido los 200 acres de suelo muy cerca de la localidad de Campbeltown. No pasó mucho tiempo para que él y Linda cruzaran sus caminos, luego de que él terminara su romance con Jane Asher en 1968.
“Cuando conocí a Linda y empezamos a salir juntos, ella me dijo: ‘¿No tienes una casa en Escocia?’. Fuimos allí y le encantó. Le encantaba la naturaleza salvaje, montar a caballo y los animales en general”, detalló el cantautor, según recogió la BBC.

La pareja contrajo matrimonio en 1969 y ambos resistieron a la ruptura de los Beatles en 1970. Poco después, Linda se unió a su esposo en Wings, la banda que él co-fundó junto a Denny Laine.
De acuerdo al crítico musical Robert Hilburn, de Los Angeles Times, Paul explicó las razones por las cuales necesitó hacer música con Linda: “Lo que la gente no entiende es que soy yo quien quiere a Linda en el escenario. Con los Beatles, siempre tenía a mis amigos conmigo en el escenario".
“Podía girarme hacia un lado y ver a John [Lennon] o hacia otro y ver a Ringo [Starr]... así que quería tener a mi compañera conmigo en el escenario otra vez”.
Tras la separación de Wings, Paul McCartney continuó con su carrera en solitario, mientras que Linda se dedicó enteramente a la fotografía, una de sus grandes pasiones además de la música.
“Cuando ella vino a Gran Bretaña y nos juntamos, lo mejor de todo era que los dos queríamos ser libres”, recordó Paul en la misma entrevista y agregó en referencia al archivo fotográfico de su familia en esos años: “Hicimos lo que queríamos y ella lo fotografió todo”.

Durante el tratamiento de su esposa contra el cáncer, él la describió como “la persona más positiva del mundo”, según recogió The Angeles Times. Cuando fue consultado acerca de cómo logran mantenerse tan unidos, afirmó: “Supongo que es porque nos adoramos mutuamente”.
Linda McCartney murió a los 56 años el 17 de abril de 1998. “Tanto mi madre como Linda murieron de cáncer de mama”, afirmó el artista, de acuerdo a la BBC. A diferencia de su madre, cuya muerte no entendía del todo en su adolescencia, la pérdida de su esposa tuvo un duelo mucho más libre, permitiéndose sentir todo el dolor.
“Creo que lloré durante aproximadamente un año, de forma intermitente”, confesó McCartney al medio británico. “Esperas verlos entrar, a esa persona a la que amas, porque estás muy acostumbrado a ellos. Lloré mucho. Era casi vergonzoso, excepto porque parecía lo único que podía hacer”.
Paul McCartney reveló la trágica noticia mediante un comunicado oficial que replicó las últimas palabras que le dedicó: “Estás montada en tu hermoso semental Appaloosa. Es un hermoso día de primavera. Cabalgamos por el bosque. Las campanillas están en flor y el cielo es de un azul claro”.
“Apenas había terminado la frase cuando ella cerró los ojos y se fue tranquilamente”, sostuvo en el pronunciamiento.

Años antes de perder a Linda, Paul ya había enfrentado la traumática pérdida de John Lennon, quien fue asesinado a tiros por Mark David Chapman el 8 de diciembre de 1980 en la entrada de su apartamento de Nueva York. El famoso artista y músico británico tenía 40 años.
Paul y John se conocieron en 1957 cuando aún eran adolescentes durante una fiesta de jardín en Woolton, Liverpool. Ambos habían sufrido la muerte prematura de sus madres, y parte de ese trauma les permitió conectar de inmediato.
“Ese fue el día, el día en que conocí a Paul, en que todo empezó a cambiar”, sostuvo Lennon a la prensa una década más tarde, de acuerdo al libro John and Paul: A Love Story in Songs, de Ian Leslie.
En la misma publicación, McCartney describió el origen de su amistad: “Cada uno de nosotros sabía lo que le había pasado al otro... a esa edad no se te permite estar devastado, y sobre todo siendo niños, adolescentes, simplemente te encoges de hombros y sigues adelante”.
El duo McCartney-Lennon fue responsable de 65 canciones de los Beatles, trabajando entre risas, juegos, consejos, peleas, ofensas y todo lo que involucra una verdadera amistad.
“Una de las grandes bendiciones de mi vida es que hicimos las paces”, sostuvo McCartney en su libro Wings: The Story of a Band on the Run, publicado el pasado 4 de noviembre.
Y agregó en su relato: “Nos habíamos querido toda la vida, habíamos tenido nuestras discusiones y nos habíamos insultado. Pero nunca fue nada más grave que lo que pueden tener dos hermanos en una familia”.
La última llamada que compartieron los exBeatles fue “una conversación muy feliz”. En cuanto a la mañana del fatídico día, Paul definió la situación como “confusa”. “No podías asimilarlo. Yo todavía no lo he asimilado. No quiero hacerlo”, admitió.

Otras pérdidas que afectaron a Paul McCartney fueron las de George Harrison y Denny Laine. En 2020, durante la pandemia de COVID-19, el músico aseguró que Harrison, quien falleció por una metástasis cerebral derivada de un cáncer al pulmón, dejó su espíritu en un árbol conífero de hoja perenne que le regaló antes de su deceso en 2001.
“A George le gustaba mucho la horticultura, [era] un jardinero realmente bueno”, contó el intérprete durante una conversación con All Things Considered de la NPR. “Me regaló [el] árbol. Es un gran abeto y está junto a mi puerta”.
El árbol fue plantado en Peasmarsh, en su finca de East Sussex, Inglaterra, y simboliza los recuerdos que tuvieron juntos.
“Es precioso. Él me lo regaló, así que lo planté. Pero luego, con el paso de los años, cada vez que lo miro pienso: ‘Es el árbol que me regaló George’. George ha entrado en ese árbol por mí. Espero que esté contento con eso", expresó.
En 2021, el vigésimo aniversario de la muerte de Harrison, Paul McCartney dedicó un homenaje a su ex compañero de banda mediante sus redes sociales.

“Es difícil creer que hayamos perdido a George hace ya 20 años”, escribió en su perfil de Instagram debajo de una fotografía. “Echo mucho de menos a mi amigo. Con cariño, Paul”.
Fuera de su faceta como Beatle, el músico fue uno de lo fundadores de Wings, la banda en la que se centra su nuevo libro. Tras la muerte de Denny Laine, co-creador de Wings y amigo cercano, reconoció que albergaba esperanza en torno a su estado de salud.
“Oí que Denny estaba mejorando, que había esperanza para el futuro, pero obviamente no fue así”, dijo a Mojo. “Es muy triste porque Denny era genial. ¿Te imaginas intentar formar otra banda después de The Beatles? Con Denny, lo conseguimos”.
Mediante un tributo en Instagram dedicado a Laine tras su muerte, Paul destacó guardar buenos recuerdos con él incluso desde que ambos estaban en sus respectivas bandas originales (The Moody Blues y los Beatles).

Además, recordó cómo era “un vocalista y guitarrista excepcional”, destacando su famosa interpretación de “Go Now”, un tema de Bessie Banks que “cantaba de forma brillante”.
“Nos habíamos distanciado, pero en los últimos años conseguimos restablecer nuestra amistad y compartir recuerdos de los momentos que pasamos juntos. Denny tenía un gran talento, un fino sentido del humor y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás”, puntualizó.
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