
El 21 de marzo de 1999, Gwyneth Paltrow subió al escenario del Shrine Auditorium de Los Ángeles para recibir el premio Oscar a Mejor Actriz por su papel en Shakespeare in Love.
Las imágenes del evento, en las que la actriz aparece con un vestido rosa pálido, se transformaron rápido en un hito de la cultura pop.
Sin embargo, detrás de esa postal quedaba una trama desconocida marcada por tensiones, exigencias y dudas en torno al vestido, un diseño de Ralph Lauren que hoy es considerado uno de los más memorables en la historia de los premios.
La historia de ese vestido ha sido reconstruida en el libro Gwyneth: The Biography, escrito por Amy Odell, que desentraña los detalles ocultos del proceso que precedió al gran debut.
De acuerdo al relato de Odell, la elección del vestido no sólo estuvo inspirada en el estilo de Grace Kelly, sino que atravesó un proceso de múltiples alteraciones debido a cambios físicos de la artista.

Paltrow, según testigos y colaboradores citados en la biografía, “no venía comiendo mucho” en los días previos a la ceremonia y su pérdida de peso motivó que la casa neoyorquina Ralph Lauren gestionara varias pruebas adicionales.
La estrella de Hollywood pidió reiteradas veces a los diseñadores bajar el escote, y esa seguidilla de modificaciones provocó la frustración del propio Lauren, quien estuvo tentado de no enviar la prenda de regreso a Los Ángeles.
Finalmente, el equipo cedió ante la insistencia de Gwyneth Paltrow y una costurera viajó con el vestido para ajustar los últimos detalles. Pero las complicaciones no se detuvieron ahí. La noche de la ceremonia, el vestido evidenció imperfecciones.
Odell relata que “la tela presentaba pliegues, estaba un poco arrugada y quedaba suelto en el torso, como si hubiera perdido alrededor de 5 kilos de golpe”.

La causa era simple: Paltrow había decidido no utilizar el corset interior desmontable, una pieza clave para asegurar el ajuste del diseño. Esta ausencia no pasó inadvertida para Lauren, que expresó su descontento por el aspecto final.
A pesar de las adversidades, el vestido quedó inmortalizado como un ícono y, casi tres décadas después, Gwyneth Paltrow lo conserva cuidadosamente.
Su intención es heredarlo a su hija, Apple Martin, de 21 años, a quien tuvo junto a Chris Martin. Así lo contó la actriz en una entrevista concedida en 2015: “Tal vez lo use para su graduación y haga algo como en Pretty in Pink, lo modifique o lo corte. No sé si la dejaría cortarlo”, comentó sobre el vestido de Ralph Lauren.
Desde muy joven, la protagonista de Iron Man reservó cada vestido utilizado en la ceremonia de los Oscar, en previsión de que su hija pudiera elegir alguno en el futuro.
Hasta ahora, Apple Martin no ha lucido el célebre vestido rosa, aunque sí homenajeó otras elecciones de su madre. En 2023, optó por el vestido de Alexander McQueen que Paltrow vistió en los Oscar dos décadas atrás, una prenda que generó debate en su momento por la decisión de buscar “un poco de punk” en medio de la gala.

La colección de la celebridad incluye piezas históricas que han encontrado nuevos destinos, como el vestido de Calvin Klein utilizado en 2000, subastado durante la pandemia en beneficio de organizaciones caritativas.
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