Durante el rodaje de Stranger Things en Atlanta, una joven actriz británica encontró algo más que el escenario de una superproducción: descubrió una granja. Frente a la casa que su familia había adquirido con los ingresos de la serie, Millie Bobby Brown halló un refugio que transformaría su vida pública en una existencia marcada por la tierra, los animales y el silencio. Hoy, con apenas 21 años, vive allí junto a su marido Jake Bongiovi y 62 animales. “Crecí sin dinero. Cuando mis padres compraron la casa, recuerdo tener por primera vez algo propio, vivir sin miedo por el alquiler”, declaró a Call Her Daddy, recordando el origen de ese espacio que se convirtió en su centro de gravedad.
Desde su granja en Georgia, Brown gestiona una carrera que desafía las convenciones de Hollywood: no vive en Los Ángeles, no usa personalmente redes sociales —las delega— y elige proyectos donde actúa y ejerce como productora ejecutiva. Aun así, su imagen es omnipresente en Netflix, donde protagonizó cuatro superproducciones, entre ellas Damsel y Estado eléctrico, esta última con un presupuesto estimado por Deadline Hollywood en 320 millones de euros, lo mismo que costaron juntas las últimas 15 ganadoras del Oscar.
Una vida “tradicional pero poco convencional”
Millie Bobby Brown se define como “tradicional pero poco convencional”, una idea que profundizó en una entrevista con Vanity Fair: “No lo hago por estética. Lo hago porque lo amo”. En el mismo perfil, rechazó las idealizaciones modernas de la figura de la ama de casa tradicional, conocidas como “trad wives”. Para ella, vivir en una granja es algo físico y concreto: “Si no estás levantando mierda de caballo o lavando una vaca con tus propias manos, entonces esa vida no es para vos. En absoluto”.
En ese entorno rural, fundó la organización de rescate animal Joey’s Friends, que alberga perros rescatados de refugios donde iban a ser sacrificados. Uno de esos animales es Mama, una bulldog que, según contó entre risas a Us Magazine, tiene su propia cinta de correr y una televisión que reproduce un video de leños ardiendo: Mama recibió donaciones de fans de Nicola (Peltz Beckham). De los 62 animales que viven con ella, 23 son de su protectora. El resto —caballos, vacas, ovejas, un burro ciego y diez perros— forman parte de la vida cotidiana de la actriz, que incluso recibió clases de veterinaria, según El País.
Millie Bobby Brown alcanzó la fama global a los 10 años como la telequinética Once en Stranger Things, pero el fenómeno tuvo su costo. “Me conociste con 10 años y mi cara ha crecido. Quise cambiarme para contentar a las masas, pero mi rostro cambia y llevo mucho maquillaje, porque es quien soy. No me vas a decir cómo ser una mujer”, afirmó en un podcast sobre el acoso en redes sociales, citado por El País.
Una trayectoria controlada desde la infancia
A los 15 años, fundó la marca de belleza Florence by Mills, bautizada así en honor a su abuela. A los 19, publicó su primera novela, Diecinueve escalones, inspirada en relatos de la Segunda Guerra Mundial que le contaba esa misma abuela. Mientras tanto, estudia servicios humanos en la universidad, como parte de su rol de embajadora de UNICEF.
Desde sus inicios, su carrera estuvo marcada por la iniciativa propia: fue ella quien propuso a Legendary y a Netflix llevar a la pantalla los libros de Enola Holmes, una saga juvenil que leía con su hermana. “Millie es una fuerza de la naturaleza: impredecible y deslumbrante”, escribió el director Juan Carlos Fresnadillo a El País al hablar de su experiencia en Damsel, la película más vista de Netflix en 2024. “Su carisma e instinto la convierten en una actriz que sigue creciendo película a película. Esa intensidad se proyectó en la historia de supervivencia y transformación de una mujer que descubre su fuerza interior”, agregó.
La granja es un hogar para Brown y para su esposo. Jake Bongiovi, hijo del músico Jon Bon Jovi, quien se casó con ella en mayo de 2024. En Us Magazine, la actriz contó que ambos acordaron previamente sus valores y aspiraciones: “Hablamos de nuestras opiniones políticas, del tipo de familia que queremos formar, del hogar en el que queremos vivir, del tipo de relación que buscamos, del tipo de carreras que deseamos. Es una decisión tan importante, y queríamos asegurarnos de estar tomando la correcta. Yo sabía que lo era. Siempre se sintió bien con él”.
La misma distancia que mantiene de Hollywood la tiene del ruido cotidiano: “No tengo muchos amigos, por ser quien soy”, dijo a Vanity Fair. “No fui al colegio, y no soy la mejor relacionándome”. Con sus palabras, dejó claro que esa granja no es solo un retiro: es un lugar desde el que ordenar el mundo a su manera, lejos del brillo de las premieres, pero en el corazón del algoritmo.
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