En la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2025, Agusto Salvatto reflexionó sobre las tensiones entre educación, tecnología y sociedad digital durante su presentación El trabajo y la educación en “La era del malestar”. En el Hall Central, frente a un auditorio atento, el autor de La era del malestar analizó cómo las redes sociales y los algoritmos han configurado nuevas formas de malestar contemporáneo, pese a vivir en la época de mayores avances materiales de la historia.
La charla, moderada por Patricio Zunini, permitió desplegar un recorrido que fue desde la vida cotidiana hiperconectada hasta los cambios que la inteligencia artificial impone en la educación y el trabajo. Salvatto abordó el fenómeno de la burbuja digital, el mandato de felicidad impuesto en redes sociales y la desconexión emocional que surge en sociedades sobreexpuestas a pantallas.
Además de sus reflexiones teóricas, el autor compartió experiencias concretas desde su rol académico en la Universidad de San Andrés y relató cómo surgió Usina del Conocimiento, el proyecto editorial independiente que impulsó junto a su hermano Mateo en plena pandemia.
El mandato de felicidad y la burbuja digital
“No hay ningún fenómeno social que sea monocausal”, advirtió Agusto Salvatto al iniciar su análisis sobre el impacto de las redes sociales. Explicó que si bien vivimos el mejor momento histórico en términos de salud, alimentación y expectativa de vida, un sentimiento de malestar se ha expandido en la última década. Parte de esta contradicción —sostuvo— puede entenderse a través de la lógica de las redes sociales, que imponen un mandato de felicidad permanente.
“Siempre tenés que verte bien, siempre tenés que salir bien en la foto, siempre tenés que ser exitoso”, señaló, apuntando que esta construcción del éxito omnipresente crea una disonancia angustiante para quienes no logran alcanzarla.
A diferencia de las figuras inalcanzables del cine o la televisión, en las redes el espectáculo de la vida se acerca a la cotidianidad. “Cuando eso le pasa a mi vecino, el efecto es mucho más fuerte”, remarcó.
Este fenómeno se potencia por el efecto burbuja: los algoritmos diseñan una experiencia digital personalizada que refuerza nuestras creencias y gustos. “Estamos cada vez más inmersos en burbujas específicas”, advirtió, lo que dificulta la convivencia con opiniones divergentes y agrava la polarización social.
Educación e inteligencia artificial, repensar el rol docente
Más allá del diagnóstico cultural, Salvatto propuso caminos de transformación, especialmente en el ámbito educativo. Como coordinador académico en la Universidad de San Andrés, lidera programas que cruzan inteligencia artificial y estrategia organizacional.
Uno de los proyectos más innovadores, explicó, es el programa “contra algorítmico”, donde líderes organizacionales se desconectan por varios días para reflexionar sobre el futuro tecnológico. La propuesta no se enfoca solo en adoptar nuevas herramientas, sino en entender cómo la IA reconfigura estructuras sociales y productivas.
Respecto al rol de los docentes frente a las nuevas generaciones, fue categórico: “El sistema educativo pensado para formar trabajadores de la modernidad ya no tiene sentido tal cual está diseñado”.
Narró una experiencia simbólica en la Universidad de Salamanca, donde los rituales académicos, aunque solemnes, han perdido su significado original. Para Salvatto, evitar que la educación se convierta en un ritual vacío es fundamental: el nuevo desafío del docente es generar asombro en el estudiante, más que transmitir información.
“Lograr que el otro se asombre de algo es lo más difícil, lo más complejo, y creo que es lo único que puede hacer que la otra persona termine prestando atención”, concluyó.
Una nueva forma de editar y vender libros
Durante la charla, también compartió una anécdota reveladora sobre su experiencia editorial. En plena pandemia, junto a su hermano Mateo Salvatto, creó el subsello Usina del Conocimiento para vender directamente su primer libro, La batalla del futuro.
Calculaban vender entre 300 y 400 ejemplares. Sin embargo, en una sola noche alcanzaron las 3000 ventas. “Fue caótico”, admitió entre risas. “Tuvimos que salir a imprimir y distribuir de urgencia por todo el país”.
Hoy, Usina del Conocimiento alberga obras de diversos pensadores contemporáneos, consolidándose como un espacio independiente para la reflexión sobre el presente y el futuro.