
El camino académico de una profesional de marketing ha sido objeto de reflexión, según un artículo reciente publicado en Business Insider África. Rashi Goel, como se llama la autora del artículo, compartió sus experiencias destacando los desafíos que enfrentó al seguir una línea profesional que, en retrospectiva, quizá no era la idónea para sus intereses personales.
Goel comenzó mencionando que los dos meses de descanso después de la universidad no fueron tales, ya que estuvieron llenos de solicitudes y exámenes de ingreso. “Me hubiera encantado viajar, escribir y reflexionar sobre mi futuro profesional, pero en lugar de eso, me sumergí directamente en estudios superiores”, comentó a Business Insider África. Esta decisión, aseguró, la llevó a obtener una licenciatura en administración de empresas con especialización en marketing, y después a un MBA en la misma área, sin explorar otras opciones.
La autora reflexionó sobre su niñez y adolescencia, durante las cuales sus actividades académicas “eclipsaban mi creciente interés por la naturaleza y el aire libre”. En sus propias palabras, “esta inclinación contrastaba marcadamente con el trabajo de oficina que me esperaba en el mundo corporativo”. De haber tomado un año sabático después de la universidad, es posible que hubiera dado prioridad a los viajes, la escritura creativa, y experiencias de pasantías que la pudieron preparar mejor para la vida laboral.

El segundo año de su maestría fue particularmente revelador. “Trabajé en una agencia de publicidad de primera línea durante una pasantía de tres meses”, relató. Este periodo le demostró que muchos de sus colegas habían ingresado directamente al estudio y continuado trabajando allí durante una década. No obstante, se dio cuenta de que un título de máster no era un requisito para obtener un buen empleo: “Mi trabajo durante la pasantía me permitió conseguir un trabajo”, algo que se podría haber logrado con dedicación, creatividad y habilidades.
“Darme cuenta de que el título por el que tanto me había esforzado no era el billete dorado que había pensado que sería, me abrió los ojos”, explicó a Business Insider África. Esto llevó a la autora a cuestionar si realmente necesitaba un MBA. Además, recordó una oferta de trabajo que había recibido del padre de un compañero de clase, quien dirigía una empresa que fabricaba bolsas biodegradables. “Esta oportunidad habría coincidido con mi interés por la sostenibilidad medioambiental”, admitió, de igual manera lamentó no haber seguido esa pasión en lugar de continuar con un máster que no le apasionaba.

Desde una perspectiva más amplia, asevera que el momento ideal para obtener un MBA es después de haber adquirido entre seis y ocho años de experiencia laboral. Esto proporciona una perspectiva y conocimiento práctico más valioso. Aconseja a los graduados universitarios que se tomen tiempo para explorar sus intereses y adquieran experiencia en el mundo real antes de lanzarse a estudios superiores.
Finalmente, después de 17 años de experiencia laboral en el ámbito corporativo, la trayectoria de Rashi Goel dio un giro hacia la escritura a tiempo completo, algo que afirma podía haber hecho hace mucho tiempo y para lo cual realmente no necesitaba el título de maestría, finalmente señaló que “No hay prisa por obtener un título de maestría,” concluyó.
La incertidumbre al graduarse
Culminar los estudios de la universidad es un hito significativo que, aunque emocionante, también conlleva una gran incertidumbre. Los jóvenes enfrentan la presión de tomar decisiones cruciales que impactarán su futuro profesional, ya sea buscando empleo en un mercado laboral competitivo o considerando la opción de continuar sus estudios. Esta transición puede generar ansiedad, ya que los graduados deben equilibrar sus pasiones personales con la viabilidad económica de sus elecciones.
Al decidir entre ingresar al mundo laboral o estudiar un posgrado, es fundamental que los graduados evalúen cuidadosamente sus opciones. Un posgrado puede ofrecer especialización y mejores oportunidades laborales, pero también requiere un compromiso de tiempo y recursos. Por otro lado, comenzar a trabajar de inmediato permite adquirir experiencia práctica y generar ingresos, aunque podría significar renunciar a una educación más avanzada en el corto plazo. En última instancia, esta decisión debe basarse en una reflexión profunda sobre las aspiraciones personales y las realidades del entorno laboral, considerando lo que mejor se alinea con sus objetivos a largo plazo.
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