Los resultados más actuales de la prueba PISA mostraron que América Latina tiene un fuerte rezago en cuestión de comprensión lectora. Si bien no tuvieron las puntuaciones más bajas en el rubro de lectura, la situación de México, Argentina y Colombia fue compleja debido al retroceso que los tres países tuvieron en dicho rubro.
Bajo esa premisa, los estudios mostraron que dos de cada tres estudiantes mexicanos no comprenden lo que leen, mientras que en el caso de Argentina se trata de uno de cada dos alumnos, es decir, la mitad de los estudiantes de cuarto grado no tienen comprensión lectora.
En el ciclo de conversaciones que organizó Ticmas en su auditorio dentro de la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, asistieron dos especialistas para abordar el tema; se trata de Ana Bonzone, quien es doctora en Letras, ex investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), así como desarrolladora del proyecto de alfabetización inicial “Queremos aprender”; y de Vanesa de Mier, doctora en Letras así como profesora asistente de la Cátedra de Psicolingüística en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, y asesora en el área de enseñanza de lengua en el Departamento de Educación de la UCA.
En una charla amena, conducida por Patricio Zunini, las especialistas hablaron sobre el proyecto “Queremos aprender”, sobre las estrategias adecuadas de alfabetización, y sobre formación docente para la buena enseñanza de la comprensión lectora.
El proyecto “Queremos aprender”
Ana Borzone habló sobre cómo es que se formó el programa “Queremos Aprender”, el cual se hizo con un equipo de especialistas, y donde también incluyó como autora a Vanesa de Mier. Parte del equipo que mencionó fueron Gabriela Baliño, especialista en juego; Sandra Marder, especialista en funciones ejecutivas; Flavia Yaño, especialista en habilidades socioemocionales.
El programa de alfabetización inició hace varios años y se ha construido a lo largo del tiempo. La primera edición de este, según las palabras de Borzone, se realizó en la década de 1980, tuvo por nombre “Ecos de todas las voces” y se implementó en una sala de cinco años, en una escuela que tenía muchas carencias, sin embargo, los niños de cinco años de ese lugar aprendieron a leer y a escribir.
Además de Mendoza, que empezó con el programa desde el año 2016, Ana comentó que desde el año pasado trabajan en San Luis y en Corrientes, y que ahora la provincia de Chubut también incorporó el proyecto recientemente. Precisó que en la aplicación del proyecto se hace una evaluación de impacto por la implementación del programa con los chicos del primer año, a quienes ponen a leer un texto y después contestar cinco preguntas por escrito; al fin de ese año escolar se les pone un texto de dos párrafos y después deben escribir un texto usando puntos, mayúsculas y con ortografía convencional. Con ello se obtiene el resultado de que “todos los chicos pueden aprender a leer y escribir en primer grado, y si no lo hacen es porque no se enseña”.
Cambiar la dinámica en el aula
En su primera intervención, Vanesa de Mier dijo que cuando se integró al programa ya había varios años de investigación atrás que se en la línea de la psicología cognitiva, experimental específicamente, por lo que ya había mucha evidencia del impacto que tenía la enseñanza explícita de la conciencia fonológica desde el nivel inicial.
Y agregó: “la idea de ‘Queremos Aprender’ va más allá de la conciencia fonológica, porque a veces se confunde. La conciencia fonológica en realidad es una habilidad que se considera un precursor de la alfabetización, porque además, es inevitable. En el momento en que nosotros aprendemos a leer, desarrollamos conciencia fonológica. ¿Qué mostraban las investigaciones en la línea en la que Ana había trabajado? Que cuando se trabajaba como una habilidad precursora esto de atender a los sonidos, empezar a aislar, a identificar los sonidos en posición inicial, media, final facilitaba muchísimo el aprendizaje de la lectura y la escritura de palabras, que es una habilidad central para todos los procesos que nosotros llamamos de nivel superior”.
Vanesa de Mier también recalcó que la idea es partir de cierta base, pero hace una propuesta que cambie la dinámica en el aula para que los chicos participen activamente, que el docente propusiera estrategias, se pusieran en juego las mismas y se pueda andamiar el aprendizaje que conduzca a una enseñanza más explícita y modelada fuertemente por el docente a una autonomía para los procesos.
Sobre esa línea, Ana Borzone señaló que la conciencia fonológica se trabaja por meses con los chicos, pero no solo se trata de enseñar sonidos, sino de comprender la oralidad desde edad temprana para que desde primer grado y a lo largo de toda la escolaridad, se continúe trabajando con estrategias de comprensión, enseñando en forma sistemática a comprender textos.
¿Qué es fluidez lectora?
Vanesa de Mier dijo que si bien cuando hablamos de fluidez se relaciona e inmediatamente se piensa en velocidad, rapidez en la decodificación de lo que se lee, más bien la fluidez lectora se refiere a la construcción articulada entre el reconocimiento de palabras -es decir, no solo decodificar la palabra, sino acceder al significado de la misma- y la comprensión.
De Mier agregó que la comprensión es una habilidad que se empieza a desarrollar en la lengua oral y que es en la lectura se le agrega la complejidad para decodificar las palabras, por lo que recalcó que todas esas habilidades se tienen que empezar a trabajar tempranamente porque son centrales para el desempeño posterior cuando empezamos a leer de manera independiente. Asimismo, destacó el énfasis de la prosodia como uno de los elementos de la comprensión lectora del cual casi no se habla, pero el que es muy importante para acceder al significado y comprender el texto que estamos leyendo.
“La fluidez tiene en cuenta o abarca un aspecto que tiene que ver con la velocidad para leer palabras; la prosodia, que es un aspecto del habla que nosotros lo podemos reponer cuando leemos o podemos marcar la entonación según la emoción que tenga un personaje en la medida en que estamos comprendiendo lo que leemos, sino, no hay forma de recuperarla. Hay algunos indicadores como los puntos, las comas, los signos de exclamación y pregunta, pero no dan cuenta de todos los aspectos prosódicos que nosotros ponemos cuando leemos un texto”, insistió.
Estrategias para enseñar fluidez lectora
Sobre cómo se enseña la fluidez lectora y qué estrategias deben desplegarse, Ana Borzone detalló que son dos subprocesos que se van entrelazando: reconocer en forma rápida y precisa las palabras, y por otro lado comprender. Comentó que de nada sirve leer rápido si no se puede comprender el texto, y que el estudiante no puede interpretarlo y poner la prosodia en el proceso si no lo entiende.
También habló sobre la práctica de la lectura y de la lectura en voz alta como parte fundamental de la estrategia para enseñar y aprender a leer. Ahí apuntó que es importante primero escuchar al docente para presentar el texto, y que después lo lean los estudiantes. Agregó que la práctica de la lectura repetida es importante para los niños
“Nosotros ya en jardín, en sala de cinco y en primer grado utilizamos una estrategia para que incorporen la prosodia, que es la lectura en eco: es lee el docente, leen todo el texto, hace todo el proceso de enseñanza de la comprensión de ese texto y después va leyendo fragmentos y los chicos lo van leyendo junto con el docente. Entonces van incorporando la prosodia”, dijo la fundadora del programa “Queremos aprender”.
Borzone dijo además que en la estrategia que el proyecto despliega se toman modelos de comprensión ya investigados. En ese sentido, habló sobre la lectura dialógica interactiva, en la que se debe formar una representación mental de lo que se lee sobre objetos, sucesos, eventos, lugares, pero que antes de llegar a la comprensión se debeconocer el 95% de las palabras que están en el texto antes de leerlo o antes de escucharlo. También apuntó que hay que tener el conocimiento necesario para formar esa representación mental.
Tecnología y comprensión lectora
Sobre la relación que la tecnología puede tener con la comprensión lectora, Ana Borzone habló sobre el videojuego Klofkyna y cómo es que los chicos aprenden con las actividades que se despliegan en él. Resaltó que gracias a este, los chicos pueden estar motivados y en pocos meses aprenden a leer, incluso si tienen algún desfase académico como puede ocurrir con los estudiantes de cuarto grado en adelante. Comentó que los resultados son efectivos si se combina una buena enseñanza en la escuela, junto con el videojuego y otros materiales.
Respecto al seguimiento de casos y obtención de resultados, Ana dijo que antes del videojuego empezaron en 2016 con un libro llamado Klofky con el cua se expuso un programa de desarrollo integral, ya que trabaja habilidades socioemocionales, habilidades cognitivas, cuenta con un programa ecológico y enseña en forma sistemática a leer y escribir. Sin embargo, sostuvo que no importa cuántos materiales se otorguen si no hay una formación docente detrás del proceso.
“Hay que enseñarles a los docentes a trabajar de otra manera. Pero hay un dato muy interesante con respecto a la capacitación docente; los docentes se suman, los docentes se comprometen, no son los docentes los que no quieren enseñar, son los funcionarios los que no los dejan ni los forman de la manera adecuada. Y cuando nosotros capacitamos -y lo estamos haciendo en San Luis, lo estamos haciendo en Chubut, en Corrientes - los docentes nos dicen ‘¿por qué no nos enseñaron a enseñar así?’ Quiero recalcar esto porque hay una demanda de los docentes de saber y de aprender a enseñar de manera efectiva, para que los chicos aprendan a leer y escribir”, recalcó Ana Borzone.
Un problema del siglo pasado
Encaminado al cierre de la plática, Vanesa de Mier habló sobre no rechazar algún método constructivista o conductista, sino más bien primero entender a qué se refieren estos conceptos, ya que lo que se hace en “Queremos Aprender” está basado en el constructivismo vigotskiano y que tiene que ver con aprender en interacción. También trajo a la conversación la importancia de que alguien guie el aprendizaje lector.
Y siguió: “yo siempre digo esto, nadie quiere hacer algo de lo que no siente que es bueno. El que más necesita leer -y esto lo estudió un investigador americano, le llamó el efecto Mateo en educación- es el que menos involucrado va a estar porque básicamente no se siente motivado para esa tarea. Cuando dilatamos ese proceso, y eso creo que tiene que quedar claro y a veces está ligado a los métodos constructivistas- en la espera, dando tiempos, muchas oportunidades y pensamos que que pase a cuarto grado ‘ya va a aprender’, lo que estamos haciendo en realidad es generar mayor desigualdad, menos oportunidades para el aprendizaje, porque cada vez va a enfrentar más dificultades”.
Vanesa también precisó sobre la cuestión del vocabulario, lo cual pocas veces es nombrado pero resulta el “ladrillo central de todas las actividades cognitivas y lingüísticas”, ya que se trata de una representación fonológica (cómo pronuncia esa palabra ligada a una representación ortográfica) al mismo tiempo de una representación semántica.
“El vocabulario abre las posibilidades de poder leer una palabra y reconocerla y poder comprender los textos. Por eso es fundamental. (...)”.
Asimismo, nombró como otro de los obstáculos para una buena lectura la cuestión de imprenta mayúscula en los libros de texto, lo cual puede representar un retroceso para los niños que apenas están dominando los temas de lectura.
Ante las palabras de Vanesa de Mier, Ana Borzone añadió que estos problemas en realidad fueron detectados en la década de 1940 a través de métodos globales, como la psicogénesis, que generaban un gran retraso en el aprendizaje;
“En ese momento, en el siglo pasado, ya se decía y se observaba que los chicos en secundario tenían serias dificultades para leer y escribir. Y los especialistas de aquel entonces dijeron que los chicos de secundario no iban a alcanzar un buen nivel de fluidez lectora, de comprensión, lectora, de excelencia en la lectura nunca. ¿Cuántos años pasaron? Seguimos ahí y estamos viendo ahora en este siglo, después de 80 años, lo mismo que se vio y se trató de revertir hace 80 años. La ciencia de la lectura ha avanzado muchísimo, ya sabemos cuál es el camino. No es que cualquier metodología, no. Puede ser distintos materiales, pero ya la investigación es contundente. Hay un camino para enseñar y aprender a leer y a escribir. El día que tomemos todos ese camino y que se mantenga ese camino y se intensifique, vamos a terminar de fabricar analfabetos”, finalizó.
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