
Con una población envejecida y la creciente escasez de mano de obra, la tercera mayor economía del planeta enfrenta importantes desafíos de cara al futuro. Un estudio del Recruits Work Institute de Tokio señala que, de no revertir la actual tendencia, en 2040 el país sufrirá un faltante de hasta 11 millones de trabajadores y la oferta de mano de obra se reducirá en un 12%.
En ese contexto, otra de las preocupaciones de las autoridades niponas es la baja productividad laboral. De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Japón se ubica en el 27° puesto entre los 38 países más desarrollados.
La rigidez del mercado laboral y la dificultad de acceso de la mujer al mercado laboral son otros grandes obstáculos que enfrenta hoy la economía nipona. En ese último punto, Japón ocupa el puesto 104 de 190 en el último informe sobre disparidad de género del Banco Mundial.

NUEVOS EMPLEOS Y PRESENCIA FEMENINA
A la búsqueda de soluciones a este tipo de temas se dedica el Japan Productivity Center (JPC), fundado en 1955 y conformado por representantes del mundo académico, empresarios y trabajadores. El responsable de la Cooperación Internacional del JPC, Masayasu Okuyama, visitó nuestro país la semana pasada, en el marco de una serie de actividades auspiciadas por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).
“La tendencia en los últimos años ha sido de muy bajo crecimiento de la productividad en Japón”, afirmó Okuyama, en conversación con DEF, luego de una conferencia que brindó en la Universidad de Belgrano. Consultado sobre la posibilidad de incorporar mayor cantidad de trabajadores temporarios, afirmó que eso permitiría, por ejemplo, el ingreso al mercado laboral de mujeres con un horario de trabajo limitado. Sin embargo, añadió, “un punto negativo es que los ingresos de estos trabajadores son menores y eso tampoco contribuye a un incremento de la productividad laboral”.

“Hoy la promoción de mujeres en puestos directivos en las empresas es muy baja”, señaló este experto japonés. En el caso de las madres de familia, por ejemplo, se están generando políticas públicas para impulsarlas a volver al trabajo después de haber tenido a sus hijos. El gobierno de Japón lanzó un ambicioso plan para lograr un 30% de mujeres en altos cargos directivos en las empresas que cotizan en la Bolsa de Tokio de aquí a 2030.
KAIZEN Y MEJORAS EN LA PRODUCTIVIDAD
Uno de los términos de moda en el ámbito laboral proviene, justamente, de la cultura japonesa: kaizen. Formada por dos ideogramas, “kai” y “zen”, podría traducirse como “cambio para mejorar”. Se trata, en pocas palabras, de una metodología para la “mejora continua” de los procesos productivos. “No es la decisión de una persona adoptada verticalmente, sino que tiene que surgir de abajo hacia arriba”, explicó Masayasu Okuyama. “Es importante que los niveles gerenciales tengan predisposición para tomar en cuenta las opiniones de los trabajadores”, enfatizó.
“Se debe comenzar con pequeños cambios realizables en el corto plazo, porque eso genera una mayor motivación para seguir realizando mejoras”, sugirió. Además, aseguró: “Por más que se introduzcan nuevas tecnologías o inversiones en infraestructura, si no cambia la mentalidad de los trabajadores, no es posible aumentar la productividad”. Para ello, son claves los denominados “círculos de control de calidad”, que conforman los propios trabajadores y los gerentes de una misma área o departamento.

¿UN MÉTODO EXPORTABLE?
Para trasladar esta experiencia a otras latitudes, aclaró el representante del Japan Productivity Center, “hay que ajustar la metodología a la realidad socioeconómica del país y respetar sus costumbres”. Son fundamentales el compromiso de los niveles directivos y gerenciales y la buena relación con los trabajadores. A través de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), se llevan a cabo distintas experiencias en el exterior.

Argentina también cuenta con una iniciativa vinculada a esta metodología. Desde 2017 se viene desarrollando el proyecto Kaizen Tango, cuyo brazo ejecutor es el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y del que participan, por el lado japonés, el Japan Productivity Center (JPC) y las consultoras Adecco y Deloitte. Este es el último año de su implementación, se han visto favorecidas unas 100 empresas, que reciben asesoramiento de parte de los asesores del INTI, quienes han sido, a su vez, formados por expertos japoneses.
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