
La escritora española best-seller Alice Kellen, una de las voces más influyentes de la narrativa romántica contemporánea, fue la protagonista de uno de los eventos más esperados en la 49ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Con más de 2,5 millones de libros vendidos, traducciones a decenas de idiomas y un impacto creciente en lectores de todo el mundo, Kellen se presentó ante un público de más de 1.000 personas en la sala José Hernández de La Rural, generando una de las convocatorias más multitudinarias del evento.
En su segunda visita a la Argentina y su primera participación oficial en la Feria, que se dio en el marco de una gira literaria internacional que incluyó Chile y Perú, consolidó su conexión única con los lectores latinoamericanos. En Buenos Aires, la escritora, además, firmó más de 500 ejemplares, en una sesión maratónica que dejó en claro el furor que su literatura genera en el público argentino.

El fenómeno internacional
Desde su debut en 2013, Alice Kellen - seudónimo de Silvia Hervás - consolidó una carrera en continuo crecimiento con títulos emblemáticos como Llévame a cualquier lugar, El día que dejó de nevar en Alaska, El chico que dibujaba constelaciones, Nosotros en la luna y la bilogía Deja que ocurra.
“Siempre me ha interesado contar historias que escapen de lo predecible. No quiero escribir personajes perfectos ni un romance de postal. Me motivan los personajes que tienen luces y sombras, que se equivocan, que evolucionan y que reflejan lo humano. Me gusta explorar la vulnerabilidad, los errores y los matices, porque eso es lo que los hace reales y los conecta con los lectores. No busco el típico ‘chico y chica perfectos que no pueden estar juntos por un obstáculo externo’. Eso no me motiva. Prefiero historias que sorprendan, que rompan estructuras y que, sobre todo, mantengan su autenticidad”, explicó Alice Kellen en una entrevista exclusiva con Infobae.

“Quedará el amor” y el proceso de creación
Su nuevo libro, Quedará el amor, publicado por Editorial Planeta, fue el gran protagonista de la presentación. La obra entrelaza dos líneas temporales: la Escocia de los años 90 y los días previos a la Segunda Guerra Mundial. “Fue la tercera versión de la novela. La guardé en un cajón porque no me convencía. Cinco años después la reescribí completamente. Le faltaba oxígeno y equilibrio. Introduje más personajes secundarios, como los hijos de Margot, para que la historia respirara mejor”, detalló.
Documentarse para una novela histórica también le supuso un desafío: “Al principio piensas que será difícil, pero luego te engancha. Empiezas por un hilo y surgen diez más. Lo más complicado fue decidir qué dejar fuera para no forzar al lector ni convertirlo en una clase de historia”.

La evolución de su mirada sobre el amor
Sobre cómo su concepto del amor cambió con los años, Kellen fue clara: “No es el mismo a los 14, a los 25 o ahora, a los 35. Supongo que cuando tenga 65 volverá a cambiar. La emoción es la misma, no la podemos domesticar, pero uno se coloca en diferentes lugares con el tiempo. Ahora estoy en un momento en el que quiero vivirlo todo intensamente”.
“El tiempo me atraviesa mucho como tema. Me di cuenta de que cuando no estoy a gusto en un lugar, me muevo. Hubo una frase de James Salter que me marcó y dice algo así como: ‘Lo más parecido a un cadáver es algo inmóvil’. Así que me permito probar, equivocarme, pero seguir adelante”, agregó.

Una carrera construida con pasión
Kellen recordó sus comienzos en la escritura: “No hubo un momento concreto en el que decidiera ser escritora a tiempo completo. Empecé autopublicando en Amazon, mientras trabajaba desde casa y colaboraba con la editorial Urano. Poco a poco la escritura fue ganando espacio en mi vida hasta que supe que podía dedicarme por completo a esto”.
Sobre su método de trabajo fue enfática: “No puedo trabajar en varios libros a la vez. Siempre empiezo una libreta para otro proyecto, pero solo me concentro en uno. Me cuesta mucho el comienzo, las primeras 30 o 40 páginas son una tortura. Después, cuando todo fluye, ya no puedo parar hasta terminar”.

“Siempre quiero sorprender a mis lectores”
Al analizar cómo el público recibe sus novelas, Kellen distingue dos vertientes: “Por un lado, están las novelas más románticas puras como Nosotros en la luna, Donde todo brilla, El mapa de los anhelos. Y por otro, las más sentimentales y nostálgicas como Constelaciones, Archipiélagos o Quedará el amor”.
“Nunca quiero que mis lectores sepan qué va a pasar. A veces la historia exige un final feliz, otras es agridulce. Me gusta mantener ese equilibrio para sorprender y mantenerme también motivada”, explicó.
Sobre su relación personal con la lectura, Kellen confesó: “De joven no leía romántica. Descubrí el género a los 20 años, con autoras como Lisa Kleypas o Susan Elizabeth Phillips. Después de un tiempo leí tanto que sentí que podía prever cada trama. Por eso ahora busco historias que rompan estructuras y me desafíen como autora y lectora”.

“Yo como lectora, las autoras y los autores que leo y que me gusta mucho cuando sacan un libro nuevo no leo la sinopsis porque no me importa que me vayan a contar. Es que lo que quiero es como la forma en la que lo hace, que es un poco como que su cabeza está en el libro de alguna manera y cualquier otro te podría contar la misma trama y a lo mejor no me despertaría nada”, agregó.
Una autora que se nutre de su generación
En diálogo con la autora reflexionó sobre la comunidad de escritoras españolas con las que se rodea, como Andrea Longarela, María Martínez, Elísabet Benavent y Joanna Marcus - muchas de ellas estuvieron presentes en esta Feria o en ediciones anteriores -. “Hemos creado una red de apoyo mutuo. Nos reunimos, charlamos de nuestras historias, nos retroalimentamos. A veces desde afuera puede pensarse que es un mundo competitivo, pero en realidad hemos creado una etapa muy bonita y colaborativa”.

Kellen remarcó la importancia de ese intercambio: “Las lectoras de novela romántica no terminan un libro y esperan un año; buscan más, quieren encontrar otros títulos que conecten de la misma forma. Nosotras lo entendemos y compartimos esa visión”.
Un género que todavía enfrenta prejuicios
También la autora abordó los prejuicios que todavía enfrenta la novela romántica: “En el cine o en la música nadie cuestiona que se hable de amor. En literatura, sí. Me han dicho ‘sé que podrías escribir otra cosa’, y eso ya es un problema. En el fondo, todos consumen historias de amor, aunque muchos hombres se alejen si el libro lleva la etiqueta de novela romántica”.

Para la escritora, el futuro es esperanzador: “Quizá las nuevas generaciones puedan cambiar esa visión tan limitada. Creo que escribir sobre el amor es igual de legítimo que cualquier otro tema”.
Alice Kellen, siempre agradecida de la calidez de su público, comentó: “Esta vez vine con poco tiempo. Ya les dije al equipo que la próxima quiero quedarme más días para poder recorrer más la ciudad. Me voy igual que en 2022: súper feliz”.
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