
La figura de Safo de Lesbos, una de las poetisas más importantes de la antigua Grecia, sigue siendo un referente crucial en los debates contemporáneos sobre el amor, la sexualidad y el género.
Vivió en el siglo VI a.C. en la isla de Lesbos, pero su legado trascendió a lo largo de los siglos, convirtiéndola en una figura clave para entender no solo la literatura griega, sino también las representaciones modernas de las identidades sexuales y afectivas.
Una poeta adelantada a su tiempo
Safo fue una mujer que rompió con las convenciones de su época y que se destacó por su capacidad de expresar emociones profundas, particularmente en lo que respecta al amor y el deseo.
Se sabe que pertenecía a una familia aristocrática de la ciudad de Mitilene, capital de Lesbos, lo que le permitió acceder a una educación de élite, una rareza para las mujeres en la Grecia clásica. Es precisamente en ese contexto donde Safo fundó un tíaso, una escuela o comunidad dedicada al culto de Afrodita, diosa del amor, donde enseñaba poesía, música y danza a mujeres jóvenes.
Aunque los detalles exactos sobre su vida personal son difusos, se le atribuyen amores tanto con mujeres como con hombres, algo que, en su tiempo, no necesariamente se asociaba con una identidad sexual fija, sino más bien con una expresión fluida de deseo.

El vínculo con la sexualidad femenina
Uno de los aspectos más fascinantes del legado de Safo es su relación con la sexualidad femenina. La poeta es reconocida por ser la figura de la que deriva el término “lesbiana”, que originalmente hacía referencia a los habitantes de la isla de Lesbos, pero que con el tiempo adquirió una connotación que hace referencia a las mujeres que sienten atracción por otras mujeres.
Sin embargo, Safo no solo celebró el amor entre mujeres en sus versos; su obra es un testimonio de la libertad sexual y emocional que no se limitaba a las convenciones de su tiempo.
Contrario a la visión reduccionista que se desarrolló con el paso de los siglos, Safo no escribió únicamente sobre su amor por las mujeres, sino que sus poemas abarcan también el amor hacia los hombres, reflejando una sexualidad fluida que desafía las etiquetas contemporáneas. Esto es algo que muchos estudiosos destacaron al interpretar sus textos, los cuales, en muchas ocasiones, juegan con las expectativas sobre el género y el amor.

La pervivencia del lenguaje del amor
Aunque la mayor parte de la obra de Safo se perdió con el tiempo, su influencia perdura a través de los fragmentos que llagaron hasta el presente.
Los estudiosos coinciden en que Safo fue una de las creadoras del lenguaje del amor tal como se entiende en la actualidad. A través de sus versos, ella describió las emociones que acompañan dicho sentimiento, desde el éxtasis hasta el dolor, pasando por el deseo no correspondido y la angustia del rechazo.
Un claro ejemplo de esto se encuentra en uno de sus escritos más conocidos, el fragmento 31, en el que describe los síntomas físicos del enamoramiento: “Me parece semejante a los dioses ese / hombre que está ante ti / sentado y escucha la preciosa voz / de cerca / y la risa adorable que hace temblar / mi corazón en el pecho.”
Estos versos no solo ofrecen una visión del amor idealizado, sino que, además, capturan de manera temprana la tensión emocional y física que acompaña al deseo. El uso de palabras que describen síntomas físicos como el calor, el frío, el zumbido en los oídos y el temblor, es un ejemplo de cómo Safo logró poner en palabras las experiencias más humanas y universales del amor.

La censura de su obra
A lo largo de los siglos, el legado de Safo fue objeto de controversia. Durante la Edad Media, con el auge del cristianismo, su obra fue considerada inmoral debido a su tratamiento de la sexualidad, especialmente de la homosexualidad femenina.
Fue en esta época cuando el Papa Gregorio VII ordenó la destrucción de los textos de Safo, y otros manuscritos que sobrevivieron a la quema fueron mutilados o perdidos debido a los desastres de las bibliotecas antiguas.
A pesar de la persecución y la censura, Safo sobrevivió como un ícono de la libertad sexual. Su nombre y su legado fueron cuidadosamente rescatados por los estudiosos del Renacimiento y, más tarde, por los movimientos feministas y LGBT+, quienes encontraron en su figura un símbolo de resistencia a la opresión y de afirmación del amor como algo libre y diverso.

Safo en la cultura contemporánea
En la actualidad, Safo sigue siendo una figura central en los debates sobre la identidad sexual, el feminismo y el amor. En la literatura y en la cultura popular, su figura es una referencia obligada cuando se habla de los derechos de las mujeres y de las comunidades LGBT+.
Sus poemas continúan siendo leídos, estudiados e interpretados, y su influencia se extiende a artistas, poetas y pensadores que encuentran en su obra un lenguaje que trasciende el tiempo y las fronteras culturales.
Safo, quien fue considerada por Platón como “la décima musa”, no solo fue una destacada poetisa de su época, sino que su obra abrió las puertas a una nueva forma de ver el amor y la sexualidad. Con su lenguaje, su valentía y su capacidad para capturar las emociones humanas en su forma más pura, sigue siendo un faro de libertad y expresión en el siglo XXI.
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