
La imponente pintura de “La Asunción” de El Greco, una de las obras más destacadas de su carrera temprana en España, regresa al Museo del Prado tras más de un siglo de ausencia.
Esta obra monumental, que representa la ascensión de la Virgen María rodeada de ángeles, fue parte del retablo mayor del Monasterio de Santo Domingo el Antiguo en Toledo, donde El Greco dejó su huella en la pintura religiosa española.
A partir del 18 de febrero hasta el 15 de junio de 2025, el Prado presenta la exposición “El Greco. Santo Domingo el Antiguo”, un evento único que reúne, por primera vez en la historia, ocho de las nueve piezas que El Greco pintó para esta iglesia.
Algunas de estas obras estuvieron dispersas por colecciones internacionales durante más de un siglo, lo que convierte este reencuentro en un acontecimiento destacado para el arte renacentista y un testimonio del impacto duradero del pintor cretense en la historia del arte español.

El Greco en España: un nuevo aire para la pintura renacentista
El Greco, nacido en Creta, llegó a España en 1577 tras haberse formado en Italia y haber trabajado en varios países europeos. A su llegada, ya era un pintor experimentado, pero fue en España donde su estilo se desarrolló y alcanzó su máximo esplendor. A mediados de ese mismo año, recibió dos encargos que serían determinantes para su carrera: la pintura “El Expolio” para la Catedral de Toledo y tres retablos para el Monasterio de Santo Domingo el Antiguo.
Para este último encargo, El Greco rompió con las tradiciones establecidas en Castilla, transformando la concepción del retablo y enriqueciendo el patrimonio español con influencias italianas y venecianas. “La Asunción”, la obra central de este conjunto de retablos, es un ejemplo claro de la ambición del artista. En esta monumental pintura, El Greco representa la ascensión de la Virgen María, rodeada de ángeles, sin apoyarse directamente en los textos evangélicos. Esta obra, además de su tamaño impresionante, destaca por su dinamismo, su intensidad cromática y la verticalidad de sus figuras, características que definirían su estilo en los años venideros.
“La Asunción” regresa al Prado
Una de las piezas más significativas de esta exposición es “La Asunción”, la cual regresa al Museo del Prado tras más de un siglo de haber sido retirada de España. Esta pintura, que fue adquirida por el infante Sebastián Gabriel de Borbón en 1830, pasó por diversos avatares antes de llegar a su destino final en el Art Institute de Chicago en 1906, donde se conserva hasta hoy. Gracias a un acuerdo alcanzado entre el Prado y el museo estadounidense, “La Asunción” volvió a Madrid para ser exhibida junto a otras obras del mismo retablo.

El cuadro fue originalmente sacado del retablo del Monasterio de Santo Domingo el Antiguo y, a lo largo de los años, fue testigo de numerosos movimientos. Tras la confiscación de la colección del infante Sebastián Gabriel en 1836, “La Asunción” estuvo en el Museo de la Trinidad hasta su compra por el galerista Paul Durand-Ruel en París en 1904. Posteriormente, fue donada al Art Institute de Chicago en 1906, donde permaneció hasta ahora, marcando su regreso a España después de 120 años de ausencia. Este reencuentro con el Prado ofrece una oportunidad única para estudiar la pieza en el contexto original para el que fue concebida.
La dispersión de las obras del Greco
El retorno de “La Asunción” es solo una parte de la historia de dispersión de las obras de El Greco, que comenzaron a viajar por el mundo a partir de 1830. En ese año, el infante Sebastián Gabriel adquirió la pintura por 14.000 reales de vellón, pero, tras la confiscación de su colección en 1836, muchas de las piezas del pintor cretense se dispersaron entre diversas colecciones internacionales. Entre ellas se encuentran “San Benito”, que terminó en el Museo Ermitage de Moscú, y “La Santa Faz”, que fue desmontada y vendida a una colección privada en 1964.
En la actualidad, muchas de estas obras siguen en colecciones privadas o museos internacionales, y algunas, como “La Trinidad” y “San Bernardo”, regresaron al Prado después de pasar por diversas manos. El trabajo del Prado para recuperar las piezas fue arduo, con negociaciones complejas que incluyeron persuadir a las monjas del Monasterio de Santo Domingo para que prestaran las obras aún en su posesión.
Gracias a este esfuerzo, el Museo del Prado logró reunir la mayoría de las piezas de este conjunto en una exposición que permitirá a los visitantes disfrutar de una visión integral del trabajo de El Greco en Toledo.
El proceso de restauración y el esfuerzo por preservar el legado del Greco
El Museo del Prado también tomó la iniciativa de restaurar algunas de las obras de El Greco, asegurando que este patrimonio llegue a las generaciones futuras en las mejores condiciones posibles. El Prado se comprometió a restaurar una de las piezas del pintor Eugenio Cajés, en un acuerdo con las monjas del monasterio, que también les permitió exponer las obras que aún se encontraban allí. Estos esfuerzos de conservación subrayan la importancia que el Prado da al legado de El Greco y su compromiso por mantener vivo el vínculo entre el pintor y la ciudad de Toledo.
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