Colectivo feminista se refirió al final de la relación entre Aida Victoria Merlano y Juan David Tejada: “Para que sigan creyendo que un man las mantenga”

Una de las integrantes del colectivo explicó cómo la violencia patrimonial puede ser una forma de manipulación y dominación por parte de los hombres en las relaciones de pareja

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Varios detalles que han salido
Varios detalles que han salido a la luz no han dejado muy bien parado a Tejada - crédito @somosjacarandas/IG

La confirmación del divorcio entre Aida Victoria Merlano y el empresario Juan David Tejada desató un debate en redes sociales que va mucho más allá de la vida privada de la empresaria y creadora de contenido.

La separación fue oficializada el 26 de septiembre de 2025 (por publicaciones de ambos en redes), estuvo marcada por la polémica tras la publicación de conversaciones y declaraciones (de Merlano y amigos cercanos de ella) que dejaron a Tejada en una posición controvertida, y sobre todo tras los señalamientos públicos de Merlano.

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Frente a este escenario, Somos Jacarandas, organización y colectivo feminista, difundió en video un mensaje que volvió a poner sobre la mesa la urgencia de la autonomía económica para las mujeres y el peligro de depender financieramente de la pareja.

En el mensaje, una de las integrantes de la organización social abordó de forma directa el caso de Aida Victoria y sus implicaciones sociales.

La representante del colectivo expuso: “¡Miren! Para que sigan creyendo que es mejor que un man las mantenga. Aída Victoria estuvo con Juan Tejada (’el Agropecuario’). Tuvieron un hijo y él se molestó porque ella dijo que prácticamente estaba criando el niño sola. Además, denunció varios tipos de violencia".

crédito @somosjacarandas/IG

“No solo contó que Tejada intentó pegarle y fue grosero con ella, también denunció violencia económica y patrimonial. Contó que su expareja no la escrituró en la finca que compraron juntos, entonces el tipo utilizó esto como una forma de castigo o de control. Afortunadamente, ella es una mujer con su propio dinero y su propia carrera, y pudo irse de esa situación”, agregó

La declaración que se viralizó entre los seguidores de Somos Jacarandas y de la misma Aida Victoria Merlano resalta el vínculo entre dependencia económica y dinámicas de poder y control dentro de las relaciones.

En esa línea, el colectivo formuló una advertencia directa: “Y es por eso que siempre les decimos que no caigan en ese cuento de que es mejor que un man las mantenga. Tener tu propio dinero es poder tomar decisiones sin miedo a tener que quedarte en la calle, porque la independencia económica a veces es lo único que nos puede salvar de la violencia”.

El caso de Merlano, según lo narrado en el video, ilustra situaciones en las que la administración de recursos y la decisión sobre el patrimonio común pueden convertirse en herramientas de castigo, coerción o violencia hacia la mujer.

crédito @somosjacarandas/IG
crédito @somosjacarandas/IG

La lección tras el caso de Aida Victoria Merlano: no depender económicamente de los hombres

“Contó que su expareja no la escrituró en la finca que compraron juntos, entonces el tipo utilizó esto como una forma de castigo o de control…”, recalcó la integrante de la organización social.

El relato describe una de las formas menos visibilizadas de violencia de género: la violencia patrimonial, que se manifiesta a través de la administración unilateral de bienes, la exclusión en la toma de decisiones financieras o la privación de recursos para castigar conductas o imponer sumisión.

Aida Victoria Merlano confirmó que
Aida Victoria Merlano confirmó que su embarazo comenzó tres meses después de iniciar su relación con Juan David Tejada - crédito @jdt21_5//Instagram

En el video la joven integrante de Somos Jacarandas insistió también en la responsabilidad de desmontar la idea, aún difundida en sectores de la sociedad, de que la “relación ideal” implica que el hombre debe ser el proveedor exclusivo.

“¿Y es que por qué tipos como ese odian que sus parejas tengan libertad económica, que tengan su trabajo y que tengan sus propias cosas? Sencillo: porque se dan cuenta que van a perder el poder sobre ellas, no las van a poder controlar y lamentablemente se ponen violentos", explica la joven.

Seguido a esto se indicó: “El man (Tejada), por ejemplo, dijo que él casi le pega supuestamente porque ella lo provocó. Pero por favor, eso no existe. La violencia nunca está justificada y nunca va a ser culpa de la víctima lo que hace el victimario”.

La figura de Aida Victoria Merlano ha sido calificada como símbolo de resistencia y autonomía, haciendo hincapié en que su situación económica le permitió salir de una relación marcada por distintas formas de violencia.

“Vean, afortunadamente, Aida tiene todo lo que necesita y no tiene que comer entero de manes tan horribles como este. Además, como parte de su maternidad deseada, ella escogió continuar siendo independiente y ahora puede criar a su hijo en un ambiente sin este tipo de violencias”.

La reflexión final de la integrante de Somos Jacarandas fue una invitación a cuestionar mitos y prácticas arraigadas.

El caso de Merlano puso
El caso de Merlano puso sobre la mesa el debate en redes sobre la dependencia económica en las relaciones de pareja como forma de manipulación - crédito @aidavictoriam/IG

“Sabemos que Aida tiene privilegios y que no todas las mujeres pueden salir de este tipo de situaciones. Sin embargo, por eso mismo es tan importante dejar de cultivar esa idea de que la relación ideal es cuando un man te mantiene. Recuerden lo que les han dicho sus abuelas: estudien, trabajen, tengan sus propias cosas, compartan que hay muchas que se han dejado meter ese cuento sin saber lo peligroso que es”, cerró la integrante del colectivo.

El caso Merlano-Tejada, además de conmocionar las redes, sirvió como catalizador para un debate social urgente. Más allá del interés mediático sobre la separación, la conversación pública puso en primer plano la violencia patrimonial y la estrategia de control económico como manifestaciones de violencia de género, algo que es más usual de lo que se cree.