
Cada año, miles de pacientes hospitalizados en Colombia enfrentan una amenaza que, aunque no siempre visible, puede ser letal: las infecciones relacionadas con el uso de catéteres vasculares.
Estos dispositivos, indispensables para administrar medicamentos, líquidos o nutrición parenteral, son una herramienta común en unidades de cuidado intensivo, servicios de urgencias y salas de hospitalización. Sin embargo, su uso indebido o mantenimiento deficiente puede desencadenar infecciones graves del torrente sanguíneo, prolongar la estancia hospitalaria y, en los peores casos, causar la muerte del paciente.
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Datos del Instituto Nacional de Salud (INS) y de organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que las infecciones asociadas a la atención en salud (IAAS) afectan a entre el 5,7% y el 25% de los pacientes en Colombia, ubicando al país entre los más afectados en América Latina. En comparación, en países desarrollados este porcentaje oscila entre el 3,5% y el 12%, según estudios recientes.
Uno de los escenarios más críticos es el que rodea al uso de catéteres venosos centrales o periféricos, cuyo mal manejo puede llevar a bacteriemias y sepsis. Según cifras de Solventum, el impacto no solo es clínico sino económico: cada infección puede implicar un costo adicional de hasta 15.855 dólares por paciente, sin contar las consecuencias humanas y sociales.
A esto se suma un dato alarmante: uno de cada cuatro pacientes con complicaciones derivadas del catéter muere por causas asociadas.
Una problemática estructural que atraviesa el sistema de salud colombiano

En entrevista con Infoba Colombia, Miguel Arce, especialista Clínico en Accesos Vasculares de Solventum Colombia, explicó que las causas detrás de esta crisis no son únicamente médicas, sino también estructurales. “En Colombia, entre los factores que más inciden en la alta tasa de infecciones asociadas al uso de catéteres están la alta demanda asistencial, la disponibilidad limitada de recursos humanos y tecnológicos, y la variabilidad en la estandarización de prácticas clínicas”, afirmó.
Arce destaca que, aunque existen protocolos clínicos claros para la inserción y mantenimiento de catéteres, muchas veces no se aplican de forma adecuada por falta de personal entrenado o porque los hospitales no cuentan con tecnologías clave como apósitos antimicrobianos, válvulas sin aguja o sistemas de fijación sin sutura. “También hay un acceso desigual a tecnologías que cumplen funciones preventivas. Esto no solo afecta la calidad del cuidado, sino que incrementa los riesgos clínicos de forma innecesaria”, añadió el experto.
En el sistema público, estas carencias son más evidentes. Según Arce, persisten barreras importantes como el acceso limitado a insumos especializados, la capacitación no homogénea del personal, la alta rotación de trabajadores y la sobrecarga de trabajo, lo que impacta directamente en la adherencia a prácticas seguras y basadas en evidencia.

En términos de vigilancia, Colombia también enfrenta grandes desafíos. Mientras que en países como Chile o Uruguay existen sistemas robustos de notificación y control de infecciones intrahospitalarias, en Colombia el seguimiento de estos eventos aún depende de la capacidad individual de cada institución.
“El país tiene rangos de frecuencia de IAAS que lo ubican entre los más afectados de la región. Esto evidencia que la vigilancia activa y el seguimiento sistemático siguen siendo una deuda en el sistema”, indicó Arce. Sin un monitoreo riguroso y uniforme, las oportunidades para corregir errores o mejorar procedimientos se diluyen, perpetuando un ciclo de riesgo.
Cuidar el catéter es cuidar la vida: guía básica para pacientes y cuidadores

Aunque la responsabilidad primaria del cuidado recae sobre el personal de salud, la participación activa del paciente y su familia puede marcar una gran diferencia. Solventum insiste en la importancia de empoderar al usuario a través de la educación:
- Exija higiene de manos: antes de manipular el catéter, el personal debe lavar sus manos con agua y jabón o solución antiséptica. El paciente o familiar tiene derecho a verificarlo.
- Revise el sitio de inserción: diariamente se debe observar si hay enrojecimiento, dolor, secreción o fiebre. Estos pueden ser signos de una infección incipiente.
- Evite tocar el catéter: ni el paciente ni los familiares deben manipularlo sin supervisión médica.
- Asegúrese de que el apósito esté limpio y adherido: si está sucio, húmedo o despegado, debe ser cambiado por personal capacitado.
- Hable sin miedo: preguntar por los cuidados, los materiales utilizados o reportar síntomas no es entrometerse, es proteger la salud.
“El empoderamiento del paciente y su entorno no solo mejora los resultados clínicos, sino que también fortalece la cultura de seguridad dentro de las instituciones de salud”, recalcó Arce.
Rol del Estado y las EPS: aliados necesarios en la prevención

El abordaje del problema no puede limitarse a lo clínico. Según Arce, las aseguradoras y EPS pueden jugar un rol crucial. “Pueden promover esquemas de atención basados en prevención, auditorías clínicas, apoyo a la formación del personal sanitario y respaldo a la adopción de tecnologías validadas”, explicó.
Desde una mirada de salud pública, el Ministerio de Salud también debe reforzar sus acciones. Entre las recomendaciones planteadas por expertos están: actualizar guías clínicas, fortalecer la capacitación del personal, mejorar la vigilancia epidemiológica y facilitar el acceso a tecnología en hospitales de segundo y tercer nivel.
“Evitar estas complicaciones es una tarea compartida que involucra a todo el sistema de salud: desde quienes diseñan políticas públicas y desarrollan tecnologías, hasta los profesionales que cuidan a los pacientes cada día”, concluyó Arce en su entrevista con Infobae Colombia.
La buena noticia es que estas infecciones son en su mayoría prevenibles. De acuerdo con Solventum, hasta un 71% de los casos pueden evitarse si se implementan adecuadamente prácticas clínicas respaldadas por evidencia científica y tecnologías innovadoras.
Entre las soluciones disponibles en el país se encuentran apósitos antimicrobianos, tapas protectoras con antiséptico integrado, antisépticos de alta eficacia y coberturas estériles.
Además, Solventum introdujo recientemente en Colombia un catéter de larga duración tipo PICC/CVC, con sistema de fijación sin sutura, que reduce la manipulación y proporciona protección antimicrobiana. Este dispositivo ya ha sido adoptado por varias instituciones de segundo y tercer nivel y es compatible con protocolos de prevención vigentes.
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