Redes sociales y autoestima rota, el 70% de los jóvenes colombianos ya muestra signos del síndrome del impostor

La búsqueda de validación en plataformas digitales transforma la percepción de éxito y alimenta inseguridades profundas

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El uso intensivo de redes
El uso intensivo de redes sociales se asocia con mayores niveles de ansiedad y comparación entre jóvenes - crédito PixaHive

Una ventana abierta al mundo, sí, pero también a las inseguridades personales. Esa parece ser la doble cara de las redes sociales en la vida de miles de jóvenes colombianos. Mientras algunas publicaciones despiertan admiración o entretienen por un momento, otras actúan como detonantes silenciosos de ansiedad, comparación constante y sentimientos de insuficiencia.

Un estudio nacional reveló que cerca del 70% de los jóvenes entre 15 y 28 años presentan indicios del llamado síndrome del impostor, una condición psicológica caracterizada por la sensación persistente de no merecer los logros alcanzados. Aunque desde afuera puedan parecer exitosos o capaces, por dentro dudan, se sienten “fraudes” y temen ser descubiertos como tal.

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El 66% de los encuestados
El 66% de los encuestados desea vivir como las personas que sigue en redes sociales - crédito Shutterstock

La investigación, liderada por un centro especializado en salud mental, llamó la atención no solo por la alta prevalencia de este fenómeno, sino por su estrecha relación con el uso cotidiano de plataformas digitales. “Vivimos en una era donde el éxito se mide muchas veces por la cantidad de seguidores o likes”, explicó Lorena Gómez, directora del centro. Según ella, esa lógica traslado los estándares de validación personal al terreno virtual, generando una presión constante por encajar y sobresalir.

De hecho, el estudio detalló que el 69% de los jóvenes encuestados reconoció tener miedo a no estar a la altura de lo que los demás esperan o a ser juzgados duramente, incluso después de alcanzar metas significativas. Una cifra aún más reveladora muestra que el 56% siente que no lleva una vida interesante, y un 66% expresó el deseo de vivir como las personas que sigue en redes sociales.

Esta idealización constante, alimentada por imágenes cuidadosamente editadas y narrativas de éxito acelerado, disparó los niveles de ansiedad en la población joven. “Hay una desconexión entre lo que somos y lo que creemos que deberíamos ser, una brecha que muchas veces crece con cada scroll”, agrega Gómez.

La presión por validación digital
La presión por validación digital afecta la autoestima y la salud mental de la juventud colombiana - crédito J.M. García/EFE

Ante este panorama, el centro impulsor del estudio viene implementando una serie de estrategias terapéuticas diseñadas específicamente para este grupo etario. Entre ellas se destacan la desintoxicación digital temporal, ejercicios de exposición gradual a situaciones que generan inseguridad, reestructuración cognitiva para identificar patrones de pensamiento dañinos y prácticas de diálogo introspectivo orientadas a fortalecer la autocompasión.

“No se trata de satanizar el uso de redes sociales, sino de aprender a habitarlas sin perderse en ellas”, explicó una de las terapeutas del programa. El objetivo no es desaparecer del mundo virtual, sino participar en él de forma más consciente, sin sacrificar la salud emocional en el intento.

El síndrome del impostor no es nuevo, pero su expansión entre jóvenes en plena etapa de formación personal y profesional sí es un llamado urgente a repensar los entornos digitales que habitamos. El problema no es solo que nos comparemos, sino que construyamos nuestra valía a partir de comparaciones inalcanzables.

El 56% de los jóvenes
El 56% de los jóvenes siente que su vida no es lo suficientemente interesante, revela la investigación - crédito Latif Kassidi/EFE

Recomendaciones para padres y cuidadores frente a las redes sociales

  • Hable abiertamente del tema: antes de imponer normas, escuche. Pregunte qué redes sociales usan sus hijos, qué les gusta ver y cómo se sienten al hacerlo. Recuerde, el diálogo es mucho más efectivo que la imposición.
  • Defina límites de tiempo razonables: establezca horarios claros para el uso de redes sociales, especialmente entre semana. Lo ideal es acordar en familia “cuándo sí” y “cuándo no”, por ejemplo, no durante las comidas ni justo antes de dormir.
  • Acompañe, no solo vigile: no basta con revisar qué publican. Es fundamental acompañar sus experiencias digitales. Interésese por el contenido que consumen, sus creadores favoritos, los juegos que usan o los influencers que siguen.
  • Active controles parentales: la mayoría de plataformas y dispositivos permiten establecer límites de uso, filtrar contenido y restringir interacciones. Utilícelos como herramientas de apoyo, no como castigo.