Trump y Xi pausan la intensidad de la guerra comercial, pero una amenaza nuclear se asoma

Reportajes Especiales - News

Guardar

El nuevo acuerdo comercial fue una victoria para la economía mundial, pero se negoció bajo la sombra de una nueva y repentina amplificación de las amenazas nucleares entre las potencias mundiales.

Antes de la reunión de alto nivel entre el presidente Donald Trump y Xi Jinping de China el jueves, los líderes mundiales esperaban noticias de una tregua económica que pudiera ayudar a estabilizar la economía mundial. Lo consiguieron.

También obtuvieron algo extra: una mayor preocupación sobre si el mundo está entrando en una nueva era de proliferación de armas nucleares entre las potencias mundiales.

Tras una reunión cara a cara de 90 minutos en Corea del Sur, Trump anunció que ambos líderes habían reducido drásticamente su enfrentamiento comercial, y acordaron, en esencia, un alto al fuego de un año de duración que anularía las medidas de represalia, incluidos los aranceles elevados y el cierre del acceso a los metales de tierras raras.

La reunión fue el acontecimiento más esperado y trascendental de la gira de casi una semana de Trump por Asia, donde firmó una serie de acuerdos comerciales y de seguridad con otros países de la región, muchos de ellos orientados a contener a Pekín.

"Supongo que en la escala de 0 a 10, siendo 10 lo mejor, diría que la reunión fue un 12", dijo Trump a bordo del Air Force One cuando regresaba a Washington.

El acuerdo fue una victoria para la economía mundial, pero se negoció bajo la sombra de una nueva y repentina amplificación de las amenazas nucleares entre las potencias mundiales.

Unos minutos antes de aterrizar en Busan, Corea del Sur, para reunirse con Xi, Trump anunció en las redes sociales que Estados Unidos reanudaría inmediatamente las pruebas de armas nucleares tras una pausa de más de 30 años. El anuncio se produjo después de que Rusia anunciara que esta semana también había realizado pruebas de un misil con capacidad nuclear y de un dron marítimo.

"Debido a los programas de pruebas de otros países, he dado instrucciones al Departamento de Guerra para que comience a probar nuestras Armas Nucleares en igualdad de condiciones", escribió, y anunció que el proceso comenzaría inmediatamente.

Trump no dio más detalles sobre la decisión. Pero con su mensaje, Trump parecía aumentar la presión mientras se preparaba para reunirse con el dirigente con la segunda mayor economía del mundo y el tercer mayor arsenal nuclear.

Tras la reunión, Trump elogió a Xi como "gran líder de un país muy poderoso y muy fuerte". Y pareció suavizar su dura declaración de horas antes, lo que sugirió que su anuncio no iba dirigido a China, sino a otras naciones que se negó repetidamente a nombrar.

"Tenemos más armas nucleares que nadie, no hacemos pruebas", dijo Trump. "Hace años, muchos años, que dejamos de hacerlo", dijo. "Pero como otros hacen pruebas, creo que es apropiado que nosotros también las hagamos".

Pero el caótico telón de fondo de la reunión fue un recordatorio de cómo el enfoque de Trump sobre las cuestiones y la diplomacia puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos --incluso en un asunto tan vital como la estrategia que rige el arsenal nuclear estadounidense-- y también mostró su enfoque cada vez más volátil de la política exterior desde que retomó el cargo.

La reunión también puso de manifiesto lo mucho que está en juego ahora cada vez que Estados Unidos y China se reúnen: la economía mundial, la seguridad en todo el mundo y las amplias implicaciones de la negociación entre ambos países, que afectan a todo, desde las alianzas individuales en el Indopacífico hasta el resultado de la invasión rusa en Ucrania.

Un comunicado emitido por la agencia oficial de noticias china Xinhua tras la reunión no abordó los acuerdos alcanzados, pero sí aludió a la reciente medida de China de cortar el suministro de minerales críticos.

La declaración señalaba que Xi dijo a Trump que los recientes "giros" en la relación entre Estados Unidos y China deberían servir de lección a ambos para evitar el "círculo vicioso de represalias mutuas".

La reunión concluyó con claras victorias para la agenda exterior e interior de Trump.

Trump dijo a los periodistas en el Air Force One que China había acordado suspender durante un año sus límites a las exportaciones de metales de tierras raras, que son cruciales para una amplia gama de industrias manufactureras avanzadas. La medida adoptada por China a principios de mes para restringir las exportaciones había llevado a Trump a amenazar con cancelar la reunión de esta semana.

También dijo que Xi había acordado tomar medidas más enérgicas para detener el flujo de precursores químicos para fabricar fentanilo y que, en respuesta, Estados Unidos reduciría al 10 por ciento, desde un 20 por ciento, los aranceles relacionados con el fentanilo que había impuesto a China a principios de este año. Reducir las muertes por fentanilo en Estados Unidos ha sido una prioridad para Trump.

En una publicación en las redes sociales, Trump dijo que Xi también se había comprometido a comprar una "enorme cantidad de soja" y otros productos agrícolas, y añadió que "¡Nuestros agricultores estarán muy contentos!". Escribió que China también "iniciaría el proceso" de compra de energía estadounidense.

Aunque Trump saludó cordialmente a Xi antes de sus conversaciones en una base militar de Busan, el ambiente fue más tenso que cuando se reunió con los líderes de Japón y Corea del Sur a principios de semana.

Para Trump, sus cinco días previos en Asia habían consistido en gran medida en recibir honores y asegurar rápidamente acuerdos comerciales. El jueves, el viaje dio un giro sobrio al encontrarse con Xi, aunque lo llamó "amigo mío".

Antes de reunirse, los dos líderes se estrecharon las manos con tensión ante una hilera de banderas chinas y estadounidenses en una base aérea de Busan, mientras Trump hablaba y Xi permanecía en silencio.

"El presidente Xi es un gran líder de un gran país, y creo que vamos a mantener una relación fantástica durante un largo periodo de tiempo", dijo Trump.

Xi, por su parte, abordó la reunión con cautela y firmeza. En sus declaraciones, comparó las relaciones entre China y Estados Unidos con un "barco gigante" que requiere un liderazgo conjunto constante.

Xi también dijo que él y Trump "no siempre están de acuerdo" y afirmó que era "normal que las dos principales economías del mundo tengan fricciones de vez en cuando".

También sugirió que no cedería ante la agenda de Trump de "América primero". "Siempre he creído que el desarrollo de China va de la mano de tu visión de hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande", dijo Xi.

Antes de su reunión privada, los dos líderes dijeron que estaban centrados en la larga lista de negociaciones comerciales que tenían ante sí, y dieron a entender que ignorarían preocupaciones mucho más graves, como la reanudación de las pruebas nucleares entre países que compiten ferozmente y el interés de Xi por poner más distancia entre Estados Unidos y Taiwán.

Xi no respondió a una pregunta sobre si plantearía la cuestión de Taiwán en la reunión. Trump no respondió a una pregunta sobre por qué había ordenado que se reanudaran las pruebas de armas nucleares por primera vez en 33 años. El presidente hizo una pausa antes de negarse a responder a la pregunta, una reacción poco habitual en un dirigente casi siempre espontáneo.

Tras la reunión, Trump dijo que la cuestión de Taiwán no había surgido durante la conversación. El miércoles, Trump dijo a los periodistas a bordo del Air Force One que no esperaba que lo hiciera, y no quiso decir si apoyaba o no la independencia de la isla autogobernada, que China reclama como propia.

Ambos líderes hablaron de asociarse para abordar otros conflictos, dijo. Trump dijo que él y Xi habían hablado largo y tendido sobre la guerra de Ucrania y que iban a "trabajar juntos para ver si podemos hacer algo".

Trump, que ha presionado a otras naciones para que dejen de comprar petróleo ruso, lo cual ayuda a financiar su invasión de Ucrania, señaló que Xi llevaba mucho tiempo comprando petróleo a Rusia, pero dijo que en realidad no habían hablado del tema.

El anuncio de Trump de que reanudaría las pruebas nucleares se produjo después de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijera que su país había probado con éxito un misil de propulsión nuclear y con capacidad nuclear, y luego, por separado, un dron marítimo nuclear que podía desencadenar un tsunami. Y Xi supervisa una de las acumulaciones más rápidas de un arsenal nuclear en la Tierra.

Cuando se le preguntó si creía que su directiva crearía un entorno nuclear más arriesgado, Trump restó importancia a su impacto al decir: "Creo que lo tenemos bastante bien controlado".

Trump añadió que Estados Unidos ya estaba en conversaciones con Rusia sobre la desnuclearización y que "China se sumaría a ello".

El anuncio de Trump también se produjo después de haber hecho anuncios sustanciales sobre el refuerzo de las defensas de los aliados estadounidenses en la región.

El martes, en una base naval cerca de Tokio, Trump dijo que el gobierno japonés había hecho un pedido de misiles de fabricación estadounidense para armar sus aviones de combate. Su gobierno ha estado presionando a los japoneses para que gasten más en defensa militar.

De pie junto a él, la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, prometió que había renovado su determinación de "hacer que el Indopacífico sea libre y abierto", en referencia a la necesidad de frenar las maniobras y ambiciones territoriales chinas en el Mar de China Meridional.

En Corea del Sur, Trump destacó la inversión del país en la construcción naval estadounidense y dijo más tarde que había dado al aliado de Estados Unidos "su aprobación para construir un submarino de propulsión nuclear".

Cuando llegó a Busan, Trump esperaba haber reunido suficiente influencia para llegar a un acuerdo con Xi y buscaba más oportunidades de entablar contactos.

A lo largo de su viaje, Trump mostró un tono esperanzador sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo que pudiera reforzar la frágil tregua comercial que Estados Unidos y China alcanzaron el mes pasado tras cuatro rondas de negociaciones. Mientras volaba de regreso a Washington, Trump declaró la victoria.

Calificó la reunión de "gran éxito" y anunció que visitaría China en abril.

"Toda la relación es muy, muy importante", dijo.

David Pierson colaboró con reportería desde Busan, David E. Sanger desde Washington y Lily Kuo desde Taipéi.

Katie Rogers es corresponsal del Times para la Casa Blanca y reporta sobre el presidente Trump.

Erica L. Green es corresponsal de la Casa Blanca del presidente Donald Trump y su gobierno.

David Pierson colaboró con reportería desde Busan, David E. Sanger desde Washington y Lily Kuo desde Taipéi.