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Dos académicos británicos descubrieron que una "copia" del texto medieval, conservada en la biblioteca de la Facultad de Derecho de Harvard durante 80 años, es uno de los siete originales que datan de 1300.
Adquirido por 27,50 dólares después de la Segunda Guerra Mundial, el manuscrito descolorido y manchado de agua de la biblioteca de la Facultad de Derecho de Harvard había atraído relativamente poca atención desde que llegó allí en 1946.
Eso está a punto de cambiar.
Dos académicos británicos, uno de los cuales dio con el manuscrito por casualidad, han descubierto que se trata de una versión original de 1300 --no una copia, como se pensó durante mucho tiempo-- de la Carta Magna, el documento medieval que contribuyó a establecer algunas de las libertades más preciadas del mundo.
Es uno de los siete documentos de esa fecha que aún existen.
"Nunca en toda mi vida esperé descubrir una Carta Magna", dijo David Carpenter, profesor de historia medieval del King's College de Londres, al describir el momento, en diciembre de 2023, en que hizo el sorprendente hallazgo.
El valor del manuscrito es difícil de estimar, aunque es justo decir que su precio de menos de 30 dólares (unos 500 dólares hoy en día) debe de convertirlo en una de las gangas del siglo pasado. Una versión de la Carta Magna de 710 años de antigüedad se vendió en 2007 por 21,3 millones de dólares.
Nicholas Vincent, profesor de historia medieval de la Universidad de East Anglia, en el este de Inglaterra, ayudó a autentificar el texto. Señaló que el documento, que obligaba a los gobernantes de la nación a actuar dentro de la legalidad, había resurgido en un momento en que Harvard se ha visto sometida a una presión extraordinaria por parte del gobierno de Donald Trump.
"En este caso concreto se trata de una institución que está siendo atacada directamente por el propio Estado, por lo que es casi providencial que haya aparecido donde lo ha hecho en este momento concreto", dijo.
'¡Tú y yo sabemos lo que es eso!'
Providencial o no, el descubrimiento se produjo en gran medida por casualidad.
Carpenter estaba en su casa de Blackheath, al sureste de Londres, rebuscando entre las imágenes digitales de la Facultad de Derecho de Harvard como investigación para un libro, cuando abrió un archivo llamado HLS MS 172, el nombre de catálogo del Manuscrito 172 de la Facultad de Derecho de Harvard.
"Llegué al 172 y era una sola hoja de pergamino de la Carta Magna", dijo. "Y pienso: 'Oh, Dios mío, esto me parece, porque lo he leído, un original'".
Carpenter envió un correo electrónico a Vincent, quien en aquel momento trabajaba en una biblioteca de Bruselas. "David lo envió con un mensaje que decía: '¿Qué crees que es eso?", dijo Vincent. "Le contesté en cuestión de segundos: '¡Tú y yo sabemos lo que es eso!'".
Los dos académicos pudieron confirmar la autenticidad del manuscrito después de que la Facultad de Derecho de Harvard lo fotografiara bajo luz ultravioleta y luego lo sometiera a varios niveles de imágenes espectrales, una técnica que puede realzar aspectos de documentos históricos indetectables para el ojo humano.
Al compararlo con seis originales conocidos de 1300, los profesores descubrieron que el texto coincidía, al igual que las dimensiones: 489 x 473 milímetros. La caligrafía empleada en el manuscrito, con una gran "E" mayúscula al principio en "Edwardus" y letras alargadas en la primera línea, también coincidía.
"Es lo mejor que le puede pasar a un bibliotecario", dijo Amanda Watson, decana adjunta de la biblioteca de la Facultad de Derecho de Harvard. "Es nuestro trabajo diario: digitalizar cosas, conservarlas, salvarlas y abrirlas a personas como David Carpenter".
Watson dijo que el documento en sí se había expuesto algunas veces, pero que, al formar parte de una gran colección, no se mantenía exhibido de forma permanente. La biblioteca aún no ha decidido si ahora se pondrá a disposición del público, pero Watson dijo que "no puede imaginar" que se venda.
"En Estados Unidos, tener cosas que tienen setecientos años es especial", añadió Jonathan Zittrain, catedrático de derecho internacional y director de la Biblioteca de la Facultad de Derecho de Harvard.
'La ley del país'
La Carta Magna --"gran carta" en latín-- se ha utilizado para justificar muchas causas diferentes a lo largo de los siglos, a veces sobre un terreno histórico inestable. Pero se ha convertido en un símbolo mundial de la importancia de las libertades fundamentales, incluido el habeas corpus. Al limitar el poder del monarca, llegó a representar el derecho a la protección contra el gobierno arbitrario e injusto.
Uno de sus pasajes más famosos afirma: "Ningún hombre libre será apresado o encarcelado, ni despojado de sus derechos o posesiones, ni proscrito o exiliado, ni privado de su posición de ninguna otra manera, ni procederemos con fuerza contra él, ni enviaremos a otros a hacerlo, salvo por el juicio legítimo de sus iguales o por la ley del país".
Emitida por primera vez en 1215, ponía por escrito una serie de concesiones obtenidas por los barones rebeldes de un recalcitrante rey Juan de Inglaterra, o rey Juan el malo, como se le conoció en el folclor.
Posteriormente revocó la carta, pero su hijo, Enrique III, publicó versiones modificadas, la última en 1225, y el hijo de Enrique, Eduardo I, confirmó a su vez la versión de 1225 en 1297 y de nuevo en 1300.
El documento influyó en la Constitución de Estados Unidos, y la Declaración de Derechos incluye varias disposiciones que se cree descienden de la Carta Magna.
Hay 25 manuscritos originales de la Carta Magna en total, producidos en distintas épocas. Incluido el de Harvard, solo tres se encuentran fuera de Reino Unido.
La Facultad de Derecho de Harvard compró su versión a un comerciante londinense de libros jurídicos, Sweet & Maxwell, que a su vez había adquirido el manuscrito en diciembre de 1945 a Sotheby's, la casa de subastas.
En el catálogo de la subasta de 1945 figuraba como copia y con una fecha errónea (1327) y se vendió por 42 libras --aproximadamente una quinta parte del ingreso anual promedio en el Reino Unido en aquella época-- en nombre de Forster Maynard, un vicemariscal del aire que había servido como piloto de caza en la Primera Guerra Mundial.
El vicemariscal del aire Maynard lo heredó de la familia de Thomas y John Clarkson, quienes fueron destacados activistas en el Reino Unido contra el comercio de esclavos desde la década de 1780 en adelante.
Vincent cree que el documento podría ser una Carta Magna perdida que, en su día, fue emitida para el antiguo distrito parlamentario de Appleby-in-Westmorland, en el norte de Inglaterra, y que se mencionó por última vez por escrito en 1762.
Aunque es indudablemente famosa, muchos británicos parecen tener un conocimiento vago del documento. El ex primer ministro David Cameron fue célebremente incapaz de traducir el término "carta magna" cuando David Letterman se lo preguntó en su programa nocturno de entrevistas en 2012.
Pero pocos dudan de su importancia en la evolución de las nociones occidentales de derechos y libertades. Con algunas de ellas ahora más amenazadas, Vincent dijo que el descubrimiento en Harvard era oportuno.
La Carta Magna, dijo, somete al rey al imperio de la ley. El "jefe del Estado no puede simplemente ir contra alguien porque no le guste, tiene que hacerlo utilizando la ley", dijo.
El texto de la carta está incorporado en 17 constituciones estatales de Estados Unidos, añadió, "de modo que hay más de ella en la legislación estatal estadounidense que en la del Reino Unido".
Vincent comparó el descubrimiento con encontrarse con una obra maestra del artista neerlandés Johannes Vermeer, del que solo se conservan 36 cuadros. "Se le considera el más raro de todos los grandes maestros, por lo que hay muchos menos de estos que de Vermeers", dijo.
Tanto él como Carpenter tienen previsto visitar la Facultad de Derecho de Harvard el mes que viene para ver y tocar el documento por primera vez, un momento que Vincent predijo que sería "emotivo".
Stephen Castle es corresponsal del Times en Londres y escribe ampliamente sobre Gran Bretaña, su política y la relación del país con Europa.
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