El 19 de febrero de 2024, la vida de Lady Gabriella Windsor, prima segunda del rey Carlos III, e hija de los príncipes Michael de Kent dio un giro abrupto e irreparable. Su esposo, Thomas Kingston, fue encontrado muerto con una herida traumática en la cabeza en la casa de sus padres, en la campiña de los Cotswolds.
La noticia, confirmada por el Palacio de Buckingham, conmocionó a la familia real británica y al entorno cercano de la pareja. Tras doce meses marcados por el duelo y la ausencia, Lady Gabriella reapareció públicamente en un nuevo rol institucional, iniciando así una etapa distinta en su vida personal y dentro de la esfera pública.
Una reaparición marcada por un compromiso con la educación musical
En esta reanudación de su agenda, Lady Gabriella fue nombrada patrona de Restore the Music, una organización benéfica dedicada a revitalizar los departamentos de música en colegios públicos del Reino Unido. La entidad anunció oficialmente su incorporación con un mensaje en el que destacaron su pasión por la música y su interés genuino por ayudar a la juventud.
“La música puede hacer mucho para ayudar a desarrollar la confianza, la imaginación y las habilidades, lo que creo que son esenciales para el aprendizaje”, dijo Lady Gabriela durante una visita a una de las escuelas beneficiadas por la organización.
En ese mismo acto expresó sentirse “deslumbrada” por el talento y la entrega de los estudiantes que participaron en la jornada.
Antes de este nuevo compromiso, Lady Gabriella ya había desempeñado funciones vinculadas a actividades solidarias. En diciembre de 2023, a pedido de Kate Middleton, colaboró en la organización del concierto de villancicos Juntos en Navidad, realizado en la Abadía de Westminster.
En ese evento participaron músicos que se habían formado en el marco de Restore the Music, así como artistas de renombre como Paloma Faith, Olivia Dean y Gregory Porter.
Durante aquella celebración, reforzó su posición sobre el valor de la música como herramienta de inclusión social y educativa. “Puede contribuir enormemente a desarrollar la confianza, la imaginación y las habilidades sociales, todas ellas, en mi opinión, esenciales para el aprendizaje”, dijo en relación a la música.
El impacto de una pérdida inesperada: la muerte de Thomas Kingston
El regreso de Lady Gabriella se produce exactamente un año después de la muerte repentina de su esposo, quien tenía 45 años. La pareja, que se casó el 19 de mayo de 2019 en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, no tenía hijos y mantenía una relación cercana y armónica, según relataron sus allegados.
La autopsia reveló que Kingston murió como resultado de una “herida traumática en la cabeza” causada por un disparo. Junto a su cuerpo se encontró un arma de fuego. La policía descartó de inmediato la participación de terceras personas y no encontró elementos sospechosos en la escena.
Según la investigación forense, la causa de muerte fue catalogada como suicidio, pero con un matiz: fue producto de un “impulso repentino”.
La familia explicó que Kingston recibió tratamiento por insomnio y síntomas depresivos asociados al estrés laboral. Inicialmente, se le recetó sertralina, un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS). Al no experimentar mejoras, los médicos reemplazaron el tratamiento por citalopram, del mismo grupo farmacológico. Además, tomaba zopiclona para facilitar el sueño.
En los días previos a su muerte, Kingston dejó de tomar los antidepresivos, y los análisis toxicológicos encontraron rastros de zopiclona y cafeína. Las conclusiones de la forense indicaron que no existían señales previas de intención suicida y que el entorno familiar describía una conducta estable y esperanzadora.
La forense subrayó que las pruebas de su esposa, su familia y su socio respaldan su falta de intención suicida y atribuyó el desenlace a efectos adversos por medicamentos que le habían recetado recientemente.
El testimonio de Lady Gabriella ante el tribunal
Durante el proceso judicial, Lady Gabriella expuso con claridad y firmeza su visión de los hechos. “Creo que cualquiera que toma pastillas como estas debe ser más consciente de los efectos secundarios para evitar futuras muertes. Si esto le pudo pasar a Tom, le puede pasar a cualquiera”, dijo en su declaración.
Además, describió a su esposo como una persona afectuosa y resiliente, que jamás manifestó pensamientos suicidas ni había dado señales de crisis severa. “Si algo le hubiera preocupado, estoy segura de que habría dicho que estaba pasando por un momento difícil”, afirmó ante el tribunal.
También, destacó que el hecho de que Thomas decidiera quitarse la vida en la vivienda de sus padres no respondía a una acción premeditada, sino que fue probablemente un acto impulsivo en un momento de desregulación emocional producto del tratamiento farmacológico.
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