El resurgimiento del “Pequeño Louvre”: el Museo Bonnat-Helleu reabre tras una renovación de 14 años

Bonnat-Helleu de Bayona vuelve a recibir visitantes luego de una extensa renovación, marcando un hito para la vida cultural vascofrancesa y la escena artística internacional tras superar desafíos técnicos y financieros

Guardar
El Museo Bonnat-Helleu reabre en
El Museo Bonnat-Helleu reabre en Bayona tras 14 años de cierre y una renovación de 35 millones de euros (Photo by Gaizka IROZ / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE

Después de catorce años de cierre, el Museo Bonnat-Helleu de Bayona vuelve a abrir sus puertas, marcando un hito para la vida cultural del País Vasco francés y para la comunidad artística internacional. Conocido como el “Pequeño Louvre” por la calidad y amplitud de sus colecciones, este museo emblemático retoma sus actividades tras un extenso y accidentado proceso de renovación, en el que los desafíos técnicos, financieros y de gestión lo acompañaron desde sus primeras etapas.

Un proceso de renovación marcado por imprevistos

En 2011, el Museo de Bellas Artes Bonnat-Helleu cerró sus puertas con miras a una necesaria modernización. Sin embargo, el tiempo estimado para los trabajos fue ampliamente sobrepasado. Uno de los factores determinantes de la tardanza estuvo en la subestimación del coste de la obra desde un primer momento. Inicialmente, se anunció un presupuesto de 10 millones de euros, cantidad que pronto se reveló insuficiente. Según detalla el periódico Le Monde, el plan original no contempló gastos fundamentales como el mobiliario nuevo, las mejoras en las vías circundantes al edificio ni recursos educativos imprescindibles para la experiencia museística moderna.

La modernización del sótano, destinada a ampliar las posibilidades de exposición y gestión interna, tampoco tuvo en cuenta los condicionantes geográficos del museo. La cercanía al río Adour implicaba un riesgo alto de inundaciones, una realidad no considerada en los presupuestos ni en los planes tecnoconstrutivos iniciales. Tales omisiones resultaron en una sucesión de retrasos y revisiones que, con el paso de los años, terminaron por triplicar el desembolso final: la renovación costó 35 millones de euros.

Movimientos en la dirección y la gestión del museo

El museo enfrentó tres cambios
El museo enfrentó tres cambios de dirección durante la remodelación, lo que generó inestabilidad en la gestión del proyecto (Google Street View)

Asimismo, la dirección y la gestión del proyecto tampoco estuvieron exentas de sobresaltos. Durante los últimos tres años del prolongado cierre, el museo estuvo bajo el mando de tres directores distintos, cada uno con visiones y equipos propios. Esta inestabilidad afectó la toma de decisiones y el avance coordinado de las obras, ralentizando aún más el proceso e incrementando el nivel de incertidumbre al interior de la institución y entre la ciudadanía local.

No sería hasta la llegada de Barthélemy Etchegoyen Glama, graduado de la École Normale Supérieure y ex asesor de la presidenta del Louvre, cuando los planes de modernización comenzaron a consolidarse. Su experiencia y habilidad para construir consensos resultaron clave para sacar adelante la remodelación en su recta final y alinear al personal del museo tras una hoja de ruta común.

De los sobrecostos al impulso renovador

La modernización del 'Pequeño Louvre'
La modernización del 'Pequeño Louvre' triplicó su presupuesto inicial por desafíos técnicos y financieros imprevistos (Photo by Gaizka IROZ / AFP)

Si bien el presupuesto fue un reto constante, los recursos adicionales permitieron elevar el estándar de la restauración arquitectónica y museográfica. Los trabajos abarcaban no solo la restauración de elementos originales, como los mosaicos diseñados por Giandomenico Facchina y el icónico techo en forma de diamante del patio central, sino también la adquisición de un edificio escolar vecino. Esto permitió la ampliación significativa de la superficie expositiva del museo, el desarrollo de una cafetería para los visitantes y la creación de nuevas oficinas y espacios para el personal.

El sobrecoste en la remodelación se fue acumulando al tener que enfrentar obras viales no previstas, soluciones técnicas especiales por ubicarse cerca de un río con riesgo de crecidas y la adaptación del museo a las normas contemporáneas de conservación y accesibilidad. La financiación tuvo que ajustarse constantemente, implicando nuevas partidas presupuestarias tanto del ámbito municipal como regional y estatal.

Una propuesta museística contemporánea

Tras el monumental esfuerzo, la reapertura del Museo Bonnat-Helleu no se limita a mostrar una fachada restaurada. El equipo directivo enfatiza una experiencia museística centrada en la accesibilidad y en la emoción que despiertan las obras. Como expresó Hélène Ferron, jefa de las colecciones del museo, a The Art Newspaper: “La emoción es clave en nuestra experiencia en el museo, queremos que se sienta acogedor, no intimidante”. Ferron remarca que el objetivo es crear un ambiente en el que el visitante se sienta cómodo desde el primer momento: “Deseamos que el público perciba el museo como un espacio abierto y amable”. Asimismo, subraya la apuesta curatorial por una exposición intuitiva y temática: “Nos hemos alejado de las presentaciones rígidas para acercarnos a los intereses y curiosidades de los visitantes”, agrega Ferron.

El museo se inserta en el tejido cultural bayonés participando en festivales artísticos y promoviendo el legado local, mientras que la nueva organización de sus salas permite una circulación más fluida y un diálogo más abierto con el público.

Colección y patrimonio artístico: el legado de los maestros

El patrimonio artístico del Museo
El patrimonio artístico del Museo Bonnat-Helleu reúne 7.000 obras, con piezas de Rembrandt, Rubens, Goya y Miguel Ángel (Photo by Gaizka IROZ / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE

El patrimonio artístico del Museo Bonnat-Helleu se erige como uno de sus principales atractivos. Bautizado en honor a Léon Bonnat y Jean Helleu, dos pintores que legaron al museo parte fundamental de sus colecciones, el recinto alberga alrededor de 7.000 obras, incluyendo piezas de Rembrandt, Rubens, Goya y Miguel Ángel. Además, 2.500 obras provienen en préstamo a largo plazo del propio Louvre, consolidando así el apodo de “Pequeño Louvre”.

Una característica singular es la relevancia de la colección de dibujos: más de 3.500 obras de este tipo forman parte del acervo, de las cuales 50 se exponen simultáneamente y se van rotando cada trimestre para garantizar conservación y variedad en el discurso expositivo.

Objetivos y expectativas de la nueva etapa

Bajo su nueva imagen y gestión, el principal desafío para el museo es recuperar y superar la afluencia de público previa a la renovación, estimada en 60.000 a 80.000 visitantes anuales. Los responsables apuestan por un programa curatorial atractivo y una interacción activa con la comunidad para duplicar estas cifras. En palabras de Ferron: “Queremos que el museo se convierta en un punto de encuentro y descubrimiento constante para todos los públicos”. Con este enfoque, el Museo Bonnat-Helleu se propone posicionar a Bayona y su acervo como referentes culturales indispensables en el sur de Francia.