Irán enfrenta la peor crisis hídrica en seis décadas y Teherán podría quedarse sin agua

La falta de lluvias y años de mala gestión han llevado los embalses de la capital al 5% de su capacidad. El gobierno advierte que, si no llueve antes de diciembre, será necesario racionar el suministro e incluso evacuar la capital. La sequía golpea a todo el país y agrava una crisis ambiental y social sin precedentes

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Una imagen combinada muestra vistas satelitales de las variaciones en el nivel del agua de la presa Latian, en Lavasan, Irán, el 20 de junio de 2025 (izquierda) y el 3 de noviembre de 2025 (derecha) (Vantor/REUTERS)

Irán enfrenta su peor crisis hídrica en décadas, con una sequía que amenaza la habitabilidad de Teherán, una metrópoli de más de 10 millones de habitantes y el epicentro político y económico del país. Las autoridades han advertido que, de persistir la ausencia de lluvias antes de diciembre, será necesario racionar el suministro e, incluso, evacuar la ciudad en caso de que la situación no se revierta.

Según subrayó el presidente Masoud Pezeshkian, la capital podría quedarse sin agua si las precipitaciones no llegan en las próximas semanas. “Tendremos que racionar el agua en Teherán. Y si tampoco llueve después, no quedará agua y habrá que evacuar la ciudad”, declaró.

La escasez se ha intensificado tras un verano extremadamente caluroso, acentuado tanto por factores climáticos como por décadas de gestión ineficaz de los recursos. Doce grandes represas del país están por debajo del 10% de su capacidad, mientras que las reservas de los embalses que abastecen a la capital han alcanzado sus niveles más bajos en sesenta años.

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Una imagen combinada muestra vistas satelitales de las variaciones en el nivel del agua de la presa Sefidrud, cerca de Manjil, Irán, el 10 de septiembre de 2024 (izquierda) y el 10 de septiembre de 2025 (derecha) (Vantor/REUTERS)

De acuerdo con datos de la Compañía de Agua y Alcantarillado de Teherán (Abfa), la capacidad disponible apenas roza el 5%, una situación que el director de la institución, Mohsen Ardekani, calificó como “crítica y de alto riesgo” para la superficie hídrica de la ciudad en declaraciones al Club de Periodistas Jóvenes.

El fenómeno no es exclusivo de la capital. En Mashhad, segunda mayor urbe de Irán y ciudad santa del islam chiíta, el jefe ejecutivo de la compañía de agua local, Hossein Esmaeilian, informó a la Agencia ISNA que los embalses que nutren a sus cuatro millones de habitantes apenas superan el 3% de su capacidad, advirtiendo que el manejo racional del agua se volvió una cuestión de “necesidad”.

Las causas de la crisis van más allá de la falta de lluvias. Expertos y críticos, consultados por medios estatales iraníes, han señalado la sobreconstrucción de represas, la perforación de pozos ilegales y la ineficiencia agrícola como factores clave en el agotamiento de las reservas. El propio gobierno de Pezeshkian atribuye la situación tanto a “políticas de gobiernos anteriores, el cambio climático y el consumo excesivo”, según declaraciones recogidas por Reuters.

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Una imagen combinada muestra vistas satelitales de las variaciones en el nivel del agua de la presa Amir Kabir, cerca de Karaj, Irán, el 1 de mayo de 2025 (izquierda) y el 8 de noviembre de 2025 (derecha) (Vantor/REUTERS)

Las restricciones ya afectan la vida cotidiana. Las autoridades niegan que se haya instaurado un racionamiento formal, pero la Compañía Nacional del Agua y Alcantarillado confirmó reducciones nocturnas de presión en Teherán y advirtió que ciertos barrios pueden quedar sin suministro durante horas, como expusieron vecinos entrevistados por Reuters. En la capital, siete de cada diez habitantes superan el consumo estándar de 130 litros diarios. A nivel nacional, el 92% de los recursos hídricos renovables se agota anualmente, y el 85% se destina al sector agrícola, muy por encima del umbral de sostenibilidad recomendado internacionalmente.

Los efectos ecológicos se han hecho visibles en vastas extensiones del país. La coyuntura ha ocasionado hundimientos de terreno en numerosas llanuras, la pérdida de ecosistemas y la desaparición de lagos y humedales, lo que ha incrementado la incidencia de tormentas de polvo, según la Organización para la Protección del Medio Ambiente.

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Una vista satelital muestra el nivel del agua de la presa Lar, en Amol, Irán, el 16 de julio de 2025 (Vantor/REUTERS)
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Una vista satelital muestra la reducción del nivel del agua en la presa Lar, en Amol, Irán, el 25 de octubre de 2025 (Vantor/REUTERS)

La respuesta oficial contempla la reducción de la presión, el traslado de agua desde otras cuencas y el llamamiento a la población para que instale tanques de almacenamiento y modere el consumo. No obstante, voces críticas recogidas por Shargh y Etemad consideran insuficientes estas medidas, acusando la politización de la gestión ambiental y la designación de gestores “no cualificados”.

Mientras tanto, el temor y la preocupación se propagan en el día a día. Residentes de Teherán, de Mashhad y otras cincuenta ciudades reportan interrupciones y falta de previsión ante cortes imprevistos. Una vecina de Teherán, citada por EFE, resumió el sentir general: “Todos hablamos del miedo a que la ciudad quede sin agua, sería desastroso. Sin agua es imposible vivir”.

(Con información de AFP, EFE y Reuters)