
El tribunal en Leicester, Reino Unido, lleva adelante el juicio contra Julia Wandelt, una mujer polaca de 24 años acusada de suplantar la identidad de Madeleine McCann y de acosar de forma insistente a los padres de la niña desaparecida en el Algarve portugués en 2007.
La acusada enfrenta cargos por hostigamiento tras pasar dos años y medio contactando a los padres de Madeleine a través de mensajes, cartas, llamadas y visitas a su casa. El proceso expone el impacto y las consecuencias de uno de los casos más mediáticos sobre desaparición infantil en Europa.
De acuerdo a The Independent, la investigación señala que Julia Wandelt, originaria de la ciudad de Lubin, inició un contacto continuo e invasivo con la familia McCann y llevó adelante un plan para convencerlos de que era su hija desaparecida. El fiscal Michael Duck explicó ante el tribunal que Wandelt enviaba cartas firmadas como “Madeleine X” en las que describía recuerdos falsos sobre un presunto secuestro en el apartamento portugués de Praia da Luz. La acusada también contactaba por teléfono y añadió de forma no autorizada a Kate McCann a un grupo de Whatsapp en el que defendía ser Madeleine.
Durante el juicio, Kate McCann compareció en la sala protegida por una cortina para evitar un contacto visual directo. Señaló que los intentos continuos de la acusada para unirse a su entorno y los mensajes en los que afirmaba ser su hija generaron un fuerte malestar. “Siempre pensé que su comportamiento delataba que tenía problemas mentales”, declaró la madre frente al tribunal, según precisó el medio.

El acoso llegó a un punto crítico cuando Wandelt logró contactar con Amelie, la hija menor de los McCann. Kate explicó que esa situación resultó insoportable y la llevó a notificar a la policía. El fiscal Duck presentó grabaciones de audio como prueba, en las que se escucha a Wandelt y a su cómplice, Karen Spragg, de 61 años, acercarse a la residencia de la familia en diciembsisi sire del año pasado. Durante esa visita, ambas mujeres gritaron y golpearon la puerta cuando Kate buscó resguardo dentro de su vivienda. “Nos estás provocando una enorme inquietud. Por favor, marchate”, suplicó la madre en esa ocasión.
Según el fiscal, las dos acusadas dejaron cartas para “mamá” bajo la puerta de la vivienda, insistiendo en su falsa identidad y pidiendo un reencuentro familiar. Spragg, la cómplice de Wandelt, solicitó en varias ocasiones una prueba de ADN, y ambas idearon “planes extravagantes” como revisar la basura de los McCann o robar objetos personales en restaurantes para recolectar muestras genéticas, con la intención de fortalecer su engaño.
El padre de Madeleine, Gerry McCann, también enfrentó la insistencia de las acusadas. Cuando llegó a la vivienda durante uno de los episodios de acoso, pidió a las mujeres que abandonaran el lugar: “Tú no eres Madeleine… no quiero nada de esto, por favor, deja de acosarnos y vete de nuestra casa”, se recoge en una de las grabaciones presentadas ante la corte.

La acusada llamó de modo repetido a los teléfonos de la familia McCann. En al menos una ocasión, realizó hasta sesenta intentos en un solo día. En uno de los mensajes de audio incorporados en el proceso, Wandelt manifestó: “Sé que mi acento es polaco, y que no soy tan guapa como era Madeleine. Pero soy consciente de lo que sé y de lo que recuerdo. Por favor, denme una oportunidad. No estoy loca. Llamame”.
En 2023, Wandelt publicó en su cuenta de Instagram que era Madeleine, lo que generó una ola de repercusiones y especulaciones en los medios y redes sociales. Sin embargo, la policía británica practicó una prueba de ADN que descartó cualquier vínculo familiar entre Julia Wandelt y los McCann.
El fiscal Michael Duck dejó en claro desde el inicio del juicio: “Es importante que dejemos clara una cosa desde el principio. Julia Wandelt no es Madeleine McCann”. La estrategia de defensa de las acusadas intentó explicar el comportamiento como resultado de desequilibrios emocionales, pero la acusación detalla la puesta en marcha de actividades planificadas y persistentes para sostener la falsedad. En varias ocasiones, Wandelt habría intentado suplantar anteriormente la identidad de otras niñas desaparecidas.

Ambas acusadas fueron arrestadas en febrero de 2025 en Bristol, tras regresar Wandelt al Reino Unido. Spragg, la cómplice, la aguardaba en un vehículo en el aeropuerto, según los detalles difundidos por El País.
El impacto del caso sobre Kate y Gerry McCann resultó grave. El fiscal resaltó que “una de las consecuencias más dolorosas fue el nivel de exposición pública y el acoso generado por teorías conspirativas sin evidencia, alimentadas por personas a las que no les importa el sufrimiento de la familia”. A día de hoy, la desaparición de Madeleine McCann sigue sin resolverse y es uno de los mayores misterios policiales de la última década.
Por otro lado, el proceso se desarrolla en el contexto de una investigación policial abierta durante casi dos décadas, marcada por pistas falsas, sospechosos interrogados y detenciones que no lograron resolver el caso. Christian Bruckner, el principal sospechoso durante años en la desaparición de Madeleine, fue liberado recientemente tras cumplir condena por otro delito. La policía no reunió pruebas para presentar una acusación formal contra él.
La exposición mediática, el sufrimiento de la familia McCann y el uso repetido de su tragedia por parte de terceros motivan el tenor del juicio y la búsqueda de una condena ejemplar. El proceso busca establecer un precedente para casos de suplantación y acoso vinculados a víctimas de desapariciones de alto perfil, marcando la importancia de respetar la privacidad y dignidad de las familias afectadas por tragedias no resueltas. Tribunal de Leicester, Julia Wandelt y familia McCann son los protagonistas de una historia que continúa bajo el escrutinio judicial y social en el Reino Unido.