Un barco con tesoros, saqueado por piratas y perdido durante 300 años, fue descubierto frente a la costa de Madagascar

Un equipo estadounidense localizó los restos del Nossa Senhora do Cabo, legendario navío portugués asaltado en 1721, reavivando el interés mundial por la historia de tesoros y piratería en el océano Índico

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La expedición estadounidense identificó el
La expedición estadounidense identificó el legendario navío portugués saqueado en 1721 frente a Madagascar (Crédito: Center for Historic Shipwreck Preservation © supplied to GNN)

Tras más de tres siglos sumido en las profundidades del océano Índico, un mítico naufragio ha dado señales de vida en las costas de Madagascar. Un equipo de investigación estadounidense afirma haber identificado los restos de un célebre navío saqueado por piratas en tiempos de la llamada Edad de Oro de la Piratería: el Nossa Senhora do Cabo. La noticia ha reavivado la fascinación global por las historias de tesoros, aventuras y figuras legendarias que surcaron estas aguas.

El hallazgo frente a Madagascar: tecnología y paciencia bajo el mar

La expedición, encabezada por el Centro para la Preservación de Naufragios Históricos de Massachusetts, centró sus esfuerzos en un entorno de especial significación: la isla de Nosy Boraha, antes conocida como Sainte-Marie. Esta isla, estratégica por su geografía y su pasado, ha sido tradicionalmente un punto de encuentro entre historiadores, arqueólogos y cazadores de tesoros. Usando sonar y sofisticados equipos de buceo, los investigadores siguieron durante dieciséis años el rastro de varios naufragios, identificando vestigios que, cruzados con documentos históricos, apuntan de forma consistente a los restos del Nossa Senhora do Cabo.

Entre los elementos recuperados se encuentran artefactos de gran valor arqueológico. Aunque poco queda del fabuloso cargamento, la evidencia recogida parece señalar inequívocamente a aquel buque portugués, dando pie a una de las identificaciones más prometedoras en la historia reciente de la arqueología subacuática.

Nossa Senhora do Cabo: el barco que atraía la codicia

El hallazgo del Nossa Senhora
El hallazgo del Nossa Senhora do Cabo reaviva el interés mundial por la piratería en el Índico (Pixabay)

El Nuestra Señora del Cabo era un buque de guerra portugués de 700.000 kilogramos, construido con el objetivo de proteger los intereses imperiales lusos y trasladar valiosos cargamentos a Lisboa. Dotado de 72 cañones, el navío surcaba las rutas más peligrosas entre Asia y Europa, atrayendo por igual la admiración y la codicia de corsarios y piratas. En su último viaje, tras haber partido de Goa —por entonces una pieza central en el imperio portugués en la India—, el Nossa Senhora transportaba un cargamento destinado a las cortes y coronas de Lisboa, así como a numerosas figuras prominentes de la época.

No solo la riqueza material viajaba en sus bodegas. Junto a la carga, iban a bordo un virrey goano, un noble portugués, el arzobispo de Goa y unos doscientos esclavos capturados en Madagascar, para mayor evidencia de la compleja historia colonial que rodea el episodio.

El ataque pirata: asalto a un gigante del mar

El final del Nossa Senhora do Cabo quedó sellado en mayo de 1721, cuando el barco sufrió una avería durante una tormenta y debió anclar cerca de las Islas Reunión, colonia francesa en el océano Índico. Fue allí donde los temidos piratas Olivier “El Buitre” Levasseur y John Taylor llevaron a cabo uno de los golpes más resonantes del siglo XVIII. Aprovechando la vulnerabilidad del gigantesco navío, organizaron el saqueo que sería recordado como uno de los mayores premios de la piratería.

Levasseur, nacido en Calais en el seno de una familia acomodada, representaba el arquetipo del pirata audaz y disruptivo. Personaje de leyenda, participó en algunos de los asaltos más notorios de la época, acumuló tesoros, ocultó botines y dejó un criptograma célebre sobre el paradero de muchas de sus riquezas antes de ser ahorcado hacia los 40 años. La toma del Nossa Senhora, según fuentes históricas y numerosos testigos alfabetizados que sobrevivieron al evento, consolidó su fama y la de sus cómplices.

El tesoro: riqueza deslumbrante y destino incierto

La carga confiscada en aquel asalto parecía sacada de un cuento de aventuras: porcelana china, nuez moscada, monedas y lingotes de oro y plata, sedas, tallas en madera y marfil, estatuillas religiosas y una cantidad apabullante de piedras preciosas, cuyo valor se estima hoy en 100 millones de dólares. Los piratas, según crónicas de la época, se repartieron el botín y llevaron el barco hacia el bastión de Nosy Boraha, donde se hacía habitual hundir las naves capturadas para evitar su recuperación.

La combinación del tesoro material y el dinero por el rescate llevó a cronistas y estudiosos a calificar el botín como algo más allá de lo habitual, incluso para los cálculos más optimistas de los piratas más experimentados.

Investigación sistemática y legado de Nosy Boraha

Nosy Boraha (Crédito: M worm
Nosy Boraha (Crédito: M worm retrieved from Wikimedia Commons)

Durante casi dos décadas, el equipo del Centro para la Preservación de Naufragios Históricos se dedicó al estudio exhaustivo de la zona, poniendo especial énfasis en la bahía de Nosy Boraha. Esta isla, refugio de corsarios y lugar de descanso definitivo para decenas de barcos saqueados, se ha revelado clave para entender el flujo de riqueza en la era colonial del Índico. No en vano, en el área se han catalogado muchos otros naufragios del mismo periodo, lo que promete un futuro de investigaciones relevantes para la historia marítima y la piratería.

Divulgación científica y repercusión mediática

Los resultados de los estudios, junto con entrevistas y fotografías de las investigaciones y excavaciones en el Nossa Senhora, fueron publicados en los números recientes de Wreckwatch, una revista considerada referencia mundial en el ámbito de los tesoros sumergidos. De esta forma, el descubrimiento ha ganado proyección global, alimentando nuevas narrativas sobre el valor patrimonial y la necesidad de salvaguardar estos testimonios únicos de la historia compartida entre continentes.