Un templo en Bolivia podría cambiar la historia preincaica de los Andes

El complejo arqueológico en Palaspata reveló cómo la civilización Tiwanaku extendió su poder con redes comerciales, rituales y alianzas territoriales

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Estructura monumental hallada cerca del
Estructura monumental hallada cerca del Titicaca revela expansión política y religiosa de Tiwanaku más allá de su núcleo histórico - (REUTERS/Manuel Claure)

En las alturas de Bolivia, a orillas del lago Titicaca, un equipo internacional de arqueólogos hizo un descubrimiento que promete reescribir parte de la historia de los Andes. En un rincón apartado y poco explorado, desenterraron un templo que perteneció a la civilización Tiwanaku, uno de los imperios más influyentes de la región preincaica.

En la cima de una colina discreta, a más de 200 kilómetros al sur del emblemático sitio de Tiwanaku, un equipo internacional de arqueólogos desenterró un complejo de templos que podría transformar la comprensión sobre la expansión y el control territorial de una de las civilizaciones más influyentes de los Andes.

El descubrimiento, liderado por científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania y de Bolivia, reveló el templo de Palaspata, un enclave estratégico que funcionó como nodo de comercio y centro religioso durante el apogeo de Tiwanaku, entre los años 630 y 950 d.C.

Este hallazgo, realizado en el complejo de Palaspata, no solo ofrece una visión más profunda sobre la expansión de Tiwanaku, sino que también ilumina las redes de comercio y la vida religiosa de los antiguos habitantes de la zona.

Las claves de un hallazgo histórico

El complejo de Palaspata, que se localiza cerca de la orilla sur del lago Titicaca, en el municipio de Caracollo, Bolivia, permaneció inadvertido para la arqueología debido a su ubicación apartada y a la escasa población de la zona.

Investigadores internacionales desentierran complejo ceremonial
Investigadores internacionales desentierran complejo ceremonial de más de 125 metros, activo entre los años 630 y 950 d.C. - (REUTERS/Manuel Claure)

Aunque los agricultores indígenas conocían la colina, los investigadores nunca la habían explorado a fondo. La estructura, de aproximadamente 125 metros de largo por 145 metros de ancho, se compone de 15 recintos cuadrangulares dispuestos alrededor de un patio interior rectangular, siguiendo el patrón arquitectónico de los templos con terrazas característicos de Tiwanaku.

Para identificar y reconstruir el sitio, el equipo dirigido por José Capriles, profesor asociado de antropología en Penn State, combinó imágenes satelitales, vuelos con vehículos aéreos no tripulados y técnicas de fotogrametría. Estas herramientas permitieron obtener una representación tridimensional detallada de la topografía y las alineaciones de piedra que conforman el templo.

La disposición del complejo sugirió una alineación astronómica, probablemente relacionada con rituales realizados tras el equinoccio solar, cuando el sol se situaba directamente sobre el ecuador.

La investigación, publicada en la revista Antiquity, detalló que la estructura principal se encuentra en la cima de una meseta, con muros perimetrales de losas de arenisca roja y bloques de cuarcita blanca. Aunque muchas piedras fueron removidas para actividades agrícolas, los vestigios permitieron inferir la magnitud y el diseño original del templo.

El interior mostró concentraciones de artefactos, especialmente cerámica decorada con iconografía tiwanakota, y fragmentos de copas keru, utilizadas en ceremonias para beber chicha, una bebida fermentada de maíz.

Palaspata: nodo estratégico de comercio y centro religioso

El templo de Palaspata, ubicado
El templo de Palaspata, ubicado cerca del lago Titicaca, no solo ofrece un vistazo al poder de Tiwanaku en la región, sino que también ilumina su red de comercio y la influencia religiosa de la civilización en un período crucial de su expansión - (Imagen Ilustrativa Infobae)

La ubicación de Palaspata no fue casual. Según los investigadores, el templo se erigió en un punto de confluencia de tres rutas comerciales que conectaban ecosistemas contrastantes: las tierras altas productivas del lago Titicaca al norte, el árido Altiplano al oeste, ideal para el pastoreo de llamas, y los valles agrícolas de Cochabamba al este. Esta posición estratégica facilitó el intercambio de bienes, personas y tradiciones culinarias, consolidando a Palaspata como un centro neurálgico de comercio y religión.

Capriles explicó en el comunicado de prensa compartido por la universidad, que la función del templo iba más allá de lo ceremonial: “La mayoría de las transacciones económicas y políticas debían ser mediadas a través de la divinidad, porque esa sería un lenguaje común que facilitaría la cooperación entre diversos individuos”. La religión, en este contexto, actuaba como un elemento integrador que permitía la interacción y el acuerdo entre grupos de diferentes regiones.

El hallazgo de fragmentos de copas keru y de maíz, que no se cultivaba localmente, sino en los valles de Cochabamba, refuerza la hipótesis de que el templo servía como punto de redistribución de productos y como espacio para rituales colectivos.

Además, la presencia de cerámica de estilos procedentes de los valles interandinos y de objetos como cuentas de sodalita azul y conchas marinas sugiere una red de intercambio que abarcaba desde el Altiplano hasta la costa del Pacífico.

La expansión de Tiwanaku

Tiwanaku, considerada una civilización preincaica y precursora del imperio inca, floreció en la cuenca del lago Titicaca y extendió su influencia por gran parte de los Andes centrales. Su estructura social altamente organizada y su monumentalidad arquitectónica, visible en pirámides, templos y monolitos, fascinaron a generaciones de arqueólogos. Sin embargo, el alcance real de su control fuera del núcleo del lago Titicaca fue motivo de debate académico.

Algunos especialistas sostienen que Tiwanaku ejerció un dominio directo en regiones como el valle de Moquegua, en el sur de Perú, donde se identificaron colonias y templos con claras discontinuidades estilísticas respecto a las poblaciones locales. En otras áreas, como el valle de Azapa en Chile, la influencia tiwanakota parece haber sido indirecta, mediada por élites locales y evidenciada principalmente por la presencia de bienes de prestigio y objetos rituales importados.

El templo descubierto en Caracollo
El templo descubierto en Caracollo muestra alineación solar y uso ceremonial de chicha en copas keru con iconografía tiwanakota -(REUTERS/Claudia Morales)

El descubrimiento de Palaspata aportó una pieza clave para entender la expansión hacia los valles orientales de Cochabamba, una zona donde la presencia de Tiwanaku se documentó sobre todo en montículos habitacionales y cementerios. La monumentalidad del templo y la diversidad de artefactos hallados sugieren una integración más directa y compleja de lo que se pensaba, con una infraestructura planificada para consolidar la hegemonía geopolítica de Tiwanaku.

Voces locales y científicas: impacto y valor patrimonial

El hallazgo de Palaspata generó sorpresa y orgullo en la comunidad local. Justo Ventura Guarayo, alcalde de Caracollo, destacó en el comunicado compartido: “Los hallazgos arqueológicos en Palaspata son significativos porque resaltan un aspecto crucial de nuestro patrimonio local que había sido completamente ignorado. Este descubrimiento es vital para nuestra comunidad, y creemos que su documentación será invaluable para promover el turismo y dar a conocer la rica historia de nuestra región”.

Las autoridades municipales, en coordinación con instancias estatales y nacionales, iniciaron acciones para proteger y preservar el sitio, siguiendo las recomendaciones de los expertos. La colaboración entre científicos, autoridades y comunidades indígenas fue fundamental para el avance de la investigación y para garantizar la conservación del patrimonio arqueológico.

Capriles subrayó la importancia de la cooperación y del estudio de la evidencia material para comprender los mecanismos de control político y económico en el pasado. “Con una mayor comprensión del pasado de este antiguo sitio, obtuvimos una perspectiva de cómo la gente gestionaba la cooperación y cómo podemos ver evidencia material de control político y económico”, afirmó el investigador.

Evidencias materiales: cerámica, restos óseos y artefactos

Las excavaciones en Palaspata y en el área circundante de Ocotavi 1 revelaron una abundante variedad de materiales arqueológicos. Entre los hallazgos destacaron fragmentos de cerámica polícroma de estilo tiwanakota, copas keru, cuencos, vasijas y quemadores de incienso, así como piezas de cerámica de estilos procedentes de los valles interandinos. También se recuperaron herramientas líticas, cuentas de sodalita azul y fragmentos de conchas marinas, lo que evidenció la amplitud de las redes de intercambio.

El templo descubierto en Caracollo
El templo descubierto en Caracollo muestra alineación solar y uso ceremonial de chicha en copas keru con iconografía tiwanakota - (REUTERS/Claudia Morales)

El análisis zooarqueológico identificó una predominancia de huesos de camélidos, junto con restos de roedores, peces, aves y ciervos, lo que sugirió una explotación diversificada de recursos. Además, se hallaron herramientas óseas, como raspadores y punzones, comparables a las de otros sitios del Altiplano.

Las dataciones por radiocarbono situaron la ocupación más intensa del sitio entre los años 630 y 950 d.C., coincidiendo con el periodo de expansión de Tiwanaku. La presencia de tumbas, artefactos rituales y estructuras funerarias reforzó la interpretación del complejo como un centro multifuncional, con roles religiosos, económicos y sociales.

El descubrimiento de Palaspata abrió nuevas perspectivas para la protección del patrimonio arqueológico en Bolivia y para el desarrollo del turismo cultural en la región andina. Las autoridades locales y los investigadores coincidieron en la necesidad de documentar y preservar el sitio, así como de promover su conocimiento entre la población y los visitantes.

Asimismo, el equipo científico planea realizar más excavaciones, análisis de materiales y estudios comparativos con otros templos de la región para determinar con mayor precisión la cronología, las funciones y las conexiones del complejo. La documentación de otros asentamientos en las tierras altas y los valles orientales permitirá comprender mejor las dinámicas sociopolíticas y los cambios a lo largo del tiempo.

Capriles concluyó con una invitación a la exploración y al descubrimiento: “Aún queda mucho por descubrir que desconocemos, y que podría estar oculto a simple vista. Solo hay que abrir los ojos para ver lo que hay ahí fuera”.