
En lo alto del mirador de Jungfraujoch, a 3.454 metros de altitud, el geógrafo Matthias Huss observa el inmenso río de hielo que se despliega bajo sus pies.
“Espero sinceramente que podamos preservar parte del hielo del glaciar Aletsch”, declaró a Reuters, mientras a su alrededor se alzan los picos nevados de los Alpes berneses. El científico lidera GLAMOS, la red suiza de monitoreo glaciar, y no oculta su preocupación: el deshielo avanza más rápido que nunca.
Coincidiendo con el primer Día Internacional de los Glaciares, el 21 de marzo, la Academia Suiza de Ciencias (SCNAT) publicó un informe que muestra proyecciones devastadoras para el futuro del hielo alpino.

El Gran Glaciar Aletsch, el mayor de los Alpes con sus 20 kilómetros de longitud y 10.000 millones de toneladas de hielo, podría desaparecer por completo en los próximos 75 años si no se reduce drásticamente el calentamiento global.
Situación crítica de los glaciares suizos
Los glaciares suizos perdieron cerca del 40% de su volumen desde el 2000, y los últimos tres años marcaron cifras récord. Solo entre 2022 y 2023, desapareció un 10% del hielo restante, según el comunicado de SCNAT.
En total, más de 1.000 glaciares dejaron de existir desde 1850. Estas pérdidas se explican por un aumento sostenido de las temperaturas estivales, que en Suiza ya superan en 3,3 grados Celsius los niveles preindustriales.
Según datos recopilados por GLAMOS y difundidos en el informe, en 2024 el volumen glaciar suizo se estima en 46,5 km cúbicos, el equivalente a llenar el lago de Constanza. De mantenerse las tendencias actuales, muchas regiones montañosas se quedarían sin nieve perpetua antes de fin de siglo.
El futuro del glaciar Aletsch como símbolo del cambio climático
El Aletsch no es solo una masa de hielo. Es también un emblema cultural y turístico de Suiza. Cada año, más de un millón de personas lo visitan. Su desaparición modificaría el paisaje, pero sobre todo la identidad visual de los Alpes.
Según las proyecciones modeladas por la Universidad de Zúrich y la ETH Zürich, si no se aplican medidas de mitigación, sus tres afluentes se fundirán por completo y dejarán tras de sí un valle gris y erosionado, con lagos glaciares y escombros.
En cambio, si se logra limitar el aumento de temperatura global a menos de dos grados, como establece el Acuerdo de París, hasta un 25% del hielo alpino actual podría sobrevivir.
El informe afirma que las zonas por encima de los 3.000 metros conservarían glaciares durante más tiempo, al estar menos expuestas al deshielo estacional.

La representación de este escenario optimista muestra al Aletsch más corto y delgado, pero aún presente, con sus lenguas heladas parcialmente conservadas.
“Como los glaciares reaccionan lentamente al cambio climático, son demasiado grandes para el clima actual. Incluso si las temperaturas se mantuvieran estables a partir de ahora, se espera que el volumen de hielo se reduzca en un tercio en un plazo de 25 años”, señalaron los expertos en el estudio.
Impactos en cascada del deshielo glacial
En verano, el hielo almacena agua que alimenta a los grandes ríos europeos, como el Rin, el Ródano, el Danubio y el Po. Durante periodos secos, hasta el 30% del caudal del Ródano en Ginebra proviene directamente del deshielo.
A medida que los glaciares desaparezcan, la escasez hídrica será más severa. Las plantas hidroeléctricas suizas, muchas de las cuales dependen de agua glaciar, deberán adaptarse a cambios en el volumen y la estacionalidad del flujo. El agua, que antes llegaba en verano, se anticipará a la primavera, reduciendo la producción energética en los meses de mayor demanda.
Además, los riesgos naturales se intensifican. El derretimiento del permafrost desestabiliza laderas y rocas. Ya se produjeron aludes y deslizamientos, como en el Piz Cengalo (2017) o en el valle de Roseg (2024). Nuevos lagos glaciares podrían colapsar y provocar inundaciones repentinas en zonas previamente consideradas seguras.

La única solución efectiva: cero emisiones netas
Pese a intentos puntuales como cubrir glaciares con geotextiles blancos —una práctica que reduce hasta un 70% la fusión local—, los científicos coinciden en que estas medidas solo maquillan el problema.
“No pueden impedir la desaparición generalizada del hielo”, subraya el estudio publicado por la Academia Suiza de Ciencias.
El informe recalcó que solo la reducción global de emisiones de gases de efecto invernadero a cero neto para 2050 podrá frenar la catástrofe glaciar. Si se alcanza ese objetivo, tres cuartas partes del volumen glaciar de montaña global podrían conservarse.
Además, se moderaría el deshielo de Groenlandia y la Antártida, reduciendo así el aumento del nivel del mar, cuyo impacto afecta ya a millones de personas en zonas costeras del planeta.
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