La capital mexicana se caracterizó por ser la cuna de la diversión nocturna desde los años 30. Poco a poco fueron surgiendo más y más lugares en donde la gente podía ir a divertirse y olvidar sus penas. Con la influencia europea nacieron los cabarets en México y al poco tiempo se hicieron muy populares en la sociedad.
De acuerdo con el maestro en historia Carlos Medina Caracheo, debido a las pocas restricciones por parte de las autoridades de aquel entonces, el antiguo Distrito Federal destacó por la proliferación de salones de baile que más tarde darían origen al “género de cabareteras del cine mexicano, el cual revelaría aspectos de la vida cotidiana de nuestro país”.
Aunque la lista de los centros nocturnos es larga, se presentan 5 lugares que resaltaron por su ambiente y su fama entre la multitud fiestera.
1. Waikikí

Este cabaret se ubicaba en la primera cuadra del conocido Paseo de la Reforma y fue famoso por los espectáculos que se podían disfrutar. En los shows destacaba siempre el papel de las mujeres que bailaban sin pena en los escenarios.
De acuerdo con la revista Arqueología Mexicana del INAH, “las mujeres intercambiaban sus zapatos bajos por tacones y los hombres se hacían de su calzado bicolor y atuendo extravagante”. El Waikikí también fue llamado “La Casa de Todos”, para denotar que el lugar no discriminaba a nadie y abría sus puertas a todos los estratos sociales.
Era un espacio bien acomodado con aproximadamente 190 mesas que regularmente se llenaban. En el lugar se reunían personas de la élite con la clase media y baja. De acuerdo con el historiador, las bailarinas solían usar trajes de encaje y lentejuelas.
2. El Tívoli

El teatro Tívoli también era una de las zonas preferidas para disfrutar de un buen ambiente. Se inauguró el 12 de septiembre de 1946 y desde el primer día tuvo éxito, pues se caracterizó por dar diversas funciones al estilo burlesque.
Por el lugar pasaron personalidades como Pedro Infante, Ninón Sevilla, Blanca Estela Pavón, Marga López, Libertad Lamarque, entre otros más. De acuerdo con el cronista mexicano Armando Jiménez: “Hubo noches en que sumaban más de 100 mujeres en escena, todas muy escasas de ropa. Era allí donde el público ampliaba y actualizaba su repertorio de albures”.
3. Bombay

Al inicio fue conocido con el nombre de La Niña, luego fue El Imperial, hasta que en 1952 se le bautizó como Club Bombay. Se trataba de un espacio cerca de Garibaldi donde se reunieron diversas personalidades políticas para ver los espectáculos femeninos.
Se dice que en los años 70 el establecimiento fue visitado por escritores como Jaime Sabines, Gabriel García Márquez y Renato Leduc. A pesar del reconocimiento que tuvo este lugar, con el tiempo el ambiente fue subiendo de nivel y se transformó en un table dance.
Fue hasta el 2011 cuando cerró y posteriormente se convirtió en un espacio para jóvenes amantes del hip hop y el arte urbano.
4. Barba Azul
De acuerdo con el área de cultura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este era uno de los sitios en donde “se rompían tabúes y se rompían esquemas”, pues parecía que las mujeres no tenían pena alguna en dar performances “memorables” que dejaban a más de uno sorprendido.
Uno de los aspectos que causa ruido es que Barba Azul es una leyenda de un noble francés que asesinaba a sus amantes, es decir era un deliberado feminicida. Fue en “honor” a este personaje que el centro nocturno se llamó de esa forma.
Se ubica en la colonia Obrera y actualmente es un salón de baile con música en vivo donde las parejas acostumbrar ir a bailar salsa, merengue y cumbia.
5. El Burro

Otro de los sitios preferidos de muchos. El Burro era famoso por las variedades de espectáculos que se ofrecían todos los fines de semana. Había horarios familiares y horarios para adultos. En los shows se veían cantantes, bailarinas, vedettes, magos y contorsionistas.
También se ofrecían bebidas y comida para que los asistentes pudieran disfrutar de las presentaciones. Al igual que el Barba Azul, y muchos otros, este cabaret se encontraba en la colonia Obrera, no obstante, hoy en día es un edificio con departamentos.
No se puede negar la gran influencia que los cabarets dejaron a la sociedad mexicana, sin embargo, como lo señala la investigadora de la UNAM, Marha Santillán Esqueda, también marcaron una época en la que la cosificación de las mujeres se hizo algo normal, e incluso, hubieron diversos episodios de violencia que jamás fueron resueltos.
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