
La crisis climática podría estar a punto de entrar en una nueva fase marcada por una mayor frecuencia de eventos extremos de lluvias y sequías intensas en cortos periodos. Así lo advierte un nuevo estudio liderado por científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong (HKUST), que identificó una aceleración inminente en la Oscilación de Madden-Julian (MJO, por sus siglas en inglés), un patrón atmosférico tropical de gran escala que tiene efectos globales.
En la investigación publicada en la revista Nature Communications bajo el título, se proyecta que a partir de 2028 comenzará un aumento de eventos rápidos y saltantes del MJO, con impactos directos sobre la frecuencia y severidad de los llamados “latigazos de precipitaciones”, oscilaciones abruptas entre periodos de sequía extrema y lluvias torrenciales.
Hallazgos clave del estudio: eventos rápidos y lluvias extremas
La MJO es un fenómeno climático que se mueve de oeste a este en la región tropical y provoca cambios en lluvias, nubosidad y vientos cada 30 a 90 días. Aunque se origina en zonas ecuatoriales, puede afectar el clima en muchas partes del mundo. Puede fomentar tormentas, sequías y monzones. Por su frecuencia e impacto, es una pieza clave para mejorar las predicciones del tiempo con varias semanas de anticipación.

La investigación advierte que los eventos rápidos del MJO podrían incrementarse en un 40% hacia finales del siglo XXI, mientras que los “saltantes” crecerían un 23% en el mismo periodo. Ambos tipos, según los autores, son responsables de las mayores acumulaciones de precipitaciones y muestran una tendencia a intensificarse y propagarse más hacia el este en un clima más cálido.
El estudio también cita un informe reciente que detectó un incremento de entre 31% y 66% en estos fenómenos desde mediados del siglo XX.
Los investigadores destacan que los eventos rápidos del MJO son los que generan la mayor cantidad de precipitaciones acumuladas durante su trayectoria, alcanzando hasta 1804 mm en escenarios de altas emisiones. Le siguen los eventos saltantes, que también muestran un aumento significativo.
Esto significa que en los próximos años podrían volverse más frecuentes los cambios bruscos entre sequías extremas y lluvias intensas en muchas regiones del mundo. Estos “latigazos de precipitación” complican la planificación y aumentan el riesgo de desastres como inundaciones repentinas, pérdida de cultivos o incendios forestales, ya que los periodos secos y húmedos se suceden con poca anticipación y mayor intensidad.

Según el trabajo, estas oscilaciones rápidas “pueden reducir drásticamente el tiempo de respuesta ante peligros compuestos”, lo que puede dejar a las sociedades “sin margen de maniobra ante impactos extremos”, afirmó el Dr. Cheng Tat-Fan, autor principal e investigador postdoctoral en la HKUST.
Cómo se realizó el estudio: modelos climáticos y análisis físico
El equipo basó su análisis en 28 modelos climáticos de última generación, conocidos como modelos de circulación general acoplados (CGCMs), del proyecto CMIP6. De ese total, se seleccionaron los 12 modelos más precisos en simular la diversidad histórica de la MJO, evaluando su capacidad para representar cuatro tipos de propagación: lenta, estacionaria, rápida y saltante.
Una de las contribuciones centrales del trabajo fue la identificación de los mecanismos físicos detrás de la aceleración del MJO. Contrario a hipótesis previas que sostenían que una mayor estabilidad atmosférica ralentizaría las oscilaciones, los autores encontraron que en escenarios de calentamiento global esta estabilidad, en combinación con un aumento del contenido de humedad en la atmósfera, favorece una propagación más veloz de las ondas asociadas al MJO.

Según el estudio, “el efecto de la estabilidad estática seca supera al de la desestabilización por humedad, lo que conduce a un aumento neto en la velocidad de propagación” de las ondas gravitacionales húmedas (perturbaciones atmosféricas que se propagan a través del aire) que acompañan al MJO.
Además, el equipo identificó un papel clave del calentamiento oceánico. La intensificación de las temperaturas en el Pacífico ecuatorial oriental, con un patrón similar a El Niño, contribuye a expandir la zona activa de convección tropical hacia el este, lo que refuerza la asimetría de las estructuras ondulatorias del MJO y facilita su aceleración.
Predicciones, infraestructura y resiliencia climática

El estudio subraya que los cambios en la MJO no solo aumentarán el riesgo de fenómenos extremos, sino que también podrían mejorar su predicción con semanas de antelación. Este potencial se vuelve clave para los sistemas de alerta temprana y la planificación ante desastres, especialmente porque los eventos rápidos son más predecibles que otros tipos.
En este contexto, los autores señalan la necesidad de mejorar la capacidad de los modelos de predicción para simular correctamente la diversidad del MJO. Se plantean desafíos urgentes en sectores como la infraestructura, la seguridad hídrica y alimentaria, y la planificación urbana y agrícola.
La investigación, además, forma parte del programa internacional SEPRESS, una iniciativa liderada por HKUST que fue recientemente reconocida por la UNESCO dentro del marco de la Década Internacional de Ciencias para el Desarrollo Sostenible.
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