Una enorme masa de polvo sahariano se está desplazando sobre el Caribe y comenzará a cubrir esta semana amplias zonas del sur de Estados Unidos.
Este fenómeno es impulsado por la Capa de Aire Sahariano, una corriente de aire caliente, seco y cargado de partículas finas que se forma en el desierto del Sahara y recorre miles de kilómetros a través del océano Atlántico. Podría llegar principalmente a los estados de Florida, Luisiana, Alabama y Misisipi.
El avance de esta pluma de polvo forma parte de un patrón climático que se activa con mayor fuerza entre los meses de junio y julio, cuando la actividad de los vientos tropicales favorece el desprendimiento de grandes cantidades de material desde la franja sur del desierto africano.
Este año, la nube comenzó a hacerse visible en el Caribe a comienzos de semana y ya pasó por países como Jamaica, Puerto Rico, Barbados y Trinidad y Tobago, donde los cielos se cubrieron de una bruma densa.

“El polvo es más espeso al ingresar a la región, pero tiende a perder concentración al avanzar hacia el norte”, explicó el meteorólogo Alex DaSilva, especialista en huracanes de AccuWeather, en declaraciones a DW. Sin embargo, se espera que el grueso de la nube llegue a Estados Unidos entre este miércoles 4 y el jueves 5 de junio, con su punto más denso sobre el sur de Florida, antes de que los vientos más ligeros comiencen a dispersarla.
El ingreso del polvo afecta de manera directa la calidad del aire en las regiones expuestas, al elevar los niveles de material particulado en la atmósfera. En Puerto Rico, por ejemplo, la meteoróloga Yidiana Zayas, del Servicio Meteorológico Nacional, indicó que la profundidad óptica de aerosoles —una medida que indica cuánta luz solar es bloqueada por partículas en suspensión— alcanzó un valor de 0.55, el más alto registrado en lo que va del año.
“Esto significa que una mayor cantidad de radiación solar es detenida en la atmósfera antes de llegar al suelo”, detalló Zayas.
Las autoridades sanitarias y meteorológicas de Estados Unidos, entre ellas los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), advirtieron que la exposición al polvo en suspensión representa un riesgo elevado para personas con afecciones cardíacas o pulmonares, así como para adultos mayores, niños y quienes padecen asma o alergias. Durante estos episodios, el aire cargado de partículas puede causar irritación en los ojos y la garganta, además de agravar cuadros respiratorios preexistentes.

Más allá de sus efectos visibles y respiratorios, la llegada del polvo sahariano a la cuenca atlántica tiene una consecuencia climática de fondo: podría limitar la formación de huracanes.
Gladys Rubio, meteoróloga del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés), explicó en declaraciones a EFE que es normal “a partir del mes de junio ver estas erupciones del polvo de Sahara moviéndose a través del Atlántico y llegando a veces al mar Caribe y hasta Florida. El polvo del Sahara, por regla general, disminuye la actividad ciclónica porque es un aire muy seco entonces no da posibilidad de formación de sistemas tropicales”.
De todos modos, meteorólogos siguen monitoreando el Atlántico tropical ante la posibilidad de que, una vez disipada la pluma de polvo, se activen condiciones favorables para el desarrollo de ciclones. La NOAA, por su parte, ha advertido que la temporada de huracanes 2025 podría ser especialmente activa, con múltiples eventos previstos entre junio y noviembre.

Un fenómeno repetido, pero de gran escala
La Capa de Aire Sahariano se activa cada año entre abril y octubre, aunque su punto de mayor actividad se concentra entre junio y julio, según datos del Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. Las columnas de polvo pueden elevarse entre 1.500 y 6.000 metros de altura y desplazarse durante varios días sobre el océano Atlántico.
Uno de los episodios más intensos registrado en las últimas décadas fue el de junio de 2020, cuando una nube extremadamente densa cubrió buena parte del Caribe y del sur de Estados Unidos. Este año, aunque la nube actual no alcanza ese nivel, su recorrido y densidad la convierten en uno de los eventos más relevantes de la temporada.
Mientras tanto, expertos recomiendan seguir los informes meteorológicos locales y adoptar medidas preventivas durante los días de mayor exposición.
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