
Los bosques tropicales de América estarían enfrentando desafíos para adaptarse al cambio climático. Esto fue lo que planteó un estudio liderado por el doctor Jesús Aguirre-Gutiérrez del Instituto de Cambio Ambiental (ECI) de la Universidad de Oxford, que advierte que estos ecosistemas no están evolucionando al ritmo necesario para mantenerse en equilibrio con su entorno.
La investigación contó con la participación de más de 100 científicos. A partir del análisis de 415 parcelas de bosque permanente desde México hasta el sur de Brasil, los expertos examinaron más de 250.000 árboles para evaluar su respuesta a variaciones en temperatura y precipitaciones.
El trabajo, que fue publicado en Science, identificó que, aunque el clima cambia aceleradamente, las comunidades de árboles lo hacen de manera mucho más lenta. Algunas especies han mostrado mayor capacidad de supervivencia, mientras que otras enfrentan dificultades. Rasgos como la caducidad, la densidad de la madera, el grosor de las hojas y la tolerancia a la sequía han demostrado ser determinantes en la resiliencia de los árboles.
La ubicación también influye en la velocidad de adaptación. Los bosques montañosos han mostrado respuestas más rápidas en comparación con los de tierras bajas, posiblemente debido a la mayor variabilidad climática en altitudes elevadas.

El análisis de algunos de los árboles más jóvenes, entre otros factores, reveló cambios más notorios en sus características. No obstante, la composición general del bosque se ha mantenido prácticamente estable.
Escenarios a futuro y desafíos para la conservación
El estudio proyecta que, hacia 2100, la región podría experimentar un aumento de hasta 4 °C en la temperatura y una disminución de hasta 20% en las precipitaciones. Este escenario incrementaría la vulnerabilidad de los bosques tropicales frente a eventos climáticos extremos. Según el doctor Aguirre-Gutiérrez, estos “se encuentran entre los ecosistemas más diversos de la Tierra, pero su capacidad para adaptarse al cambio climático es limitada. Comprender qué características ayudan a los árboles a sobrevivir puede orientar los esfuerzos de conservación y las decisiones políticas”.
“Teniendo en cuenta los cambios climáticos que hemos observado en los últimos 40 a 50 años, se podría pensar que también ha habido muchos cambios en las comunidades de árboles de las selvas tropicales. Pero algunos de estos cambios son demasiado pequeños y demasiado lentos para adaptarse realmente a los cambios observados en el clima”, planteó el experto.
Y remarcó: “Al observar árboles individuales de diferentes comunidades, descubrimos que algunos han sufrido debido a los cambios climáticos, mientras que otros han prosperado. Podemos estudiar las características, también conocidas como ‘rasgos de los árboles’, de aquellos que han sobrevivido, así como de los nuevos individuos que se unen a las comunidades y de aquellos que han muerto, para entender qué los hace reaccionar de manera diferente a un clima cambiante. Si sabemos qué especies de árboles se comportan mejor o peor y qué conjunto de características tienen, entonces sabremos qué pueden soportar. Esto ayudará a determinar qué acciones de conservación se deben promover y dónde se debe asignar la financiación”.

Por su parte, el profesor José Javier Corral Rivas, de la Universidad Juárez del Estado de Durango, destacó la relevancia del trabajo colaborativo en la investigación: “Es gracias a la extensa recopilación de datos de campo durante las últimas décadas, apoyada en gran medida por instituciones latinoamericanas y colaboraciones internacionales, que podemos hacer descubrimientos como este, particularmente en regiones de alta biodiversidad como los bosques tropicales de las Américas”.
Por su parte, el profesor Oliver Phillips, de la Universidad de Leeds y coordinador de la red RAINFOR en la Amazonia, subrayó la labor de los científicos en territorio: “Lo que es notable es que no lo descubrimos con satélites ni inteligencia artificial, sino con el esfuerzo de botánicos, forestales y cientos de otros colaboradores cualificados. Estos colegas infravalorados prestan un gran servicio al mundo”.
La profesora Beatriz Marimon, de la Universidad Estatal de Mato Grosso, coautora del estudio, advirtió sobre los riesgos que enfrentan los bosques en algunas regiones: “Medir los bosques cuidadosamente, árbol por árbol, especie por especie y año tras año, nos enseña sobre la salud de los árboles y los riesgos que enfrentan. En algunas de nuestras parcelas amazónicas, el bosque se enfrenta a una combinación mortal de fuego, calor y sequía”.
Ante este escenario, Marimon enfatizó la urgencia de identificar qué especies tienen mayores probabilidades de sobrevivir ante las amenazas climáticas: “Entender qué especies de árboles pueden sobrevivir a estas amenazas es fundamental para crear un futuro habitable para todos nosotros”.
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