Las serpientes venenosas actúan con una velocidad y percepción notablemente distintas a la de los mamíferos, incluidos los seres humanos. Este fenómeno, relevante tanto para científicos como para cualquier persona que vive en zonas donde habitan estos reptiles, se refleja en su capacidad de detectar y atacar a una presa antes de que esta perciba la amenaza.
Ahora, un estudio reciente arroja nueva luz sobre cómo varias especies logran morder y administrar su veneno. El trabajo, publicado en la revista Journal of Experimental Biology, documentó el comportamiento depredador de 36 especies de serpientes venenosas mediante cámaras de alta velocidad para reconstruir en detalle los movimientos involucrados en el ataque.
De acuerdo con los investigadores, las serpientes muestran una velocidad de ataque que supera la capacidad de reacción de la mayoría de los mamíferos.

Según expertos consultados por The New York Times, aunque un ratón o un humano requieren menos de medio segundo para detectar una amenaza y tratar de evitarla, las serpientes pueden lanzar y completar su movimiento de ataque en una fracción de ese tiempo.
El Dr. Alistair Evans, zoólogo de la Universidad de Monash en Australia, explicó que la rapidez resulta “ridícula” incluso para los estándares de quienes estudian animales de reacción veloz.
Para realizar los experimentos, el equipo instaló un tanque de vidrio equipado con luces y cámaras, y presentaron a las serpientes un cilindro de gel balístico calentado a temperatura corporal de mamífero para simular a la presa y operaron bajo estrictas medidas de seguridad.

El grupo de investigadores filmó los ataques a mil cuadros por segundo, lo que permitió captar detalles que el ojo humano no puede percibir en tiempo real.
Según el análisis de las grabaciones, los ataques presentan significativa variedad, según la familia de la serpiente. Un grupo destacado por el estudio, las víboras, se caracteriza por adoptar la estrategia de emboscada. Se mantienen en posición, enrolladas y con los colmillos grandes ocultos.
Cuando la presa se acerca, se impulsan rápidamente, abren la boca y clavan los colmillos en cuestión de milisegundos. Una vez administrado el veneno, suelen soltar a la presa para alejarse y evitar un posible contraataque. Gracias a su lengua, las serpientes siguen el rastro del animal envenenado.

De acuerdo con el Dr. Anthony Herrel, biólogo evolutivo del Museo Nacional de Historia Natural de París, las víboras a veces ajustan la mordida tras el contacto inicial. Es frecuente que retiren y avancen los colmillos uno por uno para lograr una inserción aún más profunda en la presa o en el objeto de simulación.
Además, el equipo documentó situaciones curiosas y raras, como el desprendimiento de un colmillo durante el ataque, evidencia de que las serpientes reemplazan estos dientes periódicamente. Evans precisó que este comportamiento nunca había sido filmado antes con tal nivel de detalle.
El estudio también evaluó otros dos grupos principales de serpientes venenosas: elápidos y colúbridos. Entre los primeros, familia que incluye cobras, mambas y taipanes, las grabaciones muestran una estrategia distinta. En lugar de emboscar, se acercan sigilosamente a la presa y ejecutan la mordida de manera menos explosiva, apretando las mandíbulas repetidamente para inyectar el veneno de forma continua.

Por su parte, los colúbridos presentan una táctica aún más diferenciada. De las pocas especies verdaderamente peligrosas para los humanos, las estudiadas tenían colmillos situados en la parte posterior de la boca. Tras hacer contacto, realizaban un movimiento lateral para desgarrar con los dientes y permitir que el veneno fluyera por las heridas abiertas.
Esto contribuye a una comprensión más profunda de los matices del ataque de las serpientes, pero sugiere precaución antes de generalizar los resultados a todas las familias de serpientes, especialmente dado que el trabajo incluyó una mayoría de víboras y pocos colúbridos.
Dr. Herrel destacó la flexibilidad conductual que mostraron los diferentes grupos de serpientes. Por mucho tiempo, la ciencia sostuvo que los ataques resultan siempre lineales y predecibles. Sin embargo, los videos demuestran lo contrario: “Estos animales pueden mostrar una diversidad de comportamientos más amplia de la que la mayoría imagina”.
De acuerdo con los científicos, estos descubrimientos tienen aplicaciones potenciales más allá de la biología, como el diseño de ropa protectora para trabajadores rurales y de la salud. Además, insisten en que las serpientes no presentan un riesgo considerable para los humanos, salvo que sean provocadas o manipuladas sin la debida precaución.
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