
¿Bailar tango o jugar videojuegos como StarCraft II son actividades que ayudan a mantener el cerebro joven?
Un equipo de investigadores de América Latina y Europa confirmó que sí tienen beneficios.
Demostraron que la experiencia prolongada y el aprendizaje acelerado en tango, música, artes visuales y videojuegos estratégicos producen cerebros más jóvenes que los de quienes no practican esas actividades.
La investigación, que se publicó en la revista Nature Communications, demostró que las personas que dedican tiempo a ese tipo de entrenamientos tienen cerebros con mayor eficiencia y redes neuronales más activas y adaptables.

El estudio fue coordinado por Agustín Ibáñez y Carlos Coronel, en colaboración con científicos de América Latina y Europa. Contaron con el aporte de las iniciativas de investigación Global Brain Health Institute (GBHI) y el Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat).
Colaboraron investigadores de Argentina, España, Canadá, Reino Unido y Australia, además de múltiples universidades y centros de salud dedicados a la neurociencia, la informática y las ciencias cognitivas.
Cuáles son las actividades que protegen la salud cerebral
El estudio identificó que ciertas actividades creativas se asocian con un menor envejecimiento cerebral. Las que demostraron mayor beneficio fueron:
- Danza (específicamente tango)
- Música (práctica instrumental o vocal intensiva)
- Artes visuales (pintura y disciplinas afines)
- Videojuegos de estrategia que requieren planificación, flexibilidad y toma de decisiones rápidas (como StarCraft II)

Para realizar la investigación, usaron técnicas como la inteligencia artificial y el registro de la actividad eléctrica cerebral para evaluar el efecto de las prácticas creativas.
A partir de los resultados, los investigadores señalaron que la creatividad sí tiene impacto directo para la salud: puede funcionar como “una especie de medicina preventiva”.
El neurocientífico Coronel dijo a Infobae: “Nuestros resultados aportan evidencia biológica sobre el rol de las artes al demostrar que las experiencias creativas pueden ser una forma de medicina preventiva”.
Más allá de las aplicaciones clínicas, “el fomento de la creatividad tiene un gran valor en salud pública al fortalecer la resiliencia cultural y ofrecer a individuos y comunidades herramientas para afrontar el estrés, la incertidumbre y las crisis globales”.
Cómo el arte y los videojuegos mejoran la salud cerebral

Antes del trabajo publicado, no existía información suficiente sobre los beneficios de las prácticas creativas en el envejecimiento cerebral.
Por eso, los investigadores quisieron saber si las actividades como el tango, la música, el arte visual o los videojuegos complejos podían realmente proteger y mejorar la salud mental.
Intentaron romper la idea de que la creatividad es exclusiva o inaccesible. El objetivo fue probar que cualquier persona obtiene algún beneficio si se expone y practica actividades con regularidad y compromiso, tanto en el arte como en los deportes electrónicos.
El equipo identificó que faltaban estudios transversales y datos que conectaran directamente creatividad y neurociencia. Se buscó distinguir entre quienes practicaban solo como pasatiempo y quienes entrenaban de modo frecuente o profesional en distintas ramas artísticas y lúdicas.
Para abordar ese desafío, se trabajó de manera interdisciplinaria, con la biología, la informática, la psicología y la educación.
Luego, diseñaron un enfoque integral para identificar cuál era el efecto real que producen las actividades, sin limitarse a lo anecdótico.
Metodología innovadora y resultados

Los científicos reclutaron 1.467 voluntarios sanos de diferentes edades, nacionalidades y niveles de experiencia. Separaron a quienes tenían larga trayectoria en actividades creativas de los que nunca recibieron entrenamiento en arte o videojuegos.
Los participantes se organizaron en grupos expertos y no expertos en tango, música, artes visuales y juegos de estrategia, contó el doctor Ibáñez, quien dirige el instituto BrainLat y el Programa Internacional de Investigación en Salud Cerebral del Trinity College, en Dublín, Irlanda.
La investigación también midió el impacto de un entrenamiento breve. Personas sin preparación previa recibieron lecciones cortas en videojuegos estratégicos y luego se analizó su cerebro antes y después del aprendizaje.
El seguimiento permitió detectar efectos rápidos de la creatividad sobre la corteza cerebral.

Se aplicaron técnicas de electroencefalografía (EEG) para captar la actividad eléctrica cerebral y se procesó la información con aprendizaje automático (en inglés "machine learning"), un método que permite a programas informáticos encontrar patrones y predecir resultados a partir de datos complejos.
El elemento clave fue un “reloj cerebral” operado por inteligencia artificial, que calcula la diferencia entre la edad real y el estado biológico del cerebro.
Esa diferencia se llama BAG (brain age gap); un BAG menor indica envejecimiento más lento y mayor salud cerebral.
El análisis demostró que quienes practicaban estas actividades durante años presentaban un menor envejecimiento cerebral en comparación con los no expertos. Este resultado se mantuvo para todas las disciplinas creativas observadas por el equipo.

El grupo destinado al entrenamiento corto en videojuegos también presentó una reducción, aunque menor, en la edad cerebral tras finalizar la intervención. Los cambios positivos se concentraron en áreas cerebrales sensibles al paso del tiempo y al desarrollo de nuevas habilidades.
Los científicos usaron métodos biofísicos de modelado para identificar que la mejora cerebral se asocia a la plasticidad y la eficiencia de las redes neuronales. Son dos cualidades que aumentan con la práctica continua y el aprendizaje desafiante.
“Nuestros hallazgos sugieren que las experiencias creativas (a través de las artes, la música o los juegos) pueden convertirse en una estrategia de salud pública”, señaló Agustín Ibáñez en diálogo con Infobae.
Recomendaciones, limitaciones y conclusiones

A partir de los resultados, los investigadores aconsejan sumar las actividades a la rutina semanal, con moderación.
“En un mundo lleno de estrés, incertidumbre, inestabilidad y desesperanza, nuestros hallazgos sugieren que las experiencias creativas, a través de las artes, la música o los videojuegos, pueden convertirse en una estrategia de salud pública. Se deberían prescribir ese tipo de actividades”, enfatizó Ibáñez.
Con respecto a los videojuegos, hay que prestar más atención. El científico argentino aclaró: “Los resultados mostraron beneficios solo con juegos que exigen estrategia, planificación, flexibilidad y toma de decisiones rápidas, mientras que un videojuego control que no demandaba esas habilidades no produce retraso del envejecimiento cerebral”.

La práctica debe evitar excesos y nunca reemplazar otras costumbres esenciales como el ejercicio, la interacción social y el sueño reparador.
Además, a partir del estudio, los investigadores sugirieron que el desarrollo de relojes cerebrales da nuevas oportunidades para supervisar resultados y diseñar tratamientos basados en creatividad y aprendizaje.
Dentro de las limitaciones, el estudio admite la necesidad de investigaciones de mayor duración y con participantes que presenten condiciones clínicas distintas o necesidades especiales.
El trabajo sugiere que estimular la creatividad en cualquier etapa de la vida puede ser clave para proteger la salud mental. Las investigaciones que cruzan neurociencia, arte y tecnología abren caminos concretos para cuidar y fortalecer el cerebro.
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