Cáncer de colon: Argentina lidera las tasas de incidencia en la región y dos síndromes hereditarios aumentan el riesgo

Son claves para el diagnóstico temprano. Expertos explican cuáles son los factores que incrementan la probabilidad de enfermarse y los nuevos tratamientos

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El cáncer colorrectal es el
El cáncer colorrectal es el segundo en frecuencia y mortalidad en Argentina, se detectan más de 16.000 casos y 7.500 muertes por año (Freepik)

En Argentina, el cáncer colorrectal (CCR) es segundo tipo de cáncer más frecuente, y es también el segundo con mayor tasa de mortalidad.

Las cifras disponibles reflejan una tendencia sostenida: más de 16.000 casos nuevos anuales y más de 7.500 muertes por esta causa, ubicando al país, junto a Uruguay, entre los de mayor incidencia y mortalidad en la región.

Esto significa una participación cercana al 12% de todos los fallecimientos por tumores, solo superada por el cáncer de pulmón.

De acuerdo con la base global GLOBOCAN 2022, la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Argentina y Uruguay están entre los diez países con tasas más altas a nivel mundial, según datos ajustados por edad.

Hungría, Eslovaquia y Noruega son los países que encabezan el ranking mundial.

Una vista al interior del
Una vista al interior del intestino: lo que es sencillo en esta muestra requiere en la vida real de una intervención con sedación. (Foto: Christian Charisius/dpa)

El cáncer colorrectal puede desarrollarse a partir de pólipos que crecen en el intestino grueso. Aunque suelen ser lesiones benignas, pueden transformarse en malignas si no se detectan y eliminan a tiempo.

En la mayoría de los casos, el cáncer colorrectal aparece de forma aislada, sin una causa hereditaria identificable ni antecedentes familiares claros. Esta presentación, conocida como esporádica, representa aproximadamente el 80% de los diagnósticos.

En tanto, cerca del 20% de los pacientes tiene antecedentes familiares directos con la enfermedad, aunque no se logran detectar mutaciones hereditarias específicas.

Solo entre un 5 y un 10% de los casos corresponde a síndromes genéticos bien definidos. Los más frecuentes son el síndrome de Lynch y la poliposis adenomatosa familiar (PAF).

La diferencia entre un cáncer de tipo hereditario y uno esporádico radica en el origen de la predisposición: el primero se vincula con alteraciones genéticas presentes desde el nacimiento, mientras que el segundo se relaciona con mutaciones adquiridas que varían según el perfil molecular del tumor y permiten aplicar terapias de precisión adaptadas a cada paciente.

Dos síndromes hereditarios que aumentan el riesgo

El síndrome de Lynch

Solo entre un 5 y
Solo entre un 5 y un 10 por ciento de los casos de cáncer colorrectal tienen origen en síndromes hereditarios como Lynch o poliposis adenomatosa (Imagen Ilustrativa Infobae)

El síndrome de Lynch es un trastorno hereditario que incrementa el riesgo de desarrollar cáncer, especialmente de colon y de útero, aunque también puede originarse en estómago, ovarios o cerebro. Su causa radica en una falla de los genes encargados de reparar errores del ADN, lo que limita la capacidad del organismo para corregir mutaciones durante la replicación celular.

“Hemos encontrado que el cáncer colorrectal es el segundo tumor en frecuencia, tanto en el sexo femenino como el masculino, fundamentalmente en los países occidentales”, explicó a Infobae el doctor Darío Niewiadomski, médico oncólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Cancerología.

Poliposis adenomatosa familiar

Por su parte, la poliposis adenomatosa familiar es un trastorno se caracteriza por la aparición de cientos o miles de pólipos en el colon a partir de la adolescencia. Esta condición, si no se trata, tiene una tasa de evolución hacia el cáncer de colon cercana al 100% antes de los 45 años. La recomendación habitual en estos casos es la extirpación del colon antes de que se desarrolle la enfermedad. Aunque se trata de una afección rara, su detección precoz permite adoptar medidas quirúrgicas preventivas que salvan vidas.

Cromosomas en células de cáncer
Cromosomas en células de cáncer de colon que muestran múltiples copias del gen BRAF (MATTHEW SALE, BABRAHAM INSTITUTE)

A diferencia de los tumores esporádicos, los hereditarios están presentes desde el nacimiento por mutaciones germinales. En cambio, los casos no hereditarios están relacionados con alteraciones genéticas del propio tumor, lo que permite identificar subtipos y aplicar tratamientos específicos según el perfil molecular. Esta área, conocida como medicina de precisión, permite adaptar la terapéutica al tipo de mutación y mejorar los resultados clínicos.

El cáncer colorrectal también puede originarse por mutaciones en genes como BRAF, KRAS o NRAS.

El gen BRAF está asociado a los casos de peor pronóstico: afecta al 10% de los pacientes con metástasis y suele mostrar resistencia a los esquemas clásicos de quimioterapia. En paralelo, entre el 48% y el 50% de las personas con cáncer de colon presentan alteraciones en los genes KRAS o NRAS. Estos marcadores ayudan a determinar qué terapias son eficaces y cuáles no lo son para cada paciente.

Como contó Infabe, recientemente, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó un nuevo tratamiento para pacientes con cáncer colorrectal metastásico que presentan la mutación BRAF V600E. El régimen combina encorafenib con cetuximab y quimioterapia, y fue el primero con indicación específica para esta población.

“El aumento en las tasas de cáncer entre los jóvenes tiene que deberse a algo que estamos consumiendo”, indicó el oncólogo Joe O’Sullivan, de la Queen’s University de Belfast.

El ejercicio mejora las tasas
El ejercicio mejora las tasas de supervivencia en pacientes con cáncer de colon, según estudio. (Lisa Callahan vía AP)

Aumento de casos en jóvenes y factores de riesgo

El cáncer colorrectal no solo afecta a personas mayores. Las estadísticas muestran un aumento del 50% en la incidencia entre menores de 50 años en las últimas tres décadas, con especial impacto en los grupos más jóvenes. En Estados Unidos y Europa, es el tumor más letal entre los hombres jóvenes y el segundo entre las mujeres de la misma franja etaria. Esta tendencia encendió alarmas en la comunidad médica, que busca identificar nuevos factores de riesgo.

Algunos estudios señalan que el estilo de vida occidental influye de manera determinante. Dietas ricas en carnes rojas, procesadas, azúcares y grasas, combinadas con bajo consumo de frutas, verduras y fibra, aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de colon. La obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo y el consumo de alcohol también figuran entre los factores más relevantes. Las enfermedades inflamatorias del intestino, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, pueden elevar las probabilidades de padecer este tipo de tumor.

El doctor Niewiadomski precisó que “el sobrepeso se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de colon”. Y añadió: “el estilo de vida sedentario y la falta de actividad física regular puede estar relacionado con el aumento del riesgo”. También destacó que “la detección se torna más frecuente a edades más tempranas porque hay como un mayor grado de conciencia y esto hace que nos hagamos los estudios en tiempo y forma”.

La poliposis adenomatosa familiar puede
La poliposis adenomatosa familiar puede generar cientos de pólipos desde la adolescencia y suele requerir cirugía preventiva para evitar tumores (UCM)

El consumo de alimentos ultraprocesados también está bajo la lupa. Estos productos, cargados de aditivos artificiales, emulsionantes y conservantes, representan hasta el 80% de la dieta en algunas poblaciones vulnerables.

Estudios recientes vinculan su consumo con alteraciones en el microbioma intestinal y mayor riesgo de tumores. “Pueden reducir las bacterias buenas y agregar bacterias malas, dañando el revestimiento más interno del colon y provocando el crecimiento de tumores allí”, sostuvo la doctora Fang Fang Zhang, epidemóloga de cáncer en la Universidad Tufts.

El adenocarcinoma es la forma más común de cáncer colorrectal. Se origina en las células glandulares que producen mucosidad en el intestino grueso. Otros tipos, menos frecuentes pero también relevantes, incluyen tumores carcinoides, linfomas y sarcomas. Cada uno presenta características particulares que influyen en el pronóstico y la estrategia de tratamiento.

El síndrome de Lynch eleva
El síndrome de Lynch eleva el riesgo de cáncer de colon y útero por una falla genética en los mecanismos de reparación del ADN celular (EFE/Andreu Dalmau)

Uno de los problemas más críticos es la detección tardía. Más del 60% de los jóvenes con cáncer de colon reciben el diagnóstico en fases avanzadas. Esto limita las opciones terapéuticas y reduce las posibilidades de supervivencia. En contraste, solo el 50% de los adultos mayores llega a esa instancia con la enfermedad tan evolucionada.

Frente a este escenario, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos recomendó iniciar las pruebas de detección a partir de los 45 años. Para personas con antecedentes familiares o factores de riesgo, la indicación puede adelantarse aún más. Las colonoscopías, los estudios de heces y el seguimiento clínico oportuno pueden marcar una diferencia decisiva.

En etapas tempranas, el cáncer colorrectal puede tratarse con alta eficacia. La tasa de curación supera el 90% en el estadio 1, cae al 75% u 80% en el estadio 2, y se reduce al 40%-50% cuando hay compromiso de ganglios. En la fase de metástasis, la posibilidad de supervivencia baja al 10%. Hoy existen terapias dirigidas, cirugías especializadas, quimioterapia y opciones combinadas que forman parte del abordaje según el perfil molecular del tumor.

Los radioterapia se utiliza para
Los radioterapia se utiliza para destruir las células cancerosas y demorar el crecimiento del tumor sin dañar el tejido sano cercano

Gracias a los avances en medicina de precisión, los biomarcadores como RAS, BRAF, MSI, HER2 y ctDNA permiten personalizar los tratamientos y aumentar su eficacia. Estas herramientas forman parte del arsenal estándar en oncología y son claves para mejorar la calidad de vida y el pronóstico de los pacientes.

La investigación sobre los mecanismos genéticos de esta enfermedad y las opciones terapéuticas disponibles continúa evolucionando. La combinación de conciencia preventiva, diagnóstico precoz y tratamiento adecuado sigue siendo la estrategia más eficaz para reducir el impacto del cáncer colorrectal en la población.

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