
De acuerdo con un análisis publicado recientemente en National Geographic, el cerebro humano, a menudo comparado con un ordenador por su capacidad de almacenar y procesar información, presenta características que lo diferencian profundamente de cualquier máquina creada por el ser humano.
Una de las preguntas que ha intrigado a la neurociencia es si este órgano podría, en algún momento, llenarse de información al punto de dejar de aprender.
Aunque la idea puede parecer alocada, al observar cómo funcionan los dispositivos electrónicos, los expertos aseguran que el cerebro opera bajo principios mucho más complejos y dinámicos.
El medio destacó que, a lo largo de la vida, una persona promedio enfrenta millones de experiencias que moldean su comportamiento y generan recuerdos. Sin embargo, no todas estas vivencias se almacenan de manera permanente. El cerebro selecciona qué información conservar y cuál descartar, un proceso que, aunque parcialmente comprendido, sigue siendo un enigma para los científicos. Este mecanismo de selección y almacenamiento es clave para entender por qué el cerebro no se “llena” como un disco duro.
La plasticidad neuronal: el secreto de la adaptabilidad cerebral
Uno de los conceptos fundamentales para comprender cómo el cerebro gestiona la información es la plasticidad neuronal, que se refiere a la capacidad de las neuronas para establecer nuevas conexiones entre sí. Según el análisis de National Geographic, este proceso ocurre gracias a los axones, estructuras que actúan como puentes entre las neuronas, permitiendo la transmisión de señales químicas a través de moléculas llamadas neurotransmisores.
Aunque se suele describir este fenómeno como un “cableado”, las neuronas no se tocan directamente. En su lugar, se comunican a través de espacios denominados sinapsis neuronales, donde ocurre un intercambio molecular que permite la transmisión de información.
Este sistema, que involucra aproximadamente 86 mil millones de neuronas y 150 trillones de conexiones en el cerebro humano, es lo que da lugar a los recuerdos y al aprendizaje.El medio explicó que, a diferencia de un ordenador, donde cada acción puede descomponerse en bits de información, el cerebro funciona como un sistema integrado. Esto significa que no es posible identificar un recuerdo específico en una sola neurona, sino que este surge como una “propiedad emergente” de la interacción entre múltiples regiones cerebrales.

El mito del cerebro estático tras la adolescencia
Otro aspecto que el análisis desmitifica es la idea de que el cerebro deja de desarrollarse después de la adolescencia o al alcanzar los 25 años. Según e medio, este concepto, basado en estudios iniciales del neurocientífico Santiago Ramón y Cajal, fue refutado en la década de 1940 por el investigador Donald Hebb, quien demostró que, aunque el cerebro no crece en tamaño después de cierta edad, sigue generando y eliminando conexiones neuronales a lo largo de la vida.
National Geographic detalló que muchas de estas conexiones, conocidas como sinapsis, están asociadas a experiencias o respuestas que no se repiten, por lo que eventualmente se eliminan. Sin embargo, aquellas que se utilizan con frecuencia se refuerzan con el tiempo, lo que explica por qué la práctica y la repetición son esenciales para el aprendizaje y la memorización. Este proceso de fortalecimiento sináptico permite que el cerebro optimice sus recursos y mantenga su capacidad de adaptación.
¿Puede el cerebro alcanzar su capacidad máxima?
Según el análisis, aunque teóricamente el cerebro podría llenarse si las neuronas establecieran todas las conexiones posibles, este escenario es prácticamente imposible en el transcurso de una vida humana. Además, el cerebro cuenta con un mecanismo natural para evitar este límite: el olvido. Al eliminar recuerdos o conexiones que ya no son útiles, el cerebro libera espacio para nuevas experiencias y aprendizajes.
El medio señaló que la comparación del cerebro con un ordenador, aunque útil en algunos contextos, es limitada. A lo largo de la historia, el cerebro ha sido equiparado con las tecnologías más avanzadas de cada época, desde máquinas hidráulicas hasta bombas de vapor.
En la actualidad, se lo compara con ordenadores, y en el futuro podría asociarse con computadoras cuánticas. Sin embargo, estas analogías siempre se quedan cortas frente a la complejidad y la capacidad de adaptación del cerebro humano.

Conclusión: un órgano en constante evolución
El análisis concluye que el cerebro humano es un órgano único, cuya capacidad de aprendizaje y adaptación parece no tener límites prácticos. Gracias a su plasticidad neuronal y a su habilidad para olvidar, el cerebro no solo evita “llenarse”, sino que también se reinventa constantemente para enfrentar nuevos desafíos. Aunque la ciencia aún tiene mucho por descubrir sobre su funcionamiento, lo que está claro es que el cerebro continúa siendo, como lo describen los expertos, el puzzle más complejo jamás encontrado.
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