
Desde la niñez, el tiempo parece expandirse, y cada día está lleno de una riqueza de experiencias. Sin embargo, a medida que las personas envejecen se comienza a percibir que el tiempo se acelera, deslizándose casi imperceptiblemente de un año al siguiente. Este fenómeno, que muchos han experimentado, ha sido objeto de estudio por parte de psicólogos, neurocientíficos y físicos, quienes han tratado de desentrañar las razones detrás de esta alteración en la percepción temporal.
Cambios en la percepción del tiempo con la edad
Uno de los aspectos más intrigantes de la percepción humana es cómo cambia con la edad. En la juventud, los días, las semanas y los años parecen prolongarse, mientras que en la adultez, esa misma duración temporal parece acortarse. Esta diferencia es una sensación subjetiva. Según un informe de Pyschology Today un niño de 10 años, que puede percibir un año como una fracción de su vida, mientras que para un adulto de cincuenta años, ese mismo año representa un lapso mucho menor en relación con su experiencia vital acumulada.

La teoría proporcional del tiempo
Paul Janet, un filósofo francés del siglo XIX, propuso una teoría que ha ganado popularidad entre los psicólogos y otros expertos: la teoría proporcional del tiempo. Según esta teoría, la percepción del tiempo se acorta a medida que envejecemos porque cada período constituye una fracción menor de nuestra vida. Para un niño de cinco años, un año representa el 20% de su vida, un tiempo considerable en relación con toda su existencia. Sin embargo, para alguien de cincuenta años, ese mismo año representa apenas el 2% de su vida, lo que lo hace parecer menos significativo.
La teoría proporcional del tiempo ayuda a explicar por qué el tiempo parece acelerar de manera constante a medida se envejece. No obstante, esta teoría no es la única explicación para este fenómeno. De hecho, los científicos han identificado múltiples factores, tanto biológicos como psicológicos, que influyen en nuestra percepción del tiempo.

Otra teoría biológica sugiere que la temperatura corporal influye en la percepción del tiempo. Experimentos realizados por el psicólogo Hudson Hoagland en la década de 1930 indicaron que las personas con fiebre, quienes tenían una temperatura corporal más alta, percibían el tiempo como más lento. Los niños, que generalmente tienen una temperatura corporal más alta que los adultos, podrían experimentar una “expansión” del tiempo debido a este fenómeno.

El efecto de la rutina y la falta de nuevas experiencias
A medida que envejece, las vidas tienden a estructurarse alrededor de rutinas, lo que podría contribuir a la sensación de que el tiempo pasa más rápido. En la niñez, cada día estaba lleno de nuevas experiencias, desde aprender a andar en bicicleta hasta descubrir un nuevo juego. En la edad adulta, sin embargo, muchos días se parecen, y la falta de eventos nuevos y emocionantes puede hacer que el tiempo parezca menos denso.
La psicóloga Cindy Lustig, de la Universidad de Michigan, ha sugerido a la página web Earth, que la disminución de experiencias nuevas y la tendencia a la rutina son factores clave en la aceleración percibida del tiempo en la edad adulta. Cuando las experiencias diarias se vuelven repetitivas, el cerebro agrupa días y semanas similares en un solo bloque de memoria, lo que da la impresión de que el tiempo ha pasado rápidamente.

Teoría del envejecimiento del cerebro
El envejecimiento del cerebro también juega un papel crucial en la forma en que se percibe el tiempo. Adrian Bejan, un investigador de la Universidad de Duke, propuso en 2019 que la capacidad del cerebro para procesar nueva información disminuye con la edad. En la juventud el cerebro absorbía información a un ritmo rápido, haciendo que los días parecieran más largos y llenos de contenido. Pero luego al pasar el tiempo, la disminución en la capacidad de procesamiento hace que los días parezcan más cortos.

La física moderna también ha abordado el concepto del tiempo, especialmente a través de la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Según esta teoría, la gravedad y la velocidad afectan la percepción del tiempo. Este fenómeno, conocido como “dilatación del tiempo”, ha sido demostrado en experimentos donde relojes atómicos ubicados a diferentes altitudes o velocidades muestran ligeras diferencias en la medida del tiempo.
La dilatación del tiempo sugiere que el tiempo no es una constante universal sino que varía según la gravedad y la velocidad del observador. Aunque estos efectos son mínimos en la vida diaria, subrayan la naturaleza compleja y relativa del tiempo.
Finalmente, la percepción del tiempo está profundamente influenciada por factores subjetivos. Carlo Rovelli, un físico teórico italiano, ha argumentado que la percepción del tiempo es una proyección altamente subjetiva. Según contó Rovelli a Big Think, en las escalas más pequeñas de la realidad, el tiempo tal como lo conocemos desaparece, y solo se percibe eventos en secuencia debido a la entropía, el proceso por el cual el orden se descompone en desorden.
El estudio del tiempo, desde su percepción hasta su naturaleza física, continúa siendo un campo fascinante y en evolución. Aunque la ciencia ha revelado mucho sobre cómo y por qué se experimenta el tiempo de manera diferente al paso del tiempo, sigue siendo un enigma que toca tanto la biología como la física, y desafía la comprensión intuitiva del mundo.
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