El 59% de estudiantes de 13 países valora positivamente las comidas escolares, según World Vision

La investigación de World Vision revela demandas de los menores: piden porciones más grandes, variedad de alimentos y condiciones higiénicas adecuadas, además de manifestar su deseo de participar en la toma de decisiones sobre menús y calidad nutricional

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Las opiniones de los niños y adolescentes sobre la alimentación en las escuelas se ven habitualmente desoídas o no consideradas en la toma de decisiones, incluso cuando muchos manifiestan un claro deseo de participar. Según el estudio “La alimentación escolar en nuestras palabras: eligiendo nuestro futuro”, publicado por World Vision, cerca del 70% de los estudiantes encuestados manifestó querer involucrarse en la decisión sobre menús y calidad nutricional, aunque la mayoría indicó que rara vez se les consulta y que sus aportes suelen no recibir atención por parte de los adultos responsables.

La investigación de World Vision abarcó a 1.235 menores de entre 3 y 18 años de 13 países, con participación tanto de estudiantes de zonas urbanas como rurales e incluyendo niños con discapacidades. El muestreo integró además a 111 cuidadores y utilizó grupos de discusión e entrevistas directas realizadas durante este año. Según informó World Vision, el resultado global muestra que un 59% de los participantes calificó de manera positiva las comidas escolares, tachándolas de buenas o muy buenas, mientas que el 38% expresó percepciones negativas, ubicando la calidad como aceptable o mala.

Dentro del análisis cualitativo, World Vision recogió una variedad de preocupaciones y propuestas por parte de los menores. Una de las demandas más reiteradas tiene que ver con el tamaño de las porciones, identificado como insuficiente. La organización reportó que, en países como Zimbabue, la comida se acaba con rapidez y los alumnos quedan con hambre, lo cual impacta directamente en su bienestar físico y capacidad para concentrarse en clase.

La monotonía en los menús surge como la segunda queja principal. Niños y adolescentes de Brasil y Camboya relataron que los platos ofrecidos suelen ser repetitivos, por lo que las comidas se convierten en una experiencia poco atractiva y motivan escaso disfrute. Frente a esto, propusieron introducir frutas, más verduras y recetas diferentes, con el objetivo de diversificar la alimentación y romper la rutina culinaria.

El informe detalló, además, que la higiene y las condiciones de preparación de los alimentos constituyen otro punto de interés para los estudiantes. Entre las sugerencias transmitidas por los menores figuran mejoras en el almacenamiento de productos, cocinas más limpias y espacios de preparación seguros. Consideran que estas medidas fortalecerían tanto la seguridad alimentaria como los resultados nutricionales ofrecidos por los programas escolares.

World Vision subrayó el papel crítico de la alimentación escolar en la permanencia y el rendimiento educativo. Para muchos encuestados, recibir alimentos en la escuela representa el principal motivo de asistencia y permanencia. Los encuestados aseguraron que, sin acceso a esta comida, el hambre afecta de forma directa su salud, su capacidad para concentrarse y su constancia en la escuela. El medio citó el testimonio de una estudiante de Ghana: “Cuando comemos en la escuela, no nos da sueño en clase”.

La organización dedicó una sección especial al contexto del Líbano, donde no existe un programa nacional de alimentación escolar. Según consignó World Vision, los escolares en ese país asociaron la ausencia de comida con episodios de hambre, fatiga y abandono escolar, aunque imaginaron alternativas en las que pudieran acceder a comidas calientes y saludables, servidas dignamente, y a escuelas comprometidas tanto con la nutrición como con la educación.

El informe concluyó que los menores no deben ser considerados meros beneficiarios de la alimentación escolar, sino partícipes activos capaces de formular propuestas y de aportar soluciones específicas a los problemas identificados. World Vision resaltó la relevancia de incorporar la visión de los propios estudiantes si se aspira a lograr mejoras sustanciales en los sistemas de alimentación escolar a escala global. Como señalaron los menores citados por el medio: “Nuestras voces importan. Nuestra alimentación escolar importa. Nuestro futuro importa”.