Entre 2014 y 2023, Europa ha presenciado un notorio incremento en la llegada de médicos y enfermeras formados fuera de su territorio, lo que ha transformado el panorama de su fuerza laboral en el ámbito de la salud. Según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS) a través de su más reciente informe sobre la movilidad del personal sanitario en la Región Europea, la dependencia de profesionales extranjeros genera efectos dominó que trascienden fronteras y plantea desafíos tanto para los países que reciben como para aquellos que pierden personal cualificado.
El reporte de la OMS destaca que, durante el periodo citado, la cantidad de médicos instruidos en el extranjero que ejercen en la Región subió un 58 por ciento, en tanto que la de enfermeras formadas fuera se incrementó un 67 por ciento. En términos absolutos, la afluencia anual de médicos casi se triplicó y la de enfermeras se multiplicó por cinco. El medio detalló que, solamente en 2023, el 60 por ciento de los médicos y el 72 por ciento de las enfermeras recién incorporados provenían de sistemas formativos externos a Europa.
La doctora Natasha Azzopardi-Muscat, quien lidera la División de Políticas y Sistemas Nacionales de Salud de la OMS/Europa, explicó que este fenómeno involucra historias personales y tensiones que afectan tanto a las familias de los profesionales migrantes como a los sistemas sanitarios de sus países de origen. Citada por la OMS, la experta subrayó que “la migración de personal sanitario es una realidad en el interconectado mercado laboral europeo, y debe gestionarse de forma más justa y sostenible”, puesto que el ritmo acelerado de movilidad actual está generando retos inéditos.
De acuerdo con la OMS, varios países del este y sur del continente se ven especialmente afectados por la emigración de su personal sanitario, lo que agudiza la escasez preexistente y compromete la viabilidad de sus sistemas de salud. Paralelamente, naciones del oeste y norte han incrementado su dependencia de estos profesionales. Un ejemplo relevante es Irlanda, donde más de la mitad del personal de enfermería y el 43 por ciento de los médicos han sido formados en el extranjero.
El informe presentado por la OMS advierte sobre el déficit previsto de 950.000 trabajadores sanitarios en la Región de cara a 2030. Ante este escenario, el organismo internacional urge a los gobiernos a diseñar estrategias sólidas de retención y planificación de los recursos humanos en salud. La doctora Azzopardi-Muscat sostuvo que la sostenibilidad de la fuerza laboral debe asegurarse tanto en los países de origen, responsables de la formación, como en los de acogida, donde ejercen finalmente los profesionales.
El asesor regional de la OMS/Europa en materia de Personal de Salud y Prestación de Servicios, Tomás Zapata, remarcó que la organización apoya la mejora de las condiciones laborales en los países de origen y promueve la autosuficiencia nacional en los países que reciben profesionales. Frente a las tendencias detectadas, la OMS colabora con los gobiernos en la aplicación de políticas de retención, desarrollo de capacidades de planificación —incluyendo modelos de proyecciones sobre la fuerza laboral—, estrategias de financiamiento sostenido y reformas educativas orientadas a formar a los trabajadores que exige la evolución de las demandas de salud.
El estudio de la OMS expone distintos patrones de movilidad en función de factores como el idioma, la geografía y la compatibilidad de los sistemas formativos. El medio señaló que Alemania es el principal país de origen de médicos extranjeros en Austria, Suiza y Bulgaria, mientras que Moldavia ocupa ese sitio en Rumanía. La diferencia en niveles salariales y condiciones laborales actúa como factor impulsor de estos movimientos.
Rumanía constituye un ejemplo de cómo la implementación de políticas específicas puede revertir parcialmente la tendencia migratoria. Este país disminuyó la emigración anual de médicos de 1.500 en 2012 a 461 en 2021, lográndolo principalmente a través de mejoras en la remuneración, la formación y las condiciones de trabajo, según reportó la OMS. Moldavia, por su parte, ha detectado una caída en el número de solicitudes de médicos interesados en trasladarse al extranjero. En contraste, Irlanda, país con alta dependencia de trabajadores sanitarios extranjeros, ha incrementado el número de plazas de formación médica para estudiantes nacionales para reducir su vulnerabilidad.
El informe de la OMS sugiere adoptar diversas medidas, entre ellas invertir en la capacitación nacional, robustecer las estrategias de retención, alinear los currículos educativos con las necesidades del sistema sanitario y fomentar el reclutamiento internacional bajo esquemas éticos y acuerdos bilaterales transparentes. Para la organización, estos enfoques son necesarios para evitar la profundización de las desigualdades sanitarias y el debilitamiento de los sistemas de salud más frágiles.
La OMS insistió en que los países tienen la oportunidad de aprender de las experiencias ajenas y compartir soluciones que permitan que el fenómeno de la migración sanitaria sea beneficioso para todas las partes implicadas, evitando así impactos desproporcionados sobre países menos favorecidos y fortaleciendo la resiliencia de los sistemas nacionales de salud.
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