Ginebra, 4 oct (EFE).- Los tests de armas nucleares que EEUU llevó a cabo en las Islas Marshall tras la II Guerra Mundial, incluidas las célebres pruebas en el atolón Bikini, tuvieron graves impactos en los derechos humanos de su población y sus responsables deben rendir cuentas, afirmó la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos.
La cuestión fue llevada a debate este viernes, en la actual sesión del Comité de Derechos Humanos de la ONU, donde la alta comisionada adjunta de la oficina, Nada Al-Nashif, recordó el impacto que estos tests tuvieron en forma de problemas de salud, desplazamiento de pueblos nativos y erosión de modos de vida tradicionales.
"Nuestra oficina ha recibido terribles testimonios del impacto pasado y presente de estas pruebas nucleares, historias de exposición a la radiación, de proliferación de cánceres, abortos y nacimientos prematuros", denunció la número dos de la oficina, institución que ha conducido una investigación del caso en cooperación con el Gobierno isleño.
Al-Nashif también recordó los casos de lo que la población natal denominó "bebés medusa", niños nacidos con piel traslúcida y sin huesos, posiblemente por la exposición a la radiación de sus madres durante el embarazo.
Durante un año de pesquisas, la oficina también recogió testimonios de pueblos indígenas que tuvieron que dejar sus hogares en Bikini y otros atolones, "siendo desconectados de sus modos tradicionales de vida".
Muchas de estas comunidades desplazadas comenzaron a conservar los cadáveres de sus seres queridos en tumbas no subterráneas, con el fin de poder llevarlos un día a sus tierras originales, contó la alta comisionada adjunta ante el Consejo de la ONU.
Estados Unidos, que administraba esas islas hasta su independencia en 1991, realizó 67 pruebas nucleares en ese territorio entre 1946 y 1958, probando más de una veintena de bombas de hidrógeno y atómicas en el contexto de la carrera armamentística contra la entonces Unión Soviética.
Las pruebas en las Islas Marshall, recordó Al-Nashif, sumaron un poder explosivo equivalente a más de 7.000 bombas como la que destruyó la ciudad japonesa de Hiroshima en 1945.
"Han pasado 78 años desde el primero de aquellos tests nucleares, pero sus consecuencias siguen estando dolorosamente presentes, con comunidades aún desplazadas y radiactividad que todavía contamina la tierra y el mar", denunció Al-Nashif.
"Las lecciones de los tests nucleares en las Marshall deben servir para todo el planeta, ya que existen otras zonas, comunidades y países que sufrieron o siguen sufriendo las consecuencias de estas pruebas", concluyó.
El archipiélago de las Marshall, situado a medio camino entre Papúa Nueva Guinea y Hawai, fue descubierto en el siglo XVI por el explorador español Álvaro de Saavedra y perteneció a Alemania entre 1885 y 1914 y a Japón desde 1920 hasta 1944. EFE
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