Claudia Macero habló del rescate de los opositores venezolanos de la embajada argentina: “No descarto que haya otras operaciones”

En diálogo con Infobae, la dirigente de Vente Venezuela contó cómo fueron los más de 400 días bajo constante asedio del régimen chavista. Se refirió, además, a la falta de respaldo diplomático de ciertos países en esos momentos de creciente amenaza: “Les quedó grande nuestro caso”

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Claudia Macero, en diálogo con Infobae

Claudia Macero es periodista y dirigente opositora venezolana. En los últimos años se desempeñó como coordinadora de comunicación de Vente Venezuela (VV), el partido liderado por María Corina Machado. Como ocurrió con decenas de funcionarios opositores, su involucramiento en la campaña para las elecciones del año pasado la llevaron a estar en el radar del régimen de Nicolás Maduro. Como consecuencia de esa persecución, Macero, junto a Magalli Meda, Omar González, Pedro Urruchurtu y Humberto Villalobos, ingresaron el 20 de marzo de 2024 en la embajada de Argentina en busca de refugio.

El pasado martes 6 de mayo el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, anunció que, tras 412 días asilados en la embajada en los que sufrieron todo tipo de amenazas y asedios por parte de la dictadura chavista, los opositores habían sido rescatados y sacados del país en el marco de lo que se conoció como “Operación Guacamaya”. Una operación que dejó en evidencia la vulnerabilidad en la estructura interna del régimen. Sin embargo, con el correr de los días se supo que Macero había salido de la casa diplomática argentina días antes. Es decir, la inteligencia de la dictadura había sido burlada en dos oportunidades en cuestión de días.

Desde Estados Unidos, donde se encuentra actualmente, Macero habló con Infobae sobre las condiciones extremas que vivieron durante más de un año de constante asedio por parte de la dictadura, la indiferencia de la diplomacia internacional ante su caso, la Operación Guacamaya, y el compromiso que mantiene junto a sus compañeros por la libertad de Venezuela.

Si bien tuvo la oportunidad de ser la primera en salir de la embajada, reconoció: “No fui libre hasta que lo fueron mis compañeros”. Aunque aclaró: “Aún así no terminamos de ser libres”. En ese sentido, afirmó que la lucha por la libertad del país “es una causa de vida que nos compromete por el resto de nuestros días”.

La operación que les permitió escapar fue, según sus palabras, “de una complejidad que difícilmente se repetirá”. Si bien no reveló detalles por seguridad de quienes colaboraron, reconoció que incluso entre ellos hubo restricciones de información. Macero no descartó nuevas operaciones similares a Guacamaya. “Toda persona bajo asedio tiene derecho a ser libre. Ojalá las próximas operaciones sean para retornar, no para huir”.

La integrante del equipo de María Corina Machado se refirió también a la falta de respaldo diplomático efectivo por parte de algunos gobiernos latinoamericanos. “Les quedó grande nuestro caso”, sentenció, en relación con países como México, Colombia y Brasil, que, según ella, evitaron confrontar a Maduro para que se respetaran los salvoconductos firmados. En contraste, agradeció los esfuerzos del gobierno argentino, especialmente del entonces encargado de negocios, Gabriel Volpi, y la posterior custodia de la embajada por parte de Brasil. Asimismo, valoró el respaldo que transmitió el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, con quien se reunieron el pasado viernes: “Tiene claro que el régimen de Maduro no es solo un problema venezolano, sino una amenaza regional”.

Sobre el futuro del país, afirmó: “Hoy todas las condiciones están dadas para un proceso de transición. Hay liderazgo interno, voluntad popular y un régimen que ha perdido toda legitimidad”.

Omar González, Claudia Macero, Humberto
Omar González, Claudia Macero, Humberto Villalobos, Pedro Urruchurtu y Magallí Meda se encuentran en EEUU tras ser rescatados de la embajada argentina en Caracas

—Pasaron casi tres semanas de la Operación Guacamaya, ¿cómo se encuentran hoy teniendo en cuenta además el impacto internacional que tuvo este caso?

—Yo prometí siempre arrancar todas mis entrevistas hablando de mis dos compañeros presos, Gabriel “Gabito” González, casi un año preso en el Helicoide, y Julio Balsa, cuatro meses preso, periodista como yo. Quiero siempre resaltar sus nombres como los de mis otros compañeros, pero sobre todo ellos, porque son de mi causa más cercana.

Hoy todavía estamos procesando muchas cosas, aunque yo salí antes y no he dado detalles sobre eso. Pero la verdad es que yo no había sido libre hasta que ellos salieron también. De hecho ese fue uno de los primeros mensajes que me dio uno de ellos cuando me enteré. Me dijo: ‘Claudia, ahora tú también eres libre’. Y aún así no terminamos de ser libres. Creo que es una causa de vida que nos compromete por el resto de nuestros días, por nuestros compañeros y también por los venezolanos, porque la gente espera mucho de nosotros, pero también nosotros esperamos mucho de la gente y de lo que puede pasar en Venezuela. Pero si esto sirve para llamar la atención sobre lo que pasa en Venezuela y sobre lo que viene, lo asumimos y lo hacemos con todo el compromiso y la responsabilidad del mundo. Algunos se están reencontrando con sus familias; habían pasado mucho tiempo sin verse. Y otros un poco reajustando sus vidas, tratando de entender dónde somos útiles y sabiendo, o teniendo ese sentimiento, de que nosotros no nos vemos sino en Venezuela. Obviamente cada uno está procesando su estatus y cómo va a poder hacer para estar en otro país, porque para los venezolanos no es sencillo ese tema migratorio, pero la verdad es que más allá de un asilo, de un proceso o un estatus, es la necesidad de hacer todo en el corto plazo para que pronto podamos volver.

—Estuvieron más de un año asilados en la embajada, y a medida que el asedio crecía, los esfuerzos diplomáticos no surtían efecto. ¿En algún momento pensaste que se podía llevar a cabo una operación de este tipo, tan compleja y secreta?

—Nosotros desde el inicio agotamos todas las vías posibles. De hecho, nosotros llegamos y muy poquito tiempo después -entramos el 20 de marzo- nos ofrecieron unos salvoconductos. Los firmamos, se compraron los pasajes porque íbamos a volar a Argentina, y no avanzó precisamente porque Diosdado Cabello dio una orden de que nadie se movía de ahí. Desde ese momento insistimos por diversas vías. Primero porque obviamente la vía diplomática nos arropaba, pero violaron todos los convenios, como el Convenio de Caracas, y todos los acuerdos diplomáticos. Lo que fue pasando es que ese asedio, esa amenaza, fue creciendo. Desde el primer momento había persecución a la familia, temas para las visitas familiares, una cosa que cualquier persona o cualquier preso incluso en una cárcel tiene derecho, que es una visita familiar, una llamada. Luego el tema del agua y la luz; los últimos cinco meses fueron sin agua, sin entrada de agua de la calle. Se robaron los fusibles… Además de nosotros estar rodeados de la embajada de Rusia y atrás Norcorea y al frente la policía de Maduro, allanaron una casa que quedaba en la otra esquina para vigilar desde ahí con hombres armados. Entonces obviamente llegó un punto donde ya dejamos de creer en la vía diplomática. Entendimos que, o había una salida en Venezuela, un cambio, que es lo que nosotros buscamos todavía y para lo cual trabajamos en esas elecciones que ganamos desde la embajada, o que había que escapar, salir de ahí. Lo que quedaba era que entraran en algún momento, o que le dispararan a alguien o que, en definitiva, pasara lo peor, que alguien falleciera ahí dentro por una enfermedad. Omar, uno de mis compañeros, es una persona de 70 años, y en algún momento hasta ni siquiera le dejaron meter sus medicinas. Entonces, ¿qué quedaba? Bueno, salir de ahí como fuera. Aunque no hemos dado detalles de la operación, y yo ni siquiera sé los detalles de la operación, porque hasta a mí ha habido restricciones de información. Lo que sé, es que fue una cosa que yo dudo que se pueda repetir. Primero por lo complicado, por el asedio. Era una sede que estaba más vigilada que muchísimos otros lugares de seguridad en Venezuela y aún así se logró. Creo que ninguno de nosotros lo tenía como probable, pero no dejamos nunca de insistir en la posibilidad y tiene una enorme valentía, lo digo en primera persona, atreverse. No sé si teníamos confianza o total expectativa positiva sobre eso, pero nos atrevimos y y salió bien, afortunadamente.

Los opositores venezolanos vivieron en
Los opositores venezolanos vivieron en la embajada argentina en Caracas casi 400 días bajo constante asedio y amenaza de las fuerzas del régimen chavista (AP Foto/Matías Delacroix)

—¿Existía el temor de que las fuerzas del régimen invadieran la embajada para llevarlos detenidos?

—Absolutamente. En uno de los asedios, yo recuerdo que llegaron las patrullas y todavía no se había ido el representante de Argentina. Maduro había obligado a que salieran todos. Él todavía estaba ahí. Eso fue muy poquito después del 28 de julio, si no me equivoco. Él seguía ahí y yo me acuerdo que todos empezamos a hacer como bolsitos, por si entraban, porque son capaces de entrar. Hay gente que te va a decir, ‘no, no van a pisar una embajada, a lo mejor no van a entrar o no van a irrespetar el territorio argentino’. Pero lo hicieron mil veces de muchas formas: cuando tú cortas la luz, quitas los fusibles, estás violando una sede diplomática que además no es tu territorio internacionalmente. Entonces, por supuesto que sí, y no pasó una vez, pasaron si no me equivoco tres veces, de amenazas.

—En la conferencia vos revelaste que te fuiste antes. Diosdado Cabello dijo que mostró una foto del momento en que vos saliste, y que habían detenido a alguien por esa operación. Entiendo que no pueden revelar detalles de la Operación, ¿pero qué podés contar al respecto?

—Es muy doloroso cuando en el proceso mucha gente paga por ayudar. Yo todo esto lo he hablado con con gente cercana a las personas que estuvieron involucradas, y yo respeto mucho su decisión porque entiendo que es un asunto familiar y de vida. Yo no he dado detalles porque mucha otra gente corre riesgos. Yo lo que sí sé es que ellos se enteraron mucho después. No se lo imaginaron. También hicimos un trabajo en equipo; primero en mi caso, de mucha discreción. Imagínate ser parte de eso y tener que tener cuidado cuando envías una nota de voz, no salir a la calle o tener algunas limitaciones sobre todo de contacto. Había gente de mi familia que ni sabía, que se enteró muchísimo tiempo después, precisamente porque entendíamos el riesgo de esto. Lo que yo sí te puedo decir es que ellos siempre mienten, y así como como ese señor ha sacado un montón de cosas, yo también he visto que han dicho muchas mentiras sobre mucha gente. Y cuando tú entiendes eso, eso te permite vivir con mucha más tranquilidad porque, primero, tú sabes que no hiciste nada malo, y segundo, obviamente hay mucha gente que hizo lo que tenía que hacer; y tercero, es una demostración de vulnerabilidad. Porque el hecho de que tú tengas una sede como esa tan custodiada, y te pasa no una, sino dos veces, demuestra que obviamente hay fallas en tu sistema de seguridad. Yo no voy a decir detalles de eso, pero la verdad es que son vulnerables; creo que ese es el mayor miedo que deben tener, y cómo muchas personas también son capaces de ayudar en ese contexto porque entienden que no está bien lo que está pasando en Venezuela.

—¿Incluso personas del chavismo?

—No podría decirte. Yo estoy segura que muchas de las personas que son parte del chavismo no están de acuerdo con lo que está pasando en Venezuela. Porque tienen una familia que padece lo mismo que mi familia; porque tienen una situación de pobreza extrema. En Venezuela no es mentira cuando uno habla de un 80% de pobreza. Lo que es el salario mínimo, lo que come la gente, no hay estado de derecho; ni siquiera para un extranjero que entra a Venezuela. Mira lo que está pasando con las amenazas o los comunicados que están saliendo de países como Ecuador o de Estados Unidos, de no viajar a Venezuela. Eso a uno le da dolor. Pero es verdad que es un riesgo. Para ti que eres extranjero entrar a Venezuela es un riesgo. Lamentablemente se ha convertido en una ruleta rusa donde tú sabes cuándo entras, pero no sabes cuándo sales. Es muy lamentable.

 —Ayer anunciaron que en otra operación secreta sacaron de Venezuela a la pareja y al hijo del gendarme argentino Nahuel Gallo. ¿Sabes algo al respecto? ¿Pensas que en el futuro podemos ver operaciones similares a esta, o a la Guacamaya que permitió la liberación de ustedes?

—Vi la noticia, me alegra mucho que estén seguros. Pero no tengo detalles de ese caso. Yo no descarto que haya otras operaciones. En mi caso, cada vez que tengo que dar una entrevista lo hago con mucha responsabilidad porque hay muchas personas que están en riesgo. No solo familias, sino gente que probablemente ayudó, y ellos son los verdaderos héroes. Gente que puso sus recursos, su casa, su carro, su espacio, su tiempo, su familia… Por eso es que no hemos dado detalles. Y cuando decimos que es una operación que está en marcha, no empezó conmigo, que me fui antes, ni terminó con mis compañeros, que salieron después. Es una cosa que sigue operando y que sigue andando porque todavía hay muchas personas que están en riesgo. Creo que el rol de cualquier persona que esté bajo asedio o persecución es ser libre porque de nada nos sirve tener a una persona más en el Helicoide o presas en muchas de las casas de torturas. Además hay que decirlo, hoy no tenemos idea del paradero de muchos venezolanos. Nuestra compañera Catalina Ramos ya tiene más de 24 horas secuestrada y no sabemos dónde está. Juan Pablo Guanipa, uno de los líderes que quedaba dentro de Venezuela, tampoco sabemos dónde está.

—¿Siguen sin tener información sobre él?

—No tenemos nada de información. Se pidió una prueba de vida, porque aunque el fiscal del régimen dijo que se iban a respetar todos sus derechos, no es verdad. Siempre cuando agarran a una persona así, pasan días, a veces semanas. Muchos de nuestros compañeros, por ejemplo, Perquis Rocha, que es abogado de María Corina y de nuestro partido, tiene más de nueve meses y su esposa no tiene idea, no lo ha visto. Lo que recibe es la ropa sucia de su esposo; sabe que está vivo porque recibe la ropa sucia que tiene que lavar. Entonces yo no descarto que haya otras operaciones; aún así, ojalá que todas las operaciones guacamayas que haya sean para el retorno y no para la salida, porque ninguno de nosotros quiere estar fuera de Venezuela.

—El otro día en la conferencia que dieron en Washington hicieron mucho hincapié en el tema de la diplomacia, y de la falta de compromisos de ciertos países, sobre todo los que tienen más llegada al régimen como Colombia, México y Brasil, a la hora de intentar que se respetaran los salvoconductos. ¿Cuál es tu consideración al respecto?

—No tengo ni siquiera un calificativo, les quedó grande. Empezó desde nuestro ingreso a la embajada. Las llamadas las hizo Pedro [Urruchurtu]. Yo estaba con él en la oficina cuando nos enteramos que nos había nombrado en esa rueda de prensa, y que habían detenido a nuestro compañero Henry Alveares. Ahí empezó el desmadre de la comunidad internacional con nuestro caso porque muchos dijeron que no. No te puedo narrar cuántas llamadas tuvo que hacer Pedro, y la última que hizo desde el baño de la oficina fue a Gabriel Volpi, el encargado de negocios de Argentina, y éste le dijo, ‘dame 15 minutos’, y Pedro le dijo, ‘tienes 10’, porque realmente teníamos muy poquito tiempo. Y él se encargó de todo. Pero hubo muchos no. Luego, estando dentro, la cantidad de cartas y solicitudes que nosotros hicimos, no solamente al cuerpo diplomático acreditado en Venezuela, sino a la Iglesia, a la Cruz Roja, que entró hace muy poco, y a otros actores internacionales. La respuesta era: ‘estamos en eso, estamos trabajando’, pero nadie se acercó a la embajada por lo menos a constatar algo. Nadie se atrevió a hacer algo más en términos de relación con Maduro para ver qué podía pasar. Nosotros estamos agradecidos con Argentina, luego con Brasil que asumió la custodia de la embajada porque tener esa bandera ahí nos dio un respaldo y una seguridad. Pero la verdad es que es muy lamentable. Pedro lo describe perfectamente, es la diplomacia del silencio. Hoy no parece haber un mecanismo para atender casos como el nuestro. Ojalá que el nuestro sea nada más que un antecedente para que funcione en adelante, porque ahora la gente lo va a pensar dos veces. Si tú estás corriendo peligro y piensas que esa es una solución, ya sabes más o menos a lo que te vas a enfrentar.

Brasil asumió la custodia de
Brasil asumió la custodia de la embajada argentina en Caracas luego de que el dictador Maduro rompiera relaciones con el gobierno de Milei (EFE/ Henry Chirinos ARCHIVO)

—Más allá de que ustedes quedaron bajo la custodia de Brasil luego de que Maduro rompiera relaciones con Argentina. ¿Mantuvieron contactos directos con el gobierno de Milei?

—Si, absolutamente. Ellos obviamente no pudieron hacer mucho más después de que Maduro botó al cuerpo diplomático, a la delegación diplomática de Argentina, pero sí, la comunicación era permanente. Primero con su canciller; obviamente Milei también tuvo comunicación directa con María Corina, y nosotros también con los responsables de Argentina. Con nosotros fueron unas personas extremadamente hospitalarias, estuvieron muy atentos con nosotros siempre. Somos conscientes de todos los esfuerzos que se hicieron, se ofreció de todo, hasta aviones si era necesario para movernos a nosotros, pero era una decisión política. Eso no pasaba únicamente por Argentina. Hace poco nos encontramos con el embajador de Argentina en Estados Unidos, y le transmitimos también nuestro agradecimiento, en primer lugar a Gabriel Volpi, pero sobre todo también al gobierno de Javier Milei por todo lo que hicieron y todo lo que dijeron: esa claridad y esa nitidez es lo que yo creo que es fundamental en momentos como este.

—¿A qué atribuyes esta falta de cooperación de la comunidad internacional, teniendo en cuenta además que casi ninguno de esos países reconoció a Maduro como presidente legítimo después del 28 de julio?

—Yo paso a creer que muchas veces hay un tema de ingenuidad y también un tema ideológico. Les queda muy difícil reconocer a un gobierno que es totalmente ilegítimo.

Primero porque lo demostramos el 28 de julio; no solamente en nuestro caso, que trabajamos desde la embajada, sino hubo todo un país entero recogiendo esas actas, y luego demostrando casi 24-48 horas después que estaban esas actas digitalizadas, algo que nunca hizo el régimen de Maduro, que fue mostrar que realmente ganó supuestamente porque no tenían cómo demostrarlo, porque sus actas, las del CNE, las teníamos nosotros. Entonces creo que a esos países les queda muy difícil terminar de reconocer a un régimen como ese en términos de legitimidad y de poder, pero tampoco han terminado de dar el paso. Hay un tema ideológico, no sé si económico, pero en definitiva creo que la propia comunidad internacional ha ido orientándose y entendiendo que lo que hay en Venezuela es un sistema criminal que es muy difícil de reconocer, que es inocultable todo lo que está pasando, y nosotros somos un ejemplo de eso. Aquí esto se va a decantar a un proceso en el cual estás con la gente buena que, obviamente, es la mayoría en el caso de Venezuela, o defiendes a un criminal que no tiene ningún tipo de respaldo popular y que además afuera también se está quedando solo. Maduro hoy es un paria político en muchos espacios; no puede prácticamente ir a casi ninguna parte del resto de la región, salvo a lugares como Rusia o Cuba. Pero, ¿a dónde más? Nadie se quiere hacer una foto con Maduro, porque es tóxico.

—Ustedes el viernes pasado se reunieron con Marco Rubio. ¿Cómo fue esa reunión y con qué sensaciones se fueron respecto al compromiso del gobierno de Estados Unidos con la causa venezolana?

—A mí me generó mucha tranquilidad escucharlo porque hay absoluta claridad sobre lo que está pasando en Venezuela. Además, que una persona de ese cargo y esa responsabilidad, nos atienda por una hora en un contexto donde están pasando tantas cosas, quiere decir que Venezuela está en la agenda de discusión de Estados Unidos. Creo que el hecho de ser latino y entender lo que está pasando en la región nos da también una ventaja sobre la aproximación sobre Venezuela. Tiene clarísimo que lo que hay en Venezuela es un régimen que no solamente es un peligro para los venezolanos, sino para Estados Unidos también y para América Latina. Hay una enorme deuda para nosotros que es lograr que los migrantes puedan volver, ni siquiera es un tema nada más de asilos o de TPS. Y el secretario Marco Rubio ha sido claro en ese sentido. Explicó obviamente que lo que se está haciendo ahora tiene como objetivo sacar a los criminales de Estados Unidos. Estamos hablando del tema del Tren de Aragua y toda esta ola de personas que obviamente no están en Estados Unidos para hacer el bien, sino para cometer delitos. Pero la enorme mayoría de los venezolanos es gente buena, gente que vino a trabajar; gente que tiene años incluso, que tiene sus hipotecas, que tiene sus familias, que le está echando pichón, como decimos nosotros para salir adelante. A esa gente es a la que creo que, obviamente, hay que defender y hay que tener la consideración. Entiendo que eso se está trabajando. También hay muchos intereses, y ahí atajo lo de Chevron. Lo que pasó el martes también fue claro y eso también nos lo dijo el secretario Rubio. Esa licencia venció, pero no es solamente el caso de Chevron. Es un caso de las licencias petroleras. No es posible que muchas de las operaciones económicas que tienen que ver con extracción de petróleo, ese dinero sea utilizado para reprimir y para perjudicar a los venezolanos a través de las armas o a través de todo el aparato represivo que tiene Maduro. Entonces, se cerró una puerta muy importante que apenas es el 30% del financiamiento de Maduro. Queda toda una trama muy amplia que hay que atajar y ver de dónde viene, porque obviamente ese es uno de los pilares que le queda a Maduro. ¿Cuál es el otro pilar, además del financiamiento? El aparato represivo. Esas dos patas son las que hoy sostienen a Maduro y entiendo que eso está clarísimo en la administración Trump, y es lo que nosotros percibimos de ese encuentro con Marco Rubio, además de la urgencia que hay con respecto a los venezolanos y así también se lo transmitimos. Solamente con la salida de Maduro muchos de los venezolanos van a regresar a su país y va a mejorar el tema de la ola migratoria que está afectando a muchos países.

Macero sostuvo que el régimen
Macero sostuvo que el régimen de Maduro quedó "vacío" tras el 28J, la Operación Guacamaya, y la recientes abstención histórica en las elecciones regionales (REUTERS/Leonardo Fernandez Viloria)

—Para cerrar, en el último año el régimen de Maduro sufrió la derrota del 28J, la reciente Operación Guacamaya, y la histórica abstención del pasado domingo en las elecciones regionales. ¿Cómo está el chavismo, y cómo queda de cara al futuro?

—Vacío. Creo que si algo le quedaba de sostén, la gente le terminó de dar un solo golpe el domingo. Para nosotros son cuatro cuatro golpes muy duros que les hemos dado. El tema de las primarias, donde María Corina arrasó. Luego vino el 28 de julio, que además ni siquiera tuvimos a la candidata principal, sino a otro señor que es Edmundo González, mi reconocimiento también a él como presidente electo, y ganamos con más del 80% de los votos, con toda la desventaja que hubo en la campaña. No te quiero hablar de persecución, negocios cerrados, sin propaganda, sin publicidad. Luego vino la tercera que es la Operación Guacamaya, y el cuarto este domingo, que al final la gente le dijo ‘no’. La gente no salió de su casa a votar, son maneras también de protestar. El chavismo se adjudicó de los 280 y pico curules, por lo menos 252. Además, obligó -y el martes lo vimos en cadena nacional- a estos opositores, que ya no son opositores, y eso es otra victoria, que es que terminaste de entender quién es quién… Tuvieron que ir al CNE a darles la mano, y a ser humillados por los propios periodistas del chavismo y por otra gente, dándole la mano al tipo que te había robado el 28 de julio. La gente lo ve, no hace falta explicarlo. Nosotros no tuvimos que mover un dedo. ¿Qué le dijimos nosotros a la gente? Haz lo que te dice tu conciencia, que es ‘no’, no vayas. Lo que sé, es que hoy todas las condiciones están dadas para que este proceso y los venezolanos puedan hacer valer la libertad que tanto merecemos. No hay legitimidad; hay una enorme desobediencia de la gente; hay un liderazgo firme que sigue en Venezuela, porque no somos solo nosotros que seguimos haciendo el trabajo, María Corina sigue en Venezuela como muchos otros; y tenemos creo que a una comunidad internacional alineada, falta todavía, pero alineada en lo que es la calificación de ese régimen y lo que hay que hacer para que definitivamente los venezolanos podamos contar esto.

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