La estación de Stratford, normalmente una de las más concurridas porque es un nudo de subtes, estaba más animada que nunca: gente de distintas partes del mundo acompañaba el paseo de la antorcha olímpica. Aquel sábado faltaban cinco días para el comienzo de los juegos, la tercera vez que se realizaban en Londres.
Al sur, en el continente, miles de desocupados españoles no podían estar más lejos del ánimo expectante de los turistas: miles convergían en la Puerta del Sol, en Madrid, luego de una marcha por toda España. Era el pais con más desempleo de Europa, debido a la crisis financiera; ahora los parados se sumaban a las protestas contra el ajuste —recortes en salarios y subsidios, aumento del IVA— que Mariano Rajoy aplicaba para cumplir con las condiciones del rescate de la UE.
Más al sur y en América, Luis Barrionuevo se despachaba con uno de sus pronunciamientos espectaculares: “A los kirchneristas les rendís pleitesías o te matan”, dijo el dirigente sindical, líder de la tercera CGT en la interna, la Azul y Blanca, que concentraba a 56 gremios. “Son malos pagadores”, agregó. “Cuando [Eduardo] Duhalde los entronizó, en ese mismo momento le dije: ‘Te van a embromar, te van a joder e inclusive te van a meter preso’”.
Barrionuevo criticó a los antimoyanistas que se habían reunido con Cristina Kirchner en la Casa Rosada días atrás. “Ella quiere ser la secretaria general de la CGT. Por eso impulsa una central dividida y sometida”, teorizó. “Es mentira lo que dice sobre la unidad del movimiento obrero”. Agregó que Axel Kicillof, entonces viceministro de Economía, también era responsable de la fractura del sindicalismo: “Este chico, sabemos de fuentes bien fidedignas, fue quien le sugirió a la presidenta que inteviniera la CGT”.
Ya que estaba frente a un micrófono, aprovechó para señalar que el país enfrentaba “una clara recesión y una inflación que no pueden controlar”, y que la presidenta daba “manotazos de ahogado”. No le auguró un futuro de re-reelección: “Se va a dar en la interna una nueva conducción y una nueva fórmula. El peronismo tiene reservas de sobra”. No en La Cámpora, sin embargo, opinó: ”Cuando les sacás la caja se terminaron. No tienen historia”.
Con todo, Barrionuevo no fue el sindicalista del día: Gerardo Martínez, del grupo antimoyanista que se había reunido con la presidenta (se decía que era uno de sus interlocutores de confianza) volvía a enfrentar acusaciones sobre un pasado de agente de inteligencia durante la dictadura. Una investigación periodística reveló el legajo de Martínez en el Batallón 601 del ejército.
En 2011 el secretario general de la Uocra había sido denunciado por sus adversarios gremiales en la construcción, Sitraic, y varios organismos de derechos humanos. Martínez debió brindar declaración indagatoria ante el juez federal Sergio Torres en la causa por el secuestro y la desaparición de 105 albañiles. Ahora los medios publicaban pruebas de sus tareas como civil en la inteligencia militar.
El gobierno conocía ya el legajo: era parte del listado de agentes que el ejército había entregado a la ministra de Defensa, Nilda Garré. Y al ponerse a disposición de la justicia, en una causa que terminó con su sobreseimiento por falta de pruebas, Martínez había asegurado que investigaría las desapariciones. El legajo, sin embargo, era un trago amargo.
Sostenía que el mayor Roberto Gordillo había recomendado su ingreso en 1981. Que su seudónimo era Gabriel Antonio Mansilla y que operaba en el Departamento de Inteligencia 201, especializado como “Agente de Reunión en Ámbito Gremial”. Que era “capaz y útil en su trabajo específico, con excelente nivel de desempeño para las tareas que se le ordena”. Que era un “agente leal, disciplinado y con amplios conocimientos y contactos a nivel gremial” y que había “logrado en los últimos tiempos una superación mayor a la que regularmente mostraba”. Que tenía una “elevada dosis de responsabilidad e iniciativa”.
“Desde el Sitraic exigimos la renuncia de un represor, indigno para representar a los trabajadores de la construcción en la Uocra”, dijo Víctor Grosi, secretario general del gremio disidente de la construcción, un grupo centrado en CABA y GBA que había acompañado a Hugo Moyano en el paro del 27 de junio.
Las noticias de artes y espectáculos eran más amables. Había una muestra de Luis Felipe Noé en Muntref y otra de Afredo Hlito en una galería y Antonio Gasalla había superado los 800.000 espectadores de Más respeto que soy tu madre, obra de Hernán Casciari que presentaba a razón de cinco funciones semanales.
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