Araceli González y su molestia con la producción de Mirtha tras el llanto en el programa: “Pedí que corten esa parte”

La actriz reveló el pedido realizado tras grabar el programa y su incomodidad por no haberse cumplido

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La actriz reveló el pedido realizado tras grabar el programa y su incomodidad por no haberse cumplido (Video: Intrusos/ América)

La imagen recorrió los portales, las redes, las conversaciones de sobremesa ante una escena de vulnerabilidad genuina. Frente a las cámaras de La Noche de Mirtha en El Trece, el pasado sábado, Araceli González se permitió —por un instante— quebrar en llanto al hablar de la relación con su expareja y padre de su hijo, Adrián Suar. Lo que siguió fue silencio, lágrimas, palabras entrecortadas. ¿Quién puede cuidar del dolor propio cuando la exposición lo transforma en público, casi en espectáculo?

“Yo solté, trabajé mucho soltar. Es un hombre que amé con toda mi alma y tuve que soltar”. Así, simplemente, la actriz puso en palabras lo que tantos callan durante años. Pidió disculpas por aquella emoción que la desbordó. Explicó, con ternura y firmeza: “Me hace sufrir mucho verlo sufrir a mi hijo. Muchas veces el rol de madre es proteger. Yo me dediqué a proteger a mis hijos y a defender lo que tenía que defender detrás de cámara. Nunca me interesó hacer prensa con esto”.

La audiencia, los propios invitados, la conductora, todos sintieron el peso de ese momento. Pero la historia detrás no concluye allí. Los últimos años, reveló la actriz, estuvieron marcados a fuego por la pandemia y la muerte de su madre, Rosa Monteferrario. Esos golpes la llevaron a “priorizar su bienestar y el de su familia”. ¿Alguien podría señalarle que no intentó todo para reparar los daños invisibles?

La actriz relató ante Mirtha Legrand el proceso de reconstrucción personal y el apoyo de su entorno tras los momentos difíciles de su separación (Video: La noche de Mirtha/ Eltrece)

El eco de esas lágrimas traspasó el estudio de televisión. Durante las 72 horas siguientes, la imagen dio la vuelta a los medios. Y fue Araceli, una vez más, quien decidió romper el silencio. En diálogo con Intrusos, este lunes, sorprendió al revelar: “Sí, pedí que corten la parte que lloré, pero no lo hicieron y me parece que está mal”. No lo dijo con enojo. Lo dijo con una franqueza que, tal vez, duele más que cualquier reclamo, a la vez que trazó un paralelismo que con lo ocurrido en una reciente entrevista también en el mismo canal.

“En lo de Mario Pergolini, por ejemplo, me preguntaron si había algo que no me gustó, que quería que no salga, pero no hubo nada. A Mirtha la respeto un montón. Fui porque la gente también se pregunta por qué estoy haciendo notas, pero es que todo el tiempo me llaman para hacer notas. Mirtha me llamaba desde hacía cuatro años, y me parecía una falta de respeto después de haber ido a lo de Pergolini, que coincidió con que ambos fueron en Canal 13”.

No se trató solo de un pedido técnico, sino de una cuestión de dignidad: “Me comuniqué con una señora muy amorosa que me contuvo bastante porque yo no quería y a nadie le gusta llorar. Me vinieron un vendaval de sensaciones. Falleció el padre de mi hija a principios de año, además hacía dos días que no dormía y quizás yo estaba un poquito movilizada”. La exposición mediática convierte el duelo en tema nacional, ajeno, imposible ya de manejar.

La actriz quiso dejar clara su postura respecto de Mirtha Legrand: “A Mirtha la respeto, hablé con la producción. Después ella me pidió disculpas. Mirtha es emblemática, sólo pedí a la producción que sacaran esa parte, pero no lo cumplieron. Volvería a ir a lo de Mirtha, pero no lloraría”, se sinceró. “Lo que más me molestó fue que salí a la calle y lo primero que me dijeron los medios fue ‘nos dijeron que lloraste’, y eso no es algo que pase con el streaming, puntualizó.

La imagen de Araceli González
La imagen de Araceli González llorando en la mesa de Mirtha copó la pantalla chica

En otro costado de la conversación, Araceli se mostró firme sobre los pormenores de los conflictos que están judicializados: “De la parte económica no voy a hablar. Quiero decirles que de todo lo que dicen nada es verdad. Si es que algún día hablo, van a saber la verdad. No lo tengo planeado, depende absolutamente de la Justicia, porque está en la Justicia esto. Cuando eso esté, contaré algo, o quizás no y quede en el imaginario de la gente. No es una amenaza, es que vengo escuchando hace 20 años cosas que no son”.

Las cámaras, una vez apagadas, dejan ecos imposibles de callar. ¿Quién decide qué imagen tiene derecho a quedarse en la retina colectiva y cuál debe ser resguardada en la intimidad? La historia de Araceli González, sus lágrimas y sus silencios, pone en primer plano la tensión eterna entre vida privada y espectáculo público, entre fragilidad y exposición.