Allá por el 2012, Rosario Cleris estudiaba para ser psicóloga. Un grave accidente de su padre cambió la dinámica familiar. Y a la hora de buscar alternativas laborales primero pensó en el mundo de la moda. De ahí a enfocarse en el maquillaje femenino fue un paso natural.
Estamos hablando de los días donde reinaba Facebook y todavía no existía Instagram, hoy su habitat natural. En sus propias palabras, esta es su breve presentación: ”Hola, soy Rosario Claris, maquilladora y comunicadora en lujo. Y tengo 130.000 seguidores".
“En un momento hablamos con mi mamá, que siempre tuve afinidad por el mundo de la moda. Vengo también de generaciones muy coquetas. Abuela coqueta, madre coqueta. Y la verdad que a mí me encantaría pintar caras, algo algo que me salió del alma”, va a contar en una nueva charla para Nacidos en Redes.
También irá soltando comentarios como: “El maquillaje, en líneas generales, para la gente es frívolo; en cambio para mí es muy transformador y sanador porque es un arte”. O bien esta reflexión de esas que aspiran a título de nota: “El maquillaje jamás va a poder pintar el dolor”.
Aquí, los momentos más destacados de la entrevista:
Mai: —Bienvenida, Rosario. Te quise invitar porque me parece muy interesante tu perfil aspiracional tan de nicho. En la Argentina no abundan los perfiles así y acá siempre traemos como perfiles más masivos, más mainstream. Pero tu perfil tiene muchas temáticas interesantes para charlar.

Rosario: —Dale.
Mai: —¿Contame cómo empezaste a armarte este perfil de maquillaje y que represente tantas marcas de lujo?
Rosario: —Te cuento, la verdad es que yo arranqué en realidad mucho antes, en Facebook...
Mai: —Ya estás revelando un poco tu edad...
Rosario: —Sí, tengo 34. Yo arranco en el 2012. Yo estudiaba psicología, nada que ver y para mí el 2012 fue un año como muy trascendental en mi vida, muy transformador: fue el año más triste y, al mismo tiempo, más profundo. Yo estaba estudiando y mi papá tuvo un accidente muy grave y ahí tuve que dejar la carrera... Y en un momento hablamos con mi mamá que siempre tuve afinidad por el mundo de la moda. Vengo también de generaciones muy coquetas. Abuela coqueta, madre coqueta Y la verdad que a mí me encantaría pintar caras, algo algo que me salió del alma.
Mai: —O sea, primero vino el maquillaje y después las redes sociales...
Rosario: —No, no, ahí me di cuenta de que el maquillaje, en líneas generales, para la gente es frívolo; en cambio para mí es muy transformador y sanador porque es un arte. Entonces, cuando maquillaba era como un momento de sanación: ponía música, las texturas, los colores.
Mai: —¿Empezaste mirando videos de YouTube?
Rosario: —Al comienzo no es que dije “tengo que maquillar mil caras mínimo para ser conocida, o buena, o mejorar mi técnica”. Trabajé un montón sin que me pagara nadie. Yo todo lo hacía de onda y le empecé a mandar mis fotos por Facebook a los fotógrafos contando que maquillaba... Así empecé de a poco, empecé a maquillar famosos y de repente mis cursos se iban llenando; a la vez, en el camino, muchas personas -familia, amigos, allegadas- me han dado muchas manos. ¿Viste cuando alguien te quiere ayudar y potenciar? Y bueno, así lanzo mi primer estudio de maquillaje en Recoleta, después en Nordelta, y poco a poco fue creciendo.

Mai: —¿Ahí ya te habías armado tus redes?
Rosario: —Arranqué con Facebook y después pasé a Instagram. Y una persona que también le voy a agradecer toda mi vida es Cande Tinelli, íntima amiga mía además.
Mai: —¿Te hiciste amiga por el maquillaje o ya se conocían?
Rosario: —Nos conocimos en una producción y es como que al toque tuvimos mucha afinidad.
Mai: —¿Vos le decís que pare con los tatuajes...?
Rosario: —No, pero la recontra banco. La amo con todo mi corazón.
Mai: —Volviendo a la redes, abriste tu Instagram y empezaste a crecer, decías...
Rosario: —Y también me pasó que cuando abrí el estudio de maquillaje, todo el tiempo trataba de hacer el ejercicio de ser empática con quien entraba y brindar una experiencia de lujo. Ahí es donde me importaba la fragancia, el sillón, la decoración, cómo estaba vestida yo...
Mai: —De qué época estamos hablando...
Rosario: —Te estoy hablando antes de la pandemia; porque postpandemia todo el mundo se mostró en cualquier oficio, ¿viste? Pero antes de la pandemia te juro que yo era de las pocas que me mostraba.
Mai: —¿Y nunca te dio vergüenza?
Rosario: —No. Y de hecho, como que mi manera de explicar es bastante amigable, por así decirlo. Como poco tradicional. En cierto punto soy poco formal para explicar y creo que eso me volvió como un poco más cercana. Entonces no era un lujo molesto. ¿Viste que a veces el lujo molesta? Bueno, en este caso siento que conectaba desde otro lugar.

Mai: —Me imagino que debe ser difícil también llegar a audiencias nuevas que no te conocen; gente que dice “¿por qué está recomendando este producto tan caro que nadie puede comprar?" ¿Qué respondés en esos casos?
Rosario: —Bueno, sin dudas lo mío es algo de nicho. Y creo que es de las cosas que las marcas un poco valoran en mí, que es que soy muy cuidadosa en qué vendo. Me parece como muy importante cuidar la marca. Valoro mucho el esfuerzo de las marcas, todo lo que depositan en confiar en el esfuerzo que significa en nuestro país apostar al lujo. Si me piden 100, yo les doy 200. Además, yo tuve como un reto. Pasó que en pandemia me era muy fuerte vender una base cuando sabía que mucha gente no tenía ni para el café con leche. Pero bueno, también aprendí a decir “bueno, este es mi trabajo también y lo vivo como un trabajo”.
Mai: —Claro, no porque vendas marcas de lujo, vivís en una burbuja. ¿O sea, lees actualidad, estás conectada?
Rosario: —Me considero una persona muy espiritual. Me pasa mucho con las alumnas, cuando han venido al estudio le doy mucha importancia a la belleza interior. De hecho, hago shiatsu, homeopatía, terapia desde que soy muy chica, y me parece que un maquillaje jamás va a poder pintar el dolor. Si vos no estás bien interiormente, no hay base que te vaya a cubrir la alegría. Entonces es muy importante trabajar interiormente. Y después lo estético me parece que es un juego. Es es aprender a jugar, a divertirse. Me lo tomo desde ese lugar.
Mai: —¿Y cómo gestionás el tema autoestima con las redes sociales comportándose de forma tan cruel a veces?
Rosario: —Bueno, hay momentos en que uno está mucho más seguro de si mismo. Yo tampoco tengo la masividad de un personaje hiper conocido, pero viste que a veces es tremendo, pero de cinco comentarios lindos te quedás con el negativo y te deja pensando.
Mai: —¿Hay audiencia para las marcas de lujo en Argentina?
Rosario: —¡Sí, re! Mucho más de lo que uno cree. Es querer pertenecer a una comunidad, a un valor o sentir que es algo sofisticado. Y también hay algo que querés generar en el otro.
Mai: —Hay un labial, un maquillaje o un perfume que quizás sale cinco o diez veces más que otro pero de otra categoría. ¿Por qué crees que la gente se vuelca al lujo, para pertenecer...?
Rosario: —Mirá, considero que la gran mayoría de las marcas de lujo ponen un trabajo muy grande en el producto.
Mai: —¿En cuanto a calidad?
Rosario: —La calidad es épica. La verdad que eso es imbatible y es muy difícil competir con una marca de lujo. Eso es real. No te digo que todos los productos son impecables. Y después yo creo que también hay una cosa del pertenecer. Pero no es lo mismo que comprarte este rouge rojo que aquel otro.

Mai: —Tenés que armar como un manual de cómo comunicar el lujo, porque hay muchas creadoras de contenido que están queriendo comunicar lujo pero siento que están en el límite de lo vulgar: estar contando cuánto salen las cosas, cuánto gasté, ¿qué opinas de eso?
Rosario: —Después de la pandemia, el lujo para mí está mutando un montón. Antes el lujo era comprarte una cartera. Hoy el lujo tiene más que ver con el bienestar, con la experiencia. De hecho hay marcas que, por ejemplo, te citan a una clase de yoga y eso es un valor de la marca, por más de que está vendiendo una base de maquillaje.
Otro cambio: hubo un momento como que al lujo estaba bien mostrarlo, pero eso cansó a nivel mundial. De hecho, ahora se abre mucho el lujo silencioso. O sea, mientras menos mostrás es más top... Te digo, las personas que yo más admiro son las más humildes y las más llanas. O sea, a mí una persona que se dedica al lujo y es maleducada y me parece una ordinaria, por más de que sea la directora de la marca equis, no va.
Mai: —¿Para vos, la Argentina se maquilla bien?
Rosario: —Veo mucha obsesión, mucha ansiedad, que yo también la he pasado. Ahora, si estás todo el día consumiendo, vas enloquecer en algún momento porque te comparás todo el tiempo. Y es agobiante. Y también es una búsqueda de aceptación.
Mai: —Hoy en día noto, por lo que veo de las marcas, que están eligiendo perfiles más auténticos, como caras más originales, no tanto replicar la carita...
Rosario: —Sí, de hecho, para mí lo más elegante es lo natural. A mí realmente hoy lo natural me cautiva mucho, me pasa un poco eso.
Mai: —Que sea imperfecto...
Rosario: —Totalmente. Me parece lo más perfecto que sea imperfecto. ¿Me entendés lo que te digo?

Mai: —¿Y qué lindo que como maquilladora puedas decirlo, no?
Rosario: —Sí, y de hecho, hasta la forma de enseñar el maquillaje cambió. Antes era “hacete el contouring para estar más afinada y pararte la nariz”. Y vos decís, “pará, tengo una nariz aguileña... que tiene una personalidad increíble y le queda bárbaro a mi cara”. A por ello, o sea, es en donde vos te sentís a gusto.
Mai: —¿Te gustaría que esto vuelva a ser la regla? Porque hoy en día la regla es: tapemos todo con hialurónico, seamos todos iguales.
Rosario: —Sí, para mí ahora está en un extremo. Me parece que hay mucho vacío interior. Que busques verte mejor, está bien, pero ningún extremo está bueno.
Mai: —Ultimas dos: te maquillas todos los días?
Rosario: —Para mi trabajo, obvio, siempre impecable. Pero si no, no necesariamente. Capaz que me pongo protector, crema y chau. Pero sí, soy coqueta, eso es verdad.
Mai: —¿Ok, y la última pregunta que hacemos a todos los que vienen a nacidos en red es qué se necesita para ser creador de contenido?
Rosario: —Mucha disciplina y no menospreciar como la red social para mí. Yo realmente agradezco al señor Instagram porque que te dé un espacio gratuito para poder transmitir tu trabajo. Yo creo que hay que ser más agradecido, como no dar todo por sentado.
Mai: —Y sí, porque te democratiza este espacio que antes no existía.
Rosario: —Sí, y por más de que sea nicho lo mío, bueno, no importa. Es como que valoro mucho la comunidad que armé. Trato de siempre intentar superarme o qué sé yo o actualizarme. Es importante estar actualizado en tendencias. Eso es lo que hace, en definitiva, no morirte.
Fotos: Diego Barbatto
Producción texto: César Litvak
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