
La de Nico Vázquez y Gimena Accardi no era una pareja más. Después de casi dos décadas juntos, su historia parecía sacada de una de esas tiras que suelen terminar en final feliz. Pero este martes, sorprendieron a todos con un mensaje demoledor: “Sentimos que es tiempo de tomar caminos distintos”. Se separaron tras 18 años de compartir vida y trabajo, y lo contaron de frente, sin rodeos: “Compartir esta noticia no es sencillo, porque duele”.
Nace el amor
Corría el año 2007 y “Casi Ángeles” era el éxito juvenil del momento. Allí se enamoraron, pero ya se conocían. Gimena recordaba entre risas cómo empezó todo: “Nos conocimos en Alma Pirata, pero el amor nació en el primer año de Casi Ángeles. Compartimos muchas horas… los camarines invitan”, contaba. En la tira, Nico interpretaba a nicolás Bauer. Gimena, a Malvina Bedoya Agüero. Las largas jornadas de grabación, los textos compartidos, los nervios previos a salir a escena, terminaron por iluminar una química que muy pronto se hizo imposible de esconder.

En ese entonces, Nico estaba recién casado con Mercedes Funes tras seis años de relación. Pero mientras su matrimonio tambaleaba, el lazo con Gimena crecía. Ella misma confesó años después: “El primer beso fue en una escena. Después, ya no hubo vuelta atrás”. Las cosas se precipitaron rápidamente. Nico dejó la casa que compartía con Funes y comenzó una historia que, por un buen tiempo, intentaron mantener puertas adentro: “Queríamos vivirlo en secreto, pero se notaba igual”, reconocían los dos.
La prueba final fue una escapada romántica que los terminó de delatar. Gimena siempre contó divertida cómo Cris Morena, productora del programa, lo advirtió antes que nadie: “Cris nos miraba y nos decía sentido del humor, pero también sabía cuando había algo más. ‘Ustedes se están pasando chicles’, nos dijo una vez porque en escena intercambiábamos chicles antes de besarnos. Ahí entendió todo”.
No tardaron en mudarse juntos. A los seis meses de confirmar el romance, ya compartían casa en San Isidro: “Era todo nuevo, teníamos miedo del escándalo pero nos ganó el amor”.

“Crecimos juntos, lloramos, reímos…”
Durante casi dos décadas, no hubo alfombra roja, estreno de teatro ni viaje que no los tuviera del brazo. Fueron pareja dentro y fuera del trabajo: a continuación de la tira de Cris Morena, volvieron a interpretar a una pareja en “Los Únicos”. De la tele pasaron al teatro con obras como “El otro lado de la cama” y “Una semana nada más”. El engranaje era perfecto: se acompañaban en cada nuevo proyecto, mezclando pasión profesional y vida cotidiana.
Pero no todo fue tan sencillo. En 2014, confesaron ellos mismos, llegó una crisis inesperada: “Nos ganó el trabajo, nos desencontramos, nos separamos diez días”, relataba Gimena. Pero hasta esa mini separación terminó siendo una anécdota que, según Nico, “los hizo valorar lo que tenían”.
Un año antes, una experiencia mucho más dura los puso a prueba: “Habíamos pasado los primeros tres meses riesgosos y sabíamos hasta el sexo. Estábamos en la zona de tranquilidad. Fue muy duro”, admitía Gimena al hablar de la pérdida del embarazo que ambos atravesaron en soledad y con mucha tristeza. “Nos tocó llorar mucho, pero nos acompañamos y salimos adelante”. Para la pareja, ese golpe fortaleció la relación.
Y cuando parecía que ya habían sufrido suficiente, diciembre de 2016 les arrancó un nuevo pedazo de paz: falleció Santiago, hermano de Nico, mientras estaba de vacaciones en Punta Cana, y la vida se les dio vuelta otra vez. “Gime fue todo ese año mi sostén, me sostuvo cuando no tenía fuerzas”, reconoció el actor en varias oportunidades.
En 2021, una tragedia los volvió a poner a prueba. Estaban de vacaciones en Miami y el edificio donde se alojaban colapsó y se derrumbó. Hubo un centenar de muertos, pero por fortuna, ambos lograron escapar por segundos.

“Nada de protocolos, todo a nuestra manera”
La boda llegó años después, en 2016, cuando tenían ya buena parte de la vida armada juntos. Nico quiso un momento de película y lo organizó todo en secreto en Praga: “Guardé el anillo semanas. Un día, le dije que se pusiera linda, la llevé al Puente Carlos y le agradecí tantos años”.
La boda fue un evento a su medida, en Mar del Plata: playa, amigos íntimos, colegas de toda la vida y una ceremonia más simbólica que formal. Decidieron no usar anillos, sino tatuarse una cruz en el dedo anular. “Es nuestro símbolo”, decían frente a las cámaras, desarmando cualquier expectativa de boda tradicional. Y así —al margen de lo que “debería ser”— los dos siguieron armando juntos una vida simple, sin grandes ostentaciones, eligiendo cada rutina y cada viaje.
Vivían en Buenos Aires, con una base de operaciones clara, pero escapaban siempre que podían a Arenas Verdes, ese lugar donde, como decían, podían “descansar el alma y ser solo nosotros”.

“El respeto es el puente que nos une”
Los años siguieron sumando momentos, algunos felices y otros difíciles. La última obra teatral donde trabajaron juntos, dirigida por Nico y protagonizada por Gimena (“En otras palabras”), hablaba, casualmente, de amores complejos y despedidas. Las redes sociales de ambos eran un álbum interminable de muestras de cariño, apoyo y también de humor, porque otra pata fundamental del vínculo era la risa.
En la carta con la que anunciaron el final, se permitieron ponerle palabras a esa travesía:“Después de compartir 18 años de la vida, acompañándonos en las buenas, en las malas y en todos esos momentos que nos marcaron para siempre, hoy sentimos que es tiempo de tomar caminos distintos”.
No se guardaron nada: “No fue una decisión fácil, porque hay mucho amor, respeto y una historia profunda que nos une, vivimos momentos hermosos, atravesamos tormentas, crecimos juntos, reímos, lloramos y construimos un vínculo que siempre llevaremos en nuestro corazón”.

Reconocieron que pelearon mucho por la relación: “Desde hace un tiempo venimos peleándola, intentando todo lo que estuvo a nuestro alcance, pero también entendiendo con madurez que a veces lo más sano es soltar”. Incluso, hicieron terapia de pareja para intentar reflotar su matrimonio.
Y cerraron pidiendo empatía y privacidad: “Elegimos hoy transitar la vida por separado, pero el amor, aunque tome nuevas formas, sigue estando. Y el respeto mutuo será siempre el puente que nos una. Compartir esta noticia no es sencillo, porque duele. Pero creemos que es desde la honestidad y el cariño que también se honra lo vivido. Les pedimos que nos acompañen con comprensión, respeto y amor en este momento tan íntimo”.
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