Melody Luz dejó de seguir en redes a su novio Santiago del Azar luego de la foto en familia que subió con Alex Caniggia

La historia de Alex Caniggia y Melody Luz sumó en las últimas horas un nuevo capítulo. Luego de meses de distanciamiento, acusaciones en redes sociales y tensiones por la crianza de su hija Venezia, la expareja sorprendió al mostrarse nuevamente junta en una foto publicada por ambos en sus historias de Instagram. En la imagen, ambos aparecen compartiendo un momento frente a un café, junto a la niña —cuyo rostro fue cubierto con un emoji de oso, como suelen hacer para proteger su privacidad— y una frase llamativa por el contexto: “La familia es lo más importante, cuídenla”.

La publicación generó especulaciones sobre una posible reconciliación o, al menos, una tregua en medio de los conflictos que habían sido expuestos públicamente en las últimas semanas. La respuesta de Melody Luz no tardó en llegar, aunque fue indirecta: primero replicó la imagen en su perfil utilizando un filtro que distorsionaba su rostro y escribió “Todo muy LAM, pero no tengo ganas de hablar”. A continuación, compartió una frase motivacional dedicada a las madres: “Un aplauso a las mujeres que están persiguiendo sus sueños, mientras también persiguen a sus hijos”. Y por último, publicó la misma fotografía que Axel Caniggia y le agregó “Pase lo que pase, siempre será mi familia”.

Sin embargo, detrás de esa aparente armonía surgió un detalle que no pasó inadvertido para los seguidores de ambos. Pocas horas después de la publicación de la imagen familiar, Melody dejó de seguir en Instagram a Santiago del Azar, con quien mantenía una relación desde hacía pocos meses. El chef aún la sigue a ella, lo que deja entrever que, por el momento, la decisión fue unilateral. El gesto, en un contexto como este, no parece menor.

La relación entre Melody y Santiago se había consolidado tras la separación con Caniggia, y se los había visto juntos en diversas oportunidades, tanto en redes como en algunos móviles en vivo. Por eso, el unfollow de ella marca un giro inesperado en la trama, especialmente luego del gesto conciliador con el papá de su hija.

El vínculo entre Melody Luz y Alex Caniggia atravesó una ruptura marcada por diferencias irreconciliables que, tras un período de silencio, terminaron estallando en redes sociales. Las discusiones públicas comenzaron luego de que ella hiciera referencia, sin dar nombres al principio, a situaciones que vivió durante su embarazo. Habló de infidelidades, destrato y de un conflicto constante respecto al bienestar de su hija.

Uno de los momentos más tensos se produjo cuando Melody compartió en sus redes una selfie en la que aparecía con los ojos llorosos y un texto contundente: “Así, con esta angustia, tengo que recibir a mi hija”. El mensaje fue acompañado por una captura de pantalla de un mensaje que habría recibido de Caniggia a altas horas de la noche: “No bastó con que Venezia quede internada”. La respuesta de ella fue pública, extensa y con un tono marcado por la indignación: “Para empezar, ABRIGALA cuando está CON VOS y si tiene fiebre MÍNIMO me avisas y no la medicas sin consultarle a nadie”.

En el mismo descargo, Melody apuntó directamente contra la exposición de su expareja en medios y redes: “Después soy la madraza del año frente a las cámaras. Pero el muy cagón aún no se quiere sentar en frente mío a hablar”. Y concluyó con una frase que se transformó en consigna: “No me callo más. Y menos por mi hija”.

Aquel episodio fue seguido por un video de la llegada de Venezia al departamento que Melody alquiló recientemente. Se la veía emocionada, abrazando a su hija y sumando una reflexión cargada de ironía: “Acá la mala madre volviendo de trabajar. Recuerden chicas: si son mamás, trabajan y ENCIMA tienen novio, son malas, put... y todo lo peor”. Con esa publicación, la bailarina marcaba su postura ante los comentarios misóginos que recibió y el juicio público que enfrentó tras su separación.

En ese contexto, la imagen compartida esta semana por Caniggia toma una dimensión particular. No se trató de un simple reencuentro, sino de una foto que parece cerrar —al menos parcialmente— una etapa de confrontación y dar paso a una más serena, orientada a la crianza compartida de Venezia.