Antes de la entrevista en sí, corresponde la presentación con un dato inevitable -una cifra- ya que estamos hablando de Nacidos en Redes. Así que a la hora del autorretrato, él mira a cámara y dice: “Soy Leandro Saifir y me siguen 150.000 personas en todas mis plataformas”.
Así de breve lo dice. Hay que agregar, claro, que todo empezó hace unos años, cuando participó en Cuestión de peso, y de ahí, ya en estos días virales, las redes pasaron a ser su hábitat natural: @leandrosaifir. Habrá que agregar también su paso por Estamos en una, República Zeta, y que entre sus seguidores pueden verse nombres rutilantes como el de Tini y Emilia Mernes, como veremos.
Aquí los fragmentos más destacados de la entrevista:
Mai: —Hola, Lean, ¡bienvenido!
Leandro: —Hola, Mai, por fin estoy acá.
Mai: —Bueno, ya estuviste acá con nuestra compañera Tati Schapiro, re-linda nota, me encantó. Pero esta vez vamos a hablar de algo distinto.
Leandro: —Pero ese era el otro Gordi. Ahora soy lo que queda del Gordi... ¡Como la mitad queda!

Mai: —Y pese a que hoy ya no se habla de los cuerpos, vos sí seguís hablando mucho de tu cuerpo...
Leandro: —El que la gente haya hablado mucho de mí me dio pie a que yo también pudiera hablar. ¡Pensá que bajé 45 kilos!
Mai: —Mucho. Y sin bypass gástrico, ¿no?
Leandro: —No, para nada. Fui a una médica por un tratamiento que usaba una medicación que se llama Ozempic, que ahora está muy de moda, pero yo le tenía un poco de miedo. Es una medicación que regula la glucosa y eso disminuye el hambre. O sea, ya no voy a tener el hambre que tenía el Gordi en el pasado, ¿entendés? Ojo, no significa que no voy a comer más y voy a quedar totalmente raquítico. Me sigue todo un equipo... y en esto es clave la voluntad del paciente, obvio, como me recuerda siempre mi médica, Rosana, que la amo con mi vida. Yo elegí hacer la dieta keto, muy famosa, aunque los médicos la llaman cetogénica, en la que no se consume nada de carbohidratos.
Mai: —¿Al día de hoy?
Leandro: —Hoy por hoy, la verdad, la dieta la hago en un setenta por ciento digamos... Pero no consumía harinas, azúcar, alcohol, fritos, frutas...
Mai: —¿Frutas tampoco?
Leandro: —No, las frutas tienen un montón de glucosa.
Mai: —¿Y cómo fue que empezaste?
Leandro: —El click fue cuando me hice un estudio que me daba ¡que tenía 80 años! Especialmente por mi sobrepeso. Realmente mis articulaciones se me estaban destruyendo. Yo tengo hemofilia, una enfermedad de la circulación de la sangre. Eso, más el sobrepeso, sacaba lo peor de mí: ¡me dolía estar parado! Así que me hice ese estudio y dije “No, no puede ser, yo no tengo 80 años!”

Mai: —Ahí te cayó la ficha...
Leandro: —Sí, ahí dije basta. Voy a hacer el gran cambio. Ya me sé todos los gustos de las comidas. Acá se terminó lo del Gordi. Influyó también que hubo un acompañamiento psicológico y empecé a hacer grandes cambios, nuevos hábitos realmente... Hasta que empecé a bajar la ansiedad. Y también me ayudó a diferenciar mis sentimientos, algo que nunca me pasó en mi vida, ¿entendés?
Mai: —A ver, contame un poco...
Leandro: —Ponele, fue como: esto es felicidad, esto es amor, esto es enojo, esto tristeza, depresión, ansiedad. Era como que todo eso no lo sabía dimensionar en mi cabeza: todo lo convertía en comida y me lo comía. Llega la ansiedad y es ¡taca, taca, taca, comida! Para ese cambio me sirvió mucho el apoyo psicológico. Pensá que yo pasé mi vida comiendo, comiendo y comiendo.
Mai: —¿Desde muy chiquito?
Leandro: —Desde muy chico. Probé todas las dietas, fui a todos los médicos, algunos muy famosos. Igual con muchos nutricionistas. Sin embargo sentía que ese Gordi no tenía la fuerza y la voluntad que tengo hoy, ¿entendés?
Mai: —Total. Te debe pasar algo muy lindo y es que muchos seguidores tuyos se animaron a empezar este recorrido con vos, ¿no?
Leandro: —Sí, mucha gente se animó y eso te motiva a seguir adelante, también.
Mai: —¿Cuánto tiempo tardaste en bajar tantos kilos...?
Leandro: —Yo tardé siete meses.
Mai: —¿Y sentís que ahora se te cerró el apetito?
Leandro: —Sí, hoy en día como como una persona normal, o sea, esto de proteína, esto de vegetal, no tanto exceso.
Mai: —Claramente la obesidad es una enfermedad. Por eso es tan feo cuando de afuera se juzga: “¡Dale, gordo, deja de comer!“ ¿Qué le dirías a esa gente que hoy en día sufre de obesidad y en un primer momento no se da cuenta, no es consciente de que tiene esta enfermedad?
Leandro: —Sí, es como vos decís, y en cierto punto también te enoja cuando alguien te quiere ayudar. A mí me pasó que yo comía, un amigo me decía “¡Gordi, basta, pará!”. ¡Y yo me enojaba! La verdad es que hasta que asumís la enfermedad es muy difícil frenarse y decir basta. Por eso hay que buscar ayuda médica y psicológica. A las personas que tienen obesidad -que yo sigo teniendo, pero ya no es mi obesidad mórbida- les digo: busquen ayuda, solo no se puede. Así pude salir de un cuadro donde me sentía muy enfermo, que me limitaba un montón de cosas al pesar 140 kilos.
Mai: —¿Y cómo te sentís hoy cuando te ves en el espejo?
Leandro: —Al principio, cuando arranqué todo esto, la gente venía y me decía “Estás más lindo”. Y yo decía: “¿Lindo? ¿Por qué, antes era feo?“ Y después pensaba: me sirve que me lo digan... Y también me pasó que ahora, cuando me veo al espejo, no lo puedo creer. ¡Me miro y como que no me reconozco!
Mai: —¿Qué cosas empezaste a hacer ahora que bajaste de peso?
Leandro: —La otra vez pude hacer trekking, antes impensable. O, también, me subí a un caballo: antes el caballo no me movía. O viajar en avión: no me cerraba el cinturón, me tenía que pedir una extensión, ya no lo necesito.
Mai: —Y en plan más íntimo -hasta donde quieras contar, claro- ¿todavía te cuesta mirarte al espejo? ¿Sos pudoroso o al contrario, dijiste “Listo, estoy en mi mejor versión”?
Leandro: —Bueno, ahí justo tocas un tema que no sé qué me pasó, pero me aparecieron inseguridades con mi cuerpo que antes no las tenía. Quizá no me miraba (a Leandro). Hoy en día me saco la ropa, me miro el cuerpo al espejo, empiezo a ver músculos acá y allá -¡estoy entrenando un montón!- y me llama mucho la atención por qué antes no me interesaba y hoy sí, sobre todo mi salud y mi bienestar. Incluso, cuando dejé el alcohol me di cuenta de cosas que me pusieron muy triste...
Mai: —¿Ya no tomas más alcohol?
Leandro: —Estoy tomando un poco, pero ya no como antes.
Mai: —¿Tomabas mucho?
Leandro: —Muchísimo. No paraba hasta destruirme el cerebro todos los fines de semana; luego me di cuenta que lo hacía para tapar el dolor en mis pies. Al otro día me levantaba quebrado, con mucha resaca.

Mai: —Y ahora, ¿cómo hacés, por ejemplo, cuando vas a esas fiestas que te gustan tanto, tipo La Bresh?
Leandro: —Cuando me di cuenta de todo eso, dije “Voy a empezar a salir sin alcohol”.
Mai: —Por cierto, ¿por qué está tan buena La Bresh para los que nunca fuimos?
Leandro: —¡Amo La Bresh! Es un lugar que tiene mucha energía. Pero hay que ir si te gusta en serio, no para figurar, para la foto, ¿entendés? Que también hay mucho de eso, eh.
Mai: —Entre tus muchos amigos VIP está Emilia Mernes, y sé que tienen un grupo. ¿Te ha pasado que quizás están en una juntada y cae el Duki?
Leandro: —Sí, lo amo.
Mai: —¿Cómo es el Duki con Emilia?
Leandro: —Es un amor. Yo los amo. Son tan buenos... A mí me pasó que cuando conocí a Emilia, yo ya escuchaba a Duki. Es que yo escuchaba mucho trap cuando nadie escuchaba tanto trap; era más chico, año 2016, 2017.
Mai: —Te llevo al mundo Gran Hermano: ¿contame un poco cómo es convivir con ellos a diario ahora que estás en el streaming? ¿Son así, tal cual...?
Leandro: —Tal cual, son lo más los chicos. Los amo a todos.
Mai: —¿Y cómo es trabajar en Telefe? Porque me imagino que el Lean chiquitito jamás se hubiese imaginado...
Leandro: —Bueno, cuando me lo ofrecieron no lo podía creer. Decía: ¡No puedo ser! ¡No puede ser! Y nada, fue re-increíble haber conocido a los chicos de Gran Hermano.

Mai: —¿Te gustaría pasar a la tele?
Leandro: —Eso lo estuve pensando hace poco, cuando tuve la posibilidad de trabajar con ellos y aprendí un montón de cosas. También me dieron posibilidades para hacer otras cosas. Un día canté un tema y de repente terminé con Juli Fiamingo, de La Voz Argentina. O sea, como que son todas cosas que van de la mano.
Mai: —¿Te gustó?
Leandro: —Me encantó, la paso muy bien. Y no se puede creer el fanatismo que tiene la gente por ellos. Gente que se tatúa su nombre, gente que le hace regalos, que los esperan en la puerta.
Mai: —Bueno, Lean, nos quedamos sin tiempo. Te hago la última pregunta bien cortita: ¿qué necesita un creador de contenidos para sumar seguidores?
Leandro: —¿Qué necesita...? Soledad.
Mai: —¿Soledad? ¿Por...?
Leandro: —Porque yo creo que uno está lleno de sobreestímulos todo el tiempo. Cuando estás con gente, gente, gente todo el tiempo no podés pensar qué querés hacer. Cuando estás solo, en cambio, te ponés más ingenioso y podés lograr un montón de cosas. Ahí sos vos al cien por cien y surge tu transparencia; podés ser genuino.
Mai: —Gracias, muy buena respuesta.
Leandro: —Gracias. Te amo.
Fotos: Maximiliano Luna
Producción texto: César Litvak
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