Una vida entre partituras: el legado inmortal de Ángel Mahler en el teatro, la televisión y la música sinfónica

Murió este domingo a los 65 años. Su trayectoria abarca puestas en escena inolvidables, obras creativas y una manera única de contar historias a través de las notas

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El reconocido compositor falleció a
El reconocido compositor falleció a los 65 años (Instagram)

En las primeras horas de este domingo, el teatro musical argentino perdió a uno de sus nombres más emblemáticos. Ángel Mahler, compositor, director de orquesta y figura central de la escena cultural nacional, murió a los 65 años tras una dura batalla contra un melanoma metastásico que avanzó rápidamente desde su internación, ocurrida el 29 de abril, luego de una grave descompensación derivada de un derrame pleural, según la confirmación de su entorno. Con su muerte, el mundo del espectáculo quedó en silencio. Pero su obra, vasta y profundamente arraigada en la memoria popular, sigue sonando.

Mahler había nacido el 23 de mayo de 1960 en el barrio porteño de Villa Devoto. Desde muy pequeño manifestó una sensibilidad musical singular. A los siete años, una visita al Teatro Colón lo marcó para siempre: ese fue el instante fundacional que despertó en él el deseo de ser director de orquesta y compositor. Fue también el momento en que decidió tomar como nombre artístico el de Gustav Mahler, su admirado referente de la música sinfónica. Su formación incluyó estudios con Evi Swillinger, Eda María Sangrigoli y Manuel Juárez, y se nutrió de los clásicos: Verdi, Wagner, Mozart.

En los primeros años de los ‘80, su vida profesional dio sus pasos iniciales dentro del rock progresivo. En 1982 y 1983, formó parte de la banda Espíritu, con la que grabó los discos “Espíritu” y “En movimiento”. Sin embargo, el giro decisivo llegó en 1983, cuando trabajando en un comercio de pianos conoció a Pepe Cibrián Campoy. Ese encuentro marcaría el nacimiento de una de las sociedades artísticas más fructíferas del teatro musical argentino. Cibrián lo convocó para realizar los arreglos de Calígula, y así comenzó una colaboración que perduraría por más de casi cuatro décadas.

Pepe Cibrián Campoy y Ángel
Pepe Cibrián Campoy y Ángel Mahler se juntaron con Tito Lecture

El mayor hito llegaría en 1991 con el estreno de Drácula, el Musical, obra basada en la novela de Bram Stoker. Su debut en el Luna Park fue un suceso: desde entonces, fue vista por más de tres millones de personas en Argentina, y se presentó también en España, Brasil y Chile. Fue distinguida con los premios ACE, Estrella de Mar y Hugo, y marcó un antes y un después en el musical nacional. Drácula fue apenas la primera de una larga lista que incluiría títulos como El Jorobado de París, Las Mil y una Noches, Jesús de Nazareth, Lucifer, El Último Enemigo, Dorian Gray, Maximiliano Kolbe, Mireya, Wojtyla, Otelo, La Odisea, Sandokán, La Importancia de llamarse Wilde, El Fantasma de Canterville, Excalibur, La Princesita Sara, El Ratón Pérez, Salvaje, Mamá es una estrella y Robin Hood, entre muchos otros.

En 1994, su trabajo en televisión se destacó en El Ángel de Pepe, y en 2007 participó en Aquí Podemos Hacerlo, programa de talentos donde tras un casting con más de 10 mil participantes, seleccionaron el elenco para El Jorobado de París, estrenado en el Teatro Cervantes. También trabajó en El mundo de Antonio Gasalla, Hola Susana, Su comedia favorita, Peor es nada, Manuela y Las Vendedoras de Lafayette. Compuso música para cine, con bandas sonoras de Otra historia de amor, Gracias por los servicios y Los taxistas del humor.

En paralelo, desarrolló una carrera sinfónica con identidad nacional. Compuso obras como la Sinfonía N.º 1 “Del Fin del Mundo”, la Sinfonía N.º 2 “Los Glaciares”, y la Sinfonía N.º 3 “Las Cataratas”, inspiradas en paisajes de la Patagonia y el Litoral argentino. En 2014, estrenó su Obertura Las Dunas en el Winchester Theater de Las Vegas, dedicada al maestro Oscar Carrescia. Dirigió orquestas como la Filarmónica de Río Negro, las de Salta, San Martín, Olavarría, la Orquesta de la Policía Federal y la Orquesta de Cámara de Lanús.

Su Réquiem/Kadish AMIA, estrenado en el Teatro Colón, fue una de sus obras más comprometidas emocionalmente: “Este Kadish, de fuerte contenido emocional, describe la catástrofe de aquel 18 de julio de 1994. Es un mensaje de esperanza y búsqueda de justicia”, escribió en su web.

Drácula, el musical fue uno
Drácula, el musical fue uno de los hitos en la carrera de Mahler

En 2016 y 2017, ocupó el cargo de Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, desde donde promovió políticas públicas de estímulo a la creación artística. Además, fue Huésped de Honor de la Ciudad de Ushuaia, Personaje Destacado de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, y Premio Municipal por la música de Lucifer, entre múltiples reconocimientos.

En los últimos años, Mahler se mantenía en plena actividad. Estuvo trabajando en la reorquestación de Jesús de Nazareth, y componiendo un concierto para violín y orquesta y otro para piano y orquesta. Su impulso creador no se había detenido. También había vuelto a dirigir en el Festival Internacional de Música de Ushuaia, donde presentó su propia sinfonía Del Fin del Mundo, reafirmando su vínculo con el sur profundo de la Argentina.

Fue también director y orquestador de producciones internacionales como My Fair Lady, Saturday Night Fever y 42nd Street. Y en paralelo, trabajó con artistas populares como Sandra Mihanovich, Raúl Lavié, Marilina Ross y Memphis La Blusera.

El composito de 65 años
El composito de 65 años dejó su huella en la música con sus composiciones (Instagram)

El recorrido de Ángel fue múltiple, profundo y trascendente. Convirtió el teatro musical en una experiencia masiva, sin perder la complejidad ni la belleza. Cruzó lo clásico con lo popular, la ópera con la calle Corrientes, los sinfónicos con el rock nacional. Y, en el último tiempo no bajó los brazos, ya que puestas en escena como El Jorobado de París había vuelto a ser difundido por él mismo en sus últimos posteos en las redes.

Hoy la música argentina despide a un creador que convirtió las emociones en armonía, las tragedias en belleza, las historias en canciones que todavía suenan. Mahler no solo fue un compositor brillante, sino que logró dejar una melodía persistente de una generación. Y su obra, lejos de apagarse, continúa iluminando los escenarios para siempre.