Fue a Los 8 Escalones, contó que entrena inteligencia artificial y descolocó a Guido Kaczka: “No entiendo”

Un participante llamado Franco fue a competir por el premio millonario y su profesión se robó el protagonismo de la noche

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En plena emisión, el participante sorprendió a Guido Kackza al darle detalles de su trabajo (Video: Los 8 Escalones - El Trece)

En Los 8 Escalones (El Trece), cada noche es una caja de sorpresas. Entre preguntas de cultura general, luces, música y suspenso, Guido Kaczka logra lo inesperado: que los participantes, sin proponérselo, terminen revelando las historias más singulares de sus vidas. A veces emocionan, otras hacen reír, pero siempre descolocan. Como ocurrió este martes con Franco, un médico familiar de 36 años que dejó al conductor boquiabierto cuando, en su presentación, contó que entrena modelos de inteligencia artificial.

El intercambio fue inmediato, espontáneo. Apenas escuchó la profesión, Guido frunció el ceño, miró al participante y preguntó, sin filtros: “¿Y entrenás a la inteligencia artificial? ¿La tuya? ¡No entiendo!”. El estudio entero estalló en carcajadas. Franco sonrió, esperó unos segundos y explicó con paciencia lo que hace: “Le das feedback. O sea, ves las respuestas que te dan los modelos y con feedback humano las corregís”.

Guido lo miraba sin pestañear, como intentando decodificar la información. Franco, mientras tanto, agregó un dato que volvió todo aún más increíble: trabaja para una empresa de Estados Unidos y colabora con “los modelos que conocemos”. Fue en ese momento cuando el conductor, con su característico humor desarmado, tiró una frase que hizo reír a todos: “Al principio está medio nabo”, dijo, en referencia a cómo funcionan las inteligencias artificiales en sus primeras etapas. El médico coincidió y explicó el porqué: “¡Claro! Tratás de hacer que se equivoque, cosa de decirle a dónde está el error”.

El entrenador de Inteligencia Artificial
El entrenador de Inteligencia Artificial sorprendió al contar los detalles de su trabajo

Y entonces, llegó el remate: “Ah, ¿eso te conviene hacer? Porque yo a veces veo como que no... no sé si es la inteligencia artificial el problema o mi inteligencia natural, pero no funciona”. Con ese remate, cerró uno de esos momentos que resumen el espíritu del programa: espontáneo, insólito y cálido.

Días atrás, otro participante dejó una marca similar. Su nombre era Óscar, lo cual sumó un toque de comicidad desde el primer minuto. “¿A qué te dedicás?”, le preguntó el conductor, como suele hacer con todos. La respuesta, inesperada: “Jugador de póker profesional”.

La frase encendió una luz de alerta en la memoria del conductor, que no tardó en recordar: “Ya tuviste alguno acá”, dijo, rememorando a otro jugador que había participado del ciclo. “Ah, sí, alguien vino que había jugado al póker, había ganado mucho. Yo estuve mal con aquella persona porque le pregunté cuánto había ganado”. Óscar no dejó pasar la oportunidad: “Estuviste muy mal”, comentó con humor, alimentando el ida y vuelta.

En plena competencia, un hombre descolocó a Guido Kaczka luego de contarle que tiene un buen pasar económico (Video: Los 8 Escalones - El Trece)

La química fue instantánea. “¿Pero vos sabés que siempre me vuelven a dar ganas de hacer las cosas mal?”, retrucó Guido, entre risas. “Me imaginé, me imaginé”, devolvió el participante, cada vez más suelto. Entonces llegó la pregunta inevitable: “¿Vos ganaste alguna vez?”. Óscar no titubeó: “Sí, si no no soy jugador de póker, soy un loco”.

La conversación se volvió cada vez más divertida. Guido quiso ir más allá: “¿Pero es más lo que perdiste o lo que ganaste?”. Y Óscar, con la seguridad de quien ya vivió muchas mesas, respondió: “No, mucho más lo que gané que lo que perdí”. Y, como si no fuera suficiente, dejó una cifra que heló el estudio: “Un torneo muy bueno, y, arriba de 50 mil dólares. Después hace poquito gané uno de 20, pero no quiero seguir diciendo porque mañana me cae ARCA y…”.

El comentario por parte del jugador dejó anonadado al animador, quien no sabía si continuar preguntando o poner un freno. Pero no podía con su curiosidad y quiso saber algo más cotidiano: “¿La cara de póker, qué onda la cara de póker?”. El estudio estalló otra vez. El hombre, lejos de evadir la consulta, se mostró contundente: “No, yo no uso cara de póker”. Por su parte, Kaczka insistió: “O sea, ¿cuál es la cara de póker? Porque todos dicen la cara de póker…”. Y, una vez más, respondió: “No, no existe cara de póker, para mí es chamullo”.