Así fue el cumpleaños de la madre de L-Gante: cumbia, papel plateado y el gesto de Wanda Nara

Claudia Valenzuela fue el centro de una celebración vibrante en la que sonaron clásicos de la movida y se compartieron emociones

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El cumpleaños de la madre de L-Gante

El cartel lo decía todo: “Claudia”. Imponente, con letras blancas firmes sobre un fondo rosa brillante, como si anunciaran una función estelar. Era su noche, su escenario, su festejo. Claudia Valenzuela, La Mamá 420, como ya la conocen en el círculo más íntimo de L-Gante, celebraba su cumpleaños rodeada de luces, abrazos y una devoción que pocas veces se ve con tanta naturalidad en una pista de baile.

Vestida con un saco negro cubierto de brillos y cadenas —como si fuera una estrella de la movida tropical—, una blusa a tono, jeans sueltos y botas del mismo color, la cumpleañera fue la primera en posar junto al banner. Su sonrisa no era de ocasión: era esa que nace del corazón cuando uno sabe que llegó su momento. Su amigo incondicional, Luis Perdomo, capturó cada segundo con su celular. Desde los primeros clics de las fotos hasta la explosión de cumbias que inundó la fiesta.

La música fue protagonista tanto como quien cumplía un año más de vida. Sonaron clásicos del pasado, hits actuales y todo lo que hace mover los pies cuando el alma también quiere bailar. Pasado un instante de ese momento de jolgorio, apareció una lluvia de papeles plateados. El techo pareció ceder a la celebración, como si el cielo mismo quisiera formar parte. Y ahí, en medio de ese espectáculo etéreo, Claudia sopló las velas de una torta de diseño sobrio, blanca, perfecta. Una imagen digna de postal.

Claudia Valenzuela posó junto al
Claudia Valenzuela posó junto al banner preparado para la ocasión

El primer abrazo, fuerte, sincero, fue el de Wanda Nara. No había cámaras ni pose: solo emoción. Se fundieron en un instante que pareció eterno, rodeadas de aplausos, luces y cumbia. L-Gante, su hijo y referente absoluto de la Cumbia 420, no tardó en llegar. Subió a un escenario imaginario armado en medio de la pista de baile y tomó el micrófono y no dudó en regalarle a su madre lo mejor que sabe hacer: música, ritmo, fiesta.

El show arrancó con fuerza. Wanda, cómplice ya consagrada de las celebraciones familiares, se sumó al baile. Primero fue un juego de miradas y movimientos sensuales, luego la energía desbordó y estalló en pogo. Sí, pogo en plena pista, como si fuera un recital, pero con cumbia. Entre saltos, carcajadas y celulares en alto, la noche se volvió una postal inolvidable de una celebración apasionada y sin filtro.

No fue un festejo más. No podía serlo. Porque apenas una semana antes, L-Gante había cumplido 25 años. Y detrás de su sorpresa íntima, casi secreta, estaban ellas: Wanda y su madre, Claudia. La misma que ahora recibía con una elegancia sin ostentación los saludos de todos, con ese brillo en los ojos que no necesita maquillaje.

El emotivo abrazo de Claudia
El emotivo abrazo de Claudia Valenzuela y Wanda Nara al soplar las velitas

¿Y qué fue lo que más emocionó? Tal vez no la música ni los fuegos artificiales de papel. Tal vez fue esa sensación de familia elegida, de lealtades cultivadas a fuerza de confianza. De celebrar la vida entre quienes no solo están, sino que sostienen.

Claudia Valenzuela no festejó solo un año más. Festejó un nombre que ya es bandera. La Mamá 420 brilló como nunca.

L-Gante y su vínculo con Wanda Nara

Hace sólo unos días, en un encuentro íntimo con el periodista Julio Leiva, L-Gante se animó a hablar de Wanda, no con escándalo ni chicanas, sino con una serenidad que desconcertó. “No me gusta mucho que todos los días estén hablando de eso”, deslizó. El vínculo entre ellos, dice, está lejos de los clichés románticos o los fuegos artificiales mediáticos.

“No tenemos peleas. Yo quizá estoy todos los días con ella, o dos semanas. O capaz una semana no aparezco. Y ahí es cuando los medios dicen ‘L-Gante no apareció, se fue de gira’. No, nada que ver”, explicó con resignación. “Capaz me fui al campo. Apagué el celular. Estuve con mi hija. Estuve con mis amigos. Y después te aparezco como si nada”.