Mariana Sagasti y su documental sobre William Shakespeare, que indaga sobre la verdadera identidad del dramaturgo

Para “Buscando a Shakespeare”, la actriz y productora viajó a Inglaterra para investigar si detrás de las más grandes obras de la literatura británica, como Hamlet y Romeo y Julieta, hay un solo autor o son varios. Dirigido por Gustavo Garzón y Daniel Werner, se estrena hoy en el BAFICI

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Mariana Sagasti en Londres, durante
Mariana Sagasti en Londres, durante la investigación sobre la verdadera identidad de William Shakespeare (gentileza Mariana Sagasti)

“Soy una hacedora”, dice Mariana Sagasti, actriz, dramaturga, productora y alma máter, junto a Gustavo Garzón, del documental “Buscando a Shakespeare”, un autor que la apasiona desde pequeña.

Su camino con el escritor inglés comenzó a temprana edad, en su paso por el colegio Northlands en Buenos Aires. “Lo vi en el colegio, era Noche de Reyes y lo interpretaban dos hermanas mellizas”, recuerda Sagasti. “Aunque era chica y no entendía mucho, me parecía fascinante.”

Mariana no es solo una intérprete; su conexión con el autor va mucho más allá. “Durante más de 20 años, investigué y trabajé con un grupo británico que, entre otras cosas, estudia a Shakespeare”, menciona con pasión. Allí, en un seminario al que acudió en el teatro Globe, descubrió las dudas en torno a la figura del escritor británico. Su dedicación al tema no solo fue académica, sino también práctica.

Gustavo Garzón y Mariana Sagasti
Gustavo Garzón y Mariana Sagasti

Nacida en la Argentina, cuenta que “hace 25 años me fui a vivir a Punta del Este para reconstruir el teatro de mi familia en la Galería Sagasti, donde pasaron entre otros Vinicius de Moraes y Carlitos Perciavalle. Me pidieron que lo hiciera, y al final me quedé”, dice con satisfacción.

La idea de hacer un documental sobre Shakespeare surgió en un encuentro casual con el actor Gustavo Garzón, un amigo y colega. “Le hice una propuesta teatral, un unipersonal que pasaba por distintos fragmentos y tópicos de y sobre Shakespeare, entre ellos, la cuestión de la autoría de sus obras”, recuerda. En ese momento, Garzón le respondió con escepticismo: “Me dijo ‘no, yo no soy shakesperiano’, como si tuviera que tener algo extra para hacer Shakespeare”. Sin embargo, ese desinterés inicial no hizo más que avivar el interés de Mariana. “Quedamos en volver a hablar, y luego vino la pandemia”, recuerda, un periodo que, paradójicamente, facilitó el contacto por Zoom, donde Sagasti le mostró algunos de sus trabajos sobre las dudas en torno a la identidad de Shakespeare, que están expresadas, por ejemplo, en la Declaratoria de la Duda Razonable, que respaldaron más de 7.000 firmas y testimonios de personalidades como Mark Rylance, Derek Jacobi, Mark Twain, Sigmund Freud, Orson Welles, Sir John Gielgud, y Charles Chaplin. Garzón se entusiasmó a tal punto que se transformó en el director, junto a Daniel Werner y en el coprotagonista del documental, que se verá en el BAFICI.

Para redondear la investigación, mientras Sagasti viajó a Londres, Garzón buceó en Buenos Aires con los actores y directores que encarnaron los distintos personajes y adaptaciones de las obras de Shakespeare, entre otros, Pompeyo Audivert, José María Muscari, Moria Casán, Gabriel Chamé Buendía, Ricardo Bartís, Roberto Jones, Marcelo Savignone, Joaquín Furriel y Norman Brisky. Y reservó un lugar especial para recordar a Alfredo Alcón.

Sagasti y una de las
Sagasti y una de las representaciones de Shakespeare en Wilton House, perteneciente a los Condes de Pembroke y hogar de Mary Sidney Herbert

Sagasti, que atesora más de dos décadas de estudios y exploraciones, desafía las versiones oficiales de los grupos llamados “stratfordianos”, por el lugar de nacimiento del vate, Stratford upon Avon. “¿Shakespeare existió? Por supuesto que sí”, dice Sagasti con convicción. “¿Pero quién era? ¿Quién es? Esa es la pregunta.”

Para muchos, dudar de la identidad de William Shakespeare es equivalente a una herejía, es otra de las conspiraciones que pululan por el mundo. La equiparan a quienes creen que las imágenes del hombre llegando a la Luna es una farsa filmada en un estudio de Hollywood. Para ella, la figura del dramaturgo, autor entre otras obras de Hamlet, Macbeth, Romeo y Julieta y La Tempestad, vista a través de los siglos, está cargada de incógnitas que el documental busca poner sobre la mesa. En su investigación, se exploran las inconsistencias que rodean la figura de Shakespeare, como la ausencia de manuscritos originales y las múltiples firmas que se atribuyen a su nombre. “Las firmas son distintas entre sí”, apunta, y añade: “Si escribió 36 obras, por lo menos, su firma tendría que haber sido un poco mejor.” La afirmación, lejos de ser un ataque a la obra de Shakespeare –que Sagasti ama y por eso estudió–, propone una nueva mirada sobre el autor.

El documental, señala, no pretende ofrecer respuestas definitivas. “En realidad, esto es la punta del iceberg, la punta de lanza, es un trabajo introductorio”, explica Sagasti.

Para alcanzar ese objetivo, se adentró en lugares asociados al dramaturgo donde no todos pueden llegar. Allí habló, entre otros, con Chris Laoutaris, profesor del Shakespeare Institute de la Universidad de Birmingham; Natalia Torkout, presidente del Centro Ucraniano de Shakespeare; Erica Whyman, directora de la Royal Shakespeare Company y Michael Dobson, director del Shakespeare Institute de la Universidad de Birmingham. Y en eso tuvieron que ver las relaciones que Sagasti tejió en Inglaterra, cuando trabajó en el mismísimo teatro Globe donde se presentaba como actor William Shakespeare, preparando en el Education Department a gente de habla hispana.

Mariana Sagasti en Wilton House,
Mariana Sagasti en Wilton House, el hogar de los Condes de Pembroke en Salisbury. Allí se filmaron escenas de la serie The Crown

En las entrevistas con académicos y expertos, el espectador se enfrenta a la pregunta de si las obras realmente fueron escritas por un solo hombre, o si, como proponen algunos, fueron el producto de un grupo literario que trabajaba bajo el nombre de Shakespeare. Entre los nombres barajados desde hace años como las plumas detrás del insigne escritor se encuentran, entre otros, los de Christopher Marlowe, Edward de Vere (Conde de Oxford), Francis Bacon y Mary Sidney (Condesa de Pembroke).

Para Sagasti, “en la mayoría del mundo académico defienden que William Shakespeare fue un actor nacido en el pueblo de Stratford Upon Avon. Eso es exacto, no hay dudas. Salió de su pueblo como actor y luego fue accionista del teatro Globe. Hay toda una evidencia de que era un actor secundario, hay un registro en el departamento de vestuario. Y allí hay un salto, donde dicen que escribió las obras, pero no hay ningún manuscrito”.

También se plantean dudas, añade, sobre “la ausencia de estudios terciarios, o directamente de si fue al colegio, porque en esa época, lo más normal era ser analfabeto”. Y esto podría ser refrendado por la diferencia entre las firmas conocidas de William Shakespeare: “Esa es una de las evidencias con las que se discute quién fue el verdadero autor. Las supuestas firmas que se recogieron a lo largo de su vida muestran a alguien que no era muy diestro en la escritura. Entonces, si una persona escribe 36 obras de tres horas cada una, por lo menos un poco mejor debería escribir. Lo único que hay son esas firmas. Y se presume que tal vez puedan haber sido firmadas por otras personas”.

Uno de los retratos más
Uno de los retratos más conocidos de William Shakespeare

En el trabajo, se habla de las implicancias políticas y culturales que tuvieron las obras de Shakespeare, pero desde un particular ángulo, que incluye la posibilidad de que el dramaturgo fuera, en realidad, una mujer: “Este trabajo es una propuesta que invita a pensar, no es una afirmación dogmática. Por ejemplo, te puedo decir que la condesa de Pembroke, Mary Sidney Herbert, reunía a una especie de círculo literario que buscaba hacer del inglés un idioma sagrado, pero no literalmente, sino algo que quede para siempre. Una universalidad. Entonces, ¿por qué no una mujer?”.

Por supuesto, otras opciones no son desechadas en el trabajo, como la posibilidad de que fuera el Conde de Oxford: “Él era una persona que escribía, tenía su equipo de teatro, su grupo, era un tipo muy irreverente para pertenecer a la nobleza. Aunque en su caso, no dan mucho las fechas”. O Francis Bacon: “Él podía hablar de leyes, era alguien instruido en ellas. Y eso se refleja mucho en las obras de Shakespeare”.

De todos los entrevistados, Sagasti cuenta que se llevó algo que la hace inferir la posibilidad de que Shakespeare no haya sido uno solo: “A mí me interesa mucho poner sobre el tapete el tema de si no fue un grupo liderado por alguien en algún momento y por otra persona en algún otro momento. Ahora, lo más importante es que en el mundo académico, en el mundo stratfordiano, que defiende la teoría de William Shakespeare el actor, ya aceptan que era también un colaborador, en el documental está, porque los algoritmos de las computadoras han podido descifrar varias plumas, en el sentido del estilo literario de escribir. Con lo cual ese cuestionamiento existe de alguna manera. Por supuesto, los académicos stratfordianos, que son la mayoría, nos van a apuntar con el dedo y van a decir ‘ustedes están desinformando, esto no es así‘. Por supuesto, te repito, nosotros no buscamos hacer una cosa dogmática.”

Garzón y Sagasti en la
Garzón y Sagasti en la Biblioteca del Congreso de la Nación

En este sentido, y a partir de los testimonios recogidos, el trabajo desliza la posibilidad de que fueran varios escritores nucleados bajo el nombre de Shakespeare: “El nombre en sí, lo digo en potencial, podría encerrar un seudónimo. “Shake”, sacudir, y “spear”, lanza. Esto reflejaría a la diosa Palas Atenea. Sacude la lanza de la ignorancia para que suba la sabiduría”.

Lo que el documental deja en claro, es que haya habido un solo Shakespeare, o varios bajo ese nombre, habría tenido un acceso cercano a la realeza británica, incluida la mismísima Reina Isabel. “Esa también es una de las pistas. Pero dicho esto, también se podría cuestionar que se piense que una persona del pueblo, sin una educación terciaria, no podría ser un genio. Queda abierta esa posibilidad”.

Y concluye: “Nadie dice que el actor William Shakespeare de Stratford upon Avon no pudo haber estado dentro, involucrado en la creación de las obras. Lo que se cuestiona es si fue él quien las escribió a todas”.

Ser o no ser Shakespeare, esa es la cuestión que el documental de Mariana Sagasti y Gustavo Garzón intenta iluminar.

Donde ver el documental

“Buscando a Shakespeare” se podrá ver el jueves 10 de abril a las 19:30 en Cinépolis Houssay de avenida Córdoba 2135 CABA (Premiere mundial), el viernes 11 de abril a las 22:45, en Cinépolis Houssay y domingo 13 de abril a las 15:25 en Cacodelphia avenida Roque Sáenz Peña 1150.