El fenómeno Sex se reinventa: entre orgías y un cuarto oscuro, José María Muscari apuesta por un verano provocador

Contra todo pronóstico, un espectáculo que celebra el sexo, la libertad y el placer sin tapujos se convirtió en un clásico indiscutido de la cartelera porteña. Desde su estreno en 2019, Sex, la experiencia teatral ideada por José María Muscari junto con Mati Napp en coreografía y Paola Luttini en dirección artística, supo reinventarse año tras año. Y la próxima temporada no será la excepción.

Desde su oficina de creador incansable, Muscari despliega con entusiasmo los detalles de lo que será la versión más atrevida de la experiencia teatral hasta el momento. En charla exclusiva con Teleshow revela que la gran novedad de la temporada será la incorporación de un espacio exclusivo que promete sorprender incluso al público más habitual de la obra. “Este verano vamos a sumar un nuevo upgrade, que es el cuarto oscuro. A la par de la zona roja, que incorporamos el año pasado, este cuarto va a ser otro espacio privado donde van a suceder cosas muy particulares para los espectadores que compren ese plus”, explica.

El cuarto oscuro tiene una dinámica propia, con intérpretes diferentes y un componente más íntimo. Muscari lo describe con detalle: “A diferencia de la zona roja, va a tener otro elenco y otro concepto, pero siempre con la idea de un cuarto privado, donde se desarrollen escenas bastante osadas. Va a ser algo único”.

La otra gran apuesta será la escena de la orgía, una imagen que el director lleva años imaginando y que finalmente tomará forma este verano. “Es una idea que tenía en la cabeza hace mucho tiempo, y ahora estamos construyendo todo un tapete especial al frente del escenario. Detrás de esa tela se va a ver una escena grupal donde toda la compañía va a estar recreando una supuesta orgía”.

Con la precisión quirúrgica que lo caracteriza, Muscari no deja ningún detalle librado al azar: “Es como estrenar un nuevo espectáculo. Estamos trabajando hace meses con Mati Napp en la parte coreográfica y con Pao en lo escénico. Yo estoy escribiendo textos, eligiendo música y revisando cada idea. Es toda una movida, pero Sex siempre pide más. Es superación constante”.

Uno de los anuncios más resonantes fue la incorporación de Luca, el hijo de Nancy Dupláa y Matías Martin, quien dará sus primeros pasos en el universo sensual y transgresor. La convocatoria fue directa y llena de confianza, como acostumbra Muscari. “José me escribió y me dijo que le gustaba mi impronta, mi cara, la actitud, y acá estamos enfocados para el verano”, relató Luca. Pero su relación con la obra no comienza ahora: ya había asistido como espectador en distintos momentos de su vida. “Vi el show mucho antes de recibir la propuesta. Fui solo y otra vez con amigos en momentos claves de mi vida. Es un lugar donde la sexualidad es libre y estoy orgulloso de sumarme a esta aventura”, aseguró con convicción.

La incorporación de nuevos talentos a un espectáculo tan consolidado como este no es un tema menor. Muscari, con la experiencia que dan más de 300 artistas pasados por su obra, tiene reglas claras y rigurosas: “Busco que le aporten algo al show que el show no tiene. Es una oda a la diversidad, y eso implica que nadie en escena puede parecerse al otro”, revela. Para él, el equilibrio está en fluctuar entre lo hegemónico y lo no hegemónico, construyendo un mosaico visual y conceptual en el que cada intérprete suma un componente único.

Pero el desafío no termina en lo artístico. Los nuevos integrantes deben comprender el peso de sumarse a un proyecto tan demandante como Sex, con siete funciones semanales y, en ocasiones, hasta ocho o nueve, dependiendo de los fines de semana largos. Así, el rigor físico y mental es parte fundamental del desafío: “Deben entender la profesionalidad y la rigurosidad de este proyecto”.

Finalmente, recalca algo que en sus palabras parece innegociable, porque independientemente de ser personas que incluso pueden no tener experiencia en lo teatral, tienen que ser “profesionales y que entiendan la rigurosidad del proyecto profesional en el que se están sumando. Y después, y no en un lugar menor, que sean buenas personas”. Muscari destaca esta cualidad, ya que los actores pasan mucho tiempo juntos. “El elenco a veces está más tiempo juntos entre ellos que con su propia familia. Cuando un espectáculo es exitoso, ese elenco pasa a ser tu familia temporal”.

La clave del éxito de Sex radica en su capacidad de evolucionar junto a la sociedad. Para José María, el show es un espejo de la actualidad, y por eso está en constante revisión. “No pienso en cómo atraer al público, porque el espectáculo en sí es deconstruido y diverso. Todo el tiempo estamos revisando desde una acción física hasta el discurso. Porque Sex toca temas delicados como el sexo, el cuerpo y el goce, y eso nos obliga a estar alineados con lo que pasa en la sociedad”.

Esa flexibilidad y mirada atenta hicieron que la obra se mantenga siempre vigente. “Hay cosas que hoy son parte del show que hace cinco años no hubiera imaginado poner. Pero ahora son indispensables. El espectáculo va evolucionando con nuestra sociedad, y eso es lo que lo mantiene vivo”.

Cada espectador, asegura el creador, se enfrenta a un viaje introspectivo que lo transforma. “Cuando salís de Sex, ya no sos el mismo que entró”, sentencia Muscari con la contundencia de quien sabe que su obra tiene ese poder. Es justamente esa capacidad de reinvención lo que convierte a la obra en un fenómeno imbatible. Lejos de repetirse, cada función parece superar a la anterior, construyendo un ritual efervescente que logra renovar y expandir su público temporada tras temporada.

Lo que comenzó como un experimento irreverente, hoy es un éxito consagrado que, en palabras de Muscari, tiene una misión clara: “Que eso suceda, que el espectador salga transformado, es la razón de ser de nuestra troupe”. Un equipo que no solo baila y actúa, sino que habita el escenario con una entrega tan visceral como cautivante.

En una ciudad donde la oferta teatral nunca se detiene, la propuesta encontró su espacio y su público. ¿El secreto? La valentía de atreverse a más. De empujar los límites del teatro tradicional y convertirlo en un territorio de exploración donde el placer, la sensualidad y el arte se entrelazan en una experiencia que desafía, seduce y conmueve.